Antecedentes del conflicto universitario de 1933

Antecedentes del conflicto universitario de 1933*

Por Emilio García Bonilla

Entre los meses de septiembre y octubre de 1933 se vivió un periodo álgido para los universitarios del país, como el punto culminante de las discusiones que desde unos años antes se realizaban sobre el carácter que habría de tener la educación superior en nuestro país. El Congreso de Universitarios Mexicanos que se celebró del 7 al 14 de septiembre enfrentó directamente a dos posiciones ideológicas contrarias, teniendo consecuencias inmediatas en el seno de las universidades, llegando incluso a la violencia física.

La polémica entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano que comenzó en el mencionado congreso y continuó en las páginas de El Universal hasta abril de 1935 sigue siendo una de las discusiones filosóficas más notables del pasado siglo en la historia de nuestro país por la calidad de sus argumentos y la personalidad de sus exponentes, pero además por la resonancia pública que tuvo y que permeó en diferentes estratos sociales por estar en juego la orientación de la política educativa de la Revolución Mexicana.[1]

Antecedentes

Como uno de los antecedentes inmediatos al conflicto universitario de 1933 debemos mencionar el movimiento estudiantil que llevó al decreto de la ley de autonomía universitaria en 1929, como la respuesta gubernamental a la huelga de mayo de aquel año en la que participaron principalmente los estudiantes de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, de la Escuela de Medicina y de la Escuela Nacional Preparatoria.

La autonomía limitada concedida por el gobierno de Emilio Portes Gil a la Universidad Nacional fue una solución parcial a la inquietud de los estudiantes por tener una mayor injerencia en los asuntos universitarios y más aún, por tener una participación directa en la vida política del país. Con la autonomía se pretendía sustraer a la universidad de las disputas políticas, pero también se aislaba a la comunidad universitaria de las transformaciones sociales consecuencia del proceso revolucionario y le negaba su papel como potencial agente de esos cambios. Los estudiantes tendrían que dedicarse exclusivamente a las cuestiones universitarias pero el gobierno federal mantendría su derecho a intervenir en algunas cuestiones, incluso el Presidente de la República podría ejercer su derecho al veto en algunas resoluciones del Consejo Universitario y presentar una terna para el nombramiento de rector.[2]

A pesar de que la Universidad Nacional se convirtió después de la Revolución en un refugio para los viejos intelectuales porfiristas al haberse mantenido intactas sus estructuras, a principios de la década de los treinta un sector del profesorado sostenía la necesidad de que la universidad debía dejar atrás su pasado elitista y transformarse en una institución al servicio del pueblo y en particular de las clases trabajadoras, contando estas ideas con un fuerte apoyo entre las masas estudiantiles.

Vicente Lombardo ToledanoUna de las cabezas visibles de ese grupo de catedráticos era Vicente Lombardo Toledano, quien en enero de 1933 había sido designado por el Consejo Universitario como director de la Escuela Nacional Preparatoria. Además, como líder sindical, Lombardo hizo partícipes de esta discusión a las organizaciones obreras y campesinas. Cabe recordar que la primera vez que públicamente se discutió la necesidad de una orientación en la educación después de la Revolución fue en el seno del movimiento obrero, en la VI Convención de la CROM celebrada en Ciudad Juárez, Chihuahua en 1924. Ahí Lombardo Toledano presentó la ponencia titulada “El problema de la educación en México” en la que sostenía que el problema educativo mexicano era la ausencia de “un programa que defina el propósito, la orientación, la política (en el estricto sentido científico del término) de las escuelas mexicanas”.[3]

A partir de 1921 se llevaron a cabo diferentes ediciones del Congreso Nacional de Estudiantes, siendo el décimo de ellos realizado en el puerto de Veracruz, la antesala del Congreso de Universitarios Mexicanos. Además en marzo de 1931 se realizó el Congreso Internacional de Universitarios en Montevideo, Uruguay, celebrándose su segunda edición en San José, Costa Rica en 1933, donde también se realizó el Congreso Iberoamericano de Estudiantes a mediados del mismo año.

En todas esas reuniones fue tomando fuerza la idea de dotar a la educación superior de una orientación ideológica acorde a la realidad social, que le diera sentido a la formación de los futuros profesionistas, articulándolos a las transformaciones sociales. La teoría y el método filosófico en cuestión era el materialismo dialéctico derivado del marxismo.

Como secretario de educación del comité central de la CROM, Lombardo consiguió que el gobernador de Veracruz, Adalberto Tejeda, auspiciara en Xalapa el primer Congreso Pedagógico Nacional a mediados de 1932, llegando a las siguientes conclusiones:

Se deberá fortalecer en los educandos el concepto materialista del mundo, Preparar a las comunidades para que tomen participación activa en la explotación socializada de la riqueza en provecho de las clases trabajadoras. Combatir los prejuicios religiosos que sólo han servido para matar la iniciativa individual. Orientar la enseñanza de los primeros grados hacia una mejor distribución de la riqueza combatiendo por todos los medios el sistema capitalista imperante. Creación de escuelas nocturnas para obreros con finalidades de orientación y táctica en la lucha de clases.[4]

En contraparte a esa concepción de la educación, se encontraba el grupo tradicionalista que veía a la enseñanza como la simple enunciación de conocimientos para “satisfacer el ego de la erudición” y que consideraban a la escuela como un elemento que “debería permanecer alejado de la problemática social, en donde cada maestro enseñe según su criterio, nivel cultural, doctrina o interés, y por otro lado, cada alumno tome lo que considere necesario para él”, además la comunidad escolar debería permanecer al margen de cualquier identificación de clase y consagrarse exclusivamente al cultivo de las ciencias y las artes.[5] Lo anterior, ocasionaba que los estudiantes egresaran de las escuelas “sin ideales y sin preocupaciones profundas por la existencia”.[6]

16073-21792-1-PBEstos temas estaban a discusión tanto en la opinión pública como en la clase política mexicana y entre los profesores y estudiantes universitarios cuando tuvo lugar primero el Décimo Congreso Nacional de Estudiantes y unos días después el Congreso de Universitarios Mexicanos.

Décimo Congreso Nacional de Estudiantes

El Décimo Congreso Nacional de Estudiantes concluyó el 3 de septiembre, haciendo eco la prensa del voto de confianza que los estudiantes acordaron hacer llegar al rector de la Universidad Nacional, Roberto Medellín, así como de la decisión de enviar delegaciones estudiantiles al Congreso de Universitarios Mexicanos que se reuniría en la Ciudad de México[7] con el objetivo de “unificar en todo el país la enseñanza superior”.[8]

Sobre el Congreso Nacional de Estudiantes se dijo que había sido “una manifestación hacia el ideal socialista y la aplicación de ese principio en los sistemas gubernamentales”,[9] su resolución número cuatro decía:

[Considerando] que la suprema forma de liberación de las clases trabajadoras es la supresión de la sociedad dividida en clases, el congreso resuelve: Que la universidad y los centros de cultura superior del país formen hombres que contribuyan, de acuerdo a su preparación profesional y a la capacidad que implican los grados universitarios que obtengan, al advenimiento de una sociedad socialista.[10]

También se informó que en el acto de clausura Vicente Lombardo Toledano había pronunciado “una larga y brillante peroración, que le fue aplaudida por la nutrida concurrencia”[11]. En su discurso, Lombardo señaló que todo régimen social “para permanecer en el tiempo y en el espacio” ha contado con un sistema educativo basado en “un conjunto de principios que sirvan de sustento al régimen fundamental de la vida colectiva”, y si en México se estaba hablando de revolución y de cambios en la estructura del país, había la necesidad de unificar los programas de estudio con “un sistema que obligue al alumno a que tenga la convicción profunda de que el México socialista de mañana, como un rincón del mundo socialista del futuro, ha de surgir claro y vivo en la conciencia de los hombres cultos del país, como una consecuencia natural de su propia observación de los hechos”[12]

Los resolutivos del Décimo Congreso Nacional de Estudiantes generaron opiniones encontradas. Por un lado, en el diario Mundo, Antonio Salinas Puente señaló que se había desarrollado “dentro de un ambiente de camaradería bajo el honrado techo de una casa de los obreros [estibadores]” y sus conclusiones eran “un ejemplo para la juventud”, destacando el compromiso para intensificar la cultura, considerándola “como un medio, como un instrumento para conseguir un México mejor. Esto es: orientación socialista de la juventud”[13]. En contraparte, El Universal en su sección editorial quiso hacer notar que en los congresos de estudiantes, “la ilusión y el entusiasmo juveniles, por inteligentes y generosos que sean, están siempre a punto de derrumbarse al embate incontrastable de la realidad inmediata”, porque por muy trascendentales que fueran sus conclusiones, estas “nunca serán decisivas para normar los actos del grupo dirigente”, por lo que debían de limitarse a tratar aquellos problemas que se relacionaran con su vida estudiantil.[14]

En el siguiente artículo me referiré al Primer Congreso de Universitarios Mexicanos y las repercusiones que tuvo en la prensa nacional.

* Fragmento de la investigación “El conflicto universitario de 1933 en la prensa mexicana” presentada como ponencia en el VIII Coloquio La prensa como fuente para el análisis en las ciencias sociales realizado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en noviembre de 2013.

[1] El Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano coeditó la polémica completa, incluyendo la primera parte en El Universal de septiembre y octubre de 1933 y la polémica entre Antonio Caso y Francisco Zamora (diciembre de 1933 a marzo de 1934), con prólogos a cada etapa de la polémica de Juan Hernández Luna: Idealismo vs Materialismo. Polémicas filosóficas: Caso-Lombardo, Caso-Zamora y Caso-Lombardo, México, Masonería filosófica de Michoacán-CFPSVLT-Asociación Francisco J. Múgica, 2008, 298p.

[2] Renate Marsiske, “El movimiento estudiantil de 1929 y la autonomía de la Universidad Nacional de México”, en Revista de la Educación Superior, Publicación trimestral de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, Vol. XI (4), No. 44, octubre-diciembre de 1982.

[3] VLT, “El problema de la Educación en México”, en Obra Histórico-cronológica, Tomo I, Vol. 2., México, CEFPSVLT, 1994: pp. 119-143.

[4] Citado por VLT, “Prólogo” [1963], Idealismo vs Materialismo Dialéctico. Polémica Caso-Lombardo, México, Universidad Obrera de México, 2010, pp. 18-19.

[5] “La Universidad de Guadalajara conmemora los 90 años del nacimiento de Vicente Lombardo Toledano”, en Raíces Universitarias, Periódico mural de la Universidad de Guadalajara. No. 12, mayo de 1984.

[6][6] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988, pp. 29-30.

[7] El Nacional, 3 de septiembre de 1933, en Archivo Histórico de la UNAM, Colección: Memoria Universitaria, Sección: Publicaciones Periódicas, Sub-sección: Noticias Universitarias, en adelante AHUNAM.

[8] El Universal, 3 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[9] El Nacional, 4 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[10] Citado por VLT en “Prólogo” [1963], op. cit: pp. 19.20.

[11] El Nacional, 4 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[12] VLT, “Clausura del X Congreso Nacional de Estudiantes en Veracruz”, en Obra Histórico-cronológica, Tomo II, Suplemento. México, CEFPSVLT, 2001, pp.118, 127.

[13] Antonio Salinas Puente, “El Balance del X Congreso de Estudiantes” en Mundo, 6 de septiembre de 1933, en AHUNAM. Versales en el original, no cursivas.

[14] “Sección Editorial. Desorientación de los Congresos Estudiantiles”, El Universal, 5 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (segunda parte)

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (segunda parte)

Por Emilio García Bonilla

Como gobernador de Puebla, Vicente Lombardo Toledano se propuso demostrar que el Partido Laborista Mexicano y la Confederación Regional Obrera Mexicana, ambos organismos de la clase trabajadora, habían “meditado profundamente el verdadero programa de salvación y de organización social del país”, mismo que él contribuiría a realizar desde su ámbito de acción, estando sus primeras acciones de gobierno encaminadas en ese sentido: nivelación de los presupuestos del estado, corrección de los errores políticos de las leyes dictadas para perpetuar a un grupo de hombres en el poder, un programa educativo “que cambie el ambiente de incultura y de postración moral en que vive actualmente Puebla”.[1]

En todo el estado de Puebla, los boletines del gobierno informaron puntualmente de las actividades, reformas y logros de la administración de Lombardo, gracias a lo cual muchos de sus antiguos opositores le manifestaron simpBoletín del Gobierno del Edo. de Puebla 1924atía y sus partidarios se terminaron de convencer.[2] Entre las acciones a destacar del gobierno lombardista en Puebla podemos mencionar el reparto de tierras y dotación de ejidos beneficiando a trece poblaciones, entre ellas Esperanza, San Jerónimo Caleras, Chalma y Huaquechula, sumando 12 859 hectáreas repartidas en tres meses.[3]

El gobierno de Lombardo fue garante de los derechos de la clase trabajadora, estableció los primeros contratos colectivos del país, apoyó la creación de cooperativas, el crédito a trabajadores, la reorganización de la industria textil y se proyectó la creación de una universidad del obrero. En su administración los impuestos a los banqueros se incrementaron en 500% para que sirvieran de recurso para el Colegio del Estado, institución a la que modificó sus planes de estudio para modernizar la enseñanza, y por cierto, prohibió las corridas de toros, por considerarlas carentes de un valor constructivo.[4]

Gobierno de Intelectuales o Areópago Griego

Vicente Lombardo Toledano presentó una iniciativa para crear el Museo de Historia, Arqueología y Etnografía, primera institución de este tipo en el estado,[5] en ese documento argumentaba:

[…] he juzgado que uno de los deberes más altos que tiene el gobierno que en la actualidad tengo la honra de presidir, es el de crear cuanto antes un Museo […], considerado, no como un conjunto sin orden ni principio de objetos de estimación más o menos relativa, sino como un sitio que recuerde de un modo dinámico el pasado de nuestro terruño y la importancia que tuvo el espíritu privilegiado de los hombres y los pueblos, […] señalando el camino del porvenir.[6]

Luís Castillo Ledón, director del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, respaldó ese proyecto, ofreciendo enviar a Puebla las piezas arqueológicas duplicadas que no estuvieran exhibidas en los salones del Museo Nacional. Ante la solicitud de Lombardo de “vaciados en yeso de los más importantes objetos del Salón de Monolitos”, Castillo Ledón aceptó formar una colección “compuesta de veinte piezas de las más interesantes”, para lo cual se requerían 250 pesos en oro nacional.[7] Este proyecto daría lugar en 1926 al Museo Casa de Alfeñique, aunque lejos de la finalidad buscada por Lombardo.

Estando Lombardo al frente del gobierno de Puebla, Felipe Carrillo Puerto, el gobernador socialista de Yucatán fue fusilado, siendo este uno de los momentos más trágicos de la rebelión delahuertista. Al enterarse de este crimen, Lombardo Toledano declaró:

Carrillo tenía cualidades extraordinarias: su amor al pueblo, su conocimiento profundo de Yucatán, su fe sin desmayos, su energía infatigable. […] El trágico fin de Felipe Carrillo Puerto no debe desalentar, sin embargo, a ninguno de los que trabajamos por la renovación social de México. Antes bien, su ejemplo debe estar siempre delante de nosotros para animarnos y darnos energía en esta obra difícil, pero necesaria y salvadora.[8]

El gobierno del estado de Puebla organizó una velada dedicada “a la memoria del mártir revolucionCarrillo Puertoario” en la que intervinieron Pedro B. Limón, en representación de la Confederación Sindicalista del estado, Mariano Sánchez en nombre de los campesinos organizados, y el propio gobernador Lombardo.[9]

También destacó en este periodo la iniciativa de Lombardo Toledano, Alfonso Caso, Henríquez Ureña, y Loera y Chávez, para fundar la revista Puebla, la cual trataría “todos los tópicos de orden social que puedan interesar a los habitantes del Estado de Puebla”, pretendiendo además, hacer de esa publicación “un órgano de intensa difusión social ocupándose en todos los problemas nacionales y presentando las grandes corrientes dinámicas e ideológicas que inquietan al mundo.” Agustín Loera y Chávez sería el director de la publicación y entre sus colaboradores se mencionó a Antonio Caso, Diego Rivera, Genaro Estrada, Dr. Atl, Daniel Cosío Villegas, Javier Icaza, así como personajes de la vida política estatal como Lauro Camarillo, Pedro Limón, Crisóforo Ibáñez, Juan Andrew Almazán, entre muchos otros.[10] Esta publicación fue muy efímera pues su vida se limitó a un solo número: el primero y el último.

En ese único número de la revista Puebla, el gobernador Lombardo publicó un artículo titulado “Morfología de las organizaciones sociales en Puebla”, en el que luego de un análisis de las formas de opresión y dominación de las que eran víctimas los trabajadores urbanos y campesinos de Puebla, y de las ineficaces formas de organización sindical para hacerles frente, concluía declarando:

Es necesario conservar la organización comunal de los campos llevando hasta la conciencia de sus miembros la supremacía de ese sistema de vida como organismo moral y productor.

[…] Es necesario llevar a la conciencia de los obreros organizados de la gran industria la idea de que las organizaciones deben reposar de hoy en adelante en la concepción clara y perfecta de cada uno de sus miembros respecto de lo que es la organización sindicalista.

Es necesario llevar a la conciencia de los artesanos el concepto de su ruina moral y económica, así como la necesidad de que se organicen en asociaciones por comunidades de producción.[11]

Grabado de Alberto Beltrán
Grabado de Alberto Beltrán

En las anteriores líneas, ya podemos distinguir a un Lombardo preocupado por cambiar el pensamiento de los trabajadores, haciendo énfasis en una conciencia de clase que había que desarrollar, destacando la organización y la unidad del proletariado en oposición al individualismo para realizar sus objetivos, todo ello razonado sin conocer todavía a fondo el pensamiento marxista pues, según él mismo, el estudio sistemático de las obras de Marx y Engels lo comenzó en 1925.[12]

Sin embargo, como se mencionó en el artículo anterior, el estado de Puebla vivía un periodo de gran inestabilidad política, por lo que las condiciones para que esa entidad tuviera un gobierno ilustrado-progresista no estaban dadas. Las acciones de gobierno emprendidas hicieron que la reacción exigiera al gobierno federal la remoción del gobernador.

El presidente Obregón en vista de tales presiones, por medio del secretario de Gobernación, Enrique Colunga, le pidió a Lombardo que dejara la gubernatura a finales de marzo de 1924. Era evidente que se necesitaba la energía de un militar al frente del gobierno y no el talento de un intelectual, así que Lombardo se separó del cargo a finales de marzo de 1924 y el general Alberto Guerrero fue designado gobernador interino.

Ante su salida del gobierno, la Sociedad de Estudiantes de Derecho en el Colegio del Estado envío a Lombardo un emotivo mensaje de despedida en el que le expresaron:

A pesar de que usted ya está lejos de nosotros, su nombre ha quedado grabado en nuestro corazón, teniendo a honra reputarlo nuestro compañero, así mismo lo hemos anotado en el catálogo de nuestros amigos predilectos y por consiguiente quedamos incondicionalmente a sus órdenes para atenderlo en todo lo que podamos servir, pues usted es una persona que nos dispensó múltiples bondades a las que no fuimos acreedores.”[13]

Su experiencia como breve gobernador de Puebla le permitió a Lombardo conocer de cerca los problemas sociales existentes aun varios años después de haber concluido la revolución armada, comprendiendo que las pugnas políticas por llegar al poder continuaban y los sectores más numerosos seguían sin recibir beneficios. Pudo además poner en marcha algunas reformas y programas con la finalidad de impulsar el desarrollo del estado.[14] Años después, el propio Lombardo reconocería: “Mi experiencia como gobernador de Puebla fue muy interesante para mi formación política”.[15]

Vicente Lombardo Toledano regresó a la Ciudad de México y ocupó el cargo de regidor del Ayuntamiento, para el que había sido electo meses atrás.

[1] VLT, “Criterio de gobierno”, Declaración publicada en el Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo 1, núm. 8, Puebla de Zaragoza, 7 de enero de 1924, en Obra histórico-cronológica, México, CEFPSVLT, 1994: T.I, Vol. 2, pp. 5-7.

[2] Carta de Benigno Campos a VLT, Teziutlán, 14 de abril de 1924, en CEFPSVLT, Fondo Vicente Lombardo Toledano.

[3] Relación que manifiesta los pueblos que han sido dotados de ejidos, 1923-1924, en Fondo Histórico Lombardo Toledano de la Universidad Obrera de México (FHUOM), Legajo 43.

[4] Martín Tavira Uriostegui, Vicente Lombardo Toledano. Rasgos de su lucha proletaria, México, Partido Popular Socialista-El Día en libros, 1990: pp. 134-142.

[5] Pedro A. Palou, “Vicente Lombardo Toledano, Gobernador de Puebla”, en Marcela Lombardo (coord.), Vicente Lombardo Toledano y la batalla de las ideas, México, CEFPSVLT, 2005, pp. 213-214.

[6] VLT, “Iniciativa para crear el Museo de Historia, Arqueología y Etnografía de Puebla”, Circular publicada en el Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo 1, núm. 8, Puebla de Zaragoza, febrero 9 de 1924, en Obra histórico-cronológica, op. cit.: T.I, Vol. 2, p. 52.

[7] Carta de Luís Castillo Ledón a VLT, 14 de febrero de 1924, en FHUOM, Legajo 47.

[8] VLT, “El asesinato de Felipe Carrillo Puerto”, Declaraciones publicadas en el Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo 1, núm. 8, Puebla de Zaragoza, febrero 9 de 1924, en Obra histórico-cronológica, op. cit.: T.I, Vol. 2, pp. 8-9.

[9] Programa de la velada que el gobierno del estado dedica a la memora del mártir revolucionario Felipe Carrillo Puerto, 25 de enero de 1924, en FHUOM, Legajo 46.

[10] Carta de los fundadores de la revista Puebla a Guillermo Toussaint, 21 de febrero de 1924, en FHUOM, Legajo 48.

[11] “Morfología de las organizaciones sociales en Puebla”, en Puebla, revista quincenal de asuntos sociales e ideas de interés general, núm. 1, Puebla de Zaragoza, marzo 15 de 1924, en Obra histórico-cronológica, op.cit.: T.I, Vol. 2, p. 17, cursivas en el texto consultado.

[12] VLT, en James Wilkie y Edna M. de Wilkie, Vicente Lombardo Toledano. Teórico y militante marxista [Entrevistas 1964-1965], México, Partido Popular Socialista, 1989: p. 32.

[13] Carta de Roberto Ochoa a VLT, 25 de marzo de 1924, en FHUOM, Legajo 53.

[14] Leonardo Lomelí Vanegas, Breve Historia de Puebla, México, El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, 2001: pp. 340-342 y Gustavo Abel Hernández Enríquez, Historia Moderna de Puebla. Tomo II, 1920-1924. El periodo de la anarquía constitucional, México, s.e., 1988: pp. 100-101.

[15] Wilkie, op. cit.: p. 38.

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (primera parte)

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (primera parte)

Por Emilio García Bonilla*

El proceso de institucionalización que siguió a la fase armada de la Revolución Mexicana se caracterizó por las pugnas entre los distintos grupos revolucionarios por medio de pronunciamientos, rebeliones, disputas político-electorales y surgimiento de facciones, organizaciones obreras y campesinas y partidos políticos. Inició en 1917 con la promulgación de la nueva Carta Magna y llegó a una fase superior en 1929, cuando la integración del Partido Nacional Revolucionario (PNR) aseguró la continuidad en el gobierno de un grupo bien definido de dirigentes políticos que suplieron a los caudillos militares pero que no siempre se alejaron de las prácticas caciquiles de sus antecesores.

El periodo del que hablamos fue de desorden político en buena parte del país, aunque hubo estados donde el caos y la agitación fueron mayores, como Morelos, Puebla y Veracruz. En sólo ocho años (1920-1928) el estado de Puebla tuvo diecisiete gobernadores, siendo Vicente Lombardo Toledano uno de ellos, ya que estuvo al frente del gobierno estatal de diciembre de 1923 a marzo de 1924.

Vicente Lombardo Toledano con dirigentes de la CROM
Vicente Lombardo Toledano con dirigentes de la CROM

Debido a su cada vez mayor actividad en la política sindical, Lombardo Toledano se fue acercando al Partido Laborista Mexicano (PLM) al que quedó inscrito luego de que fuera electo miembro del comité central de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) en su V Convención celebrada en septiembre de 1923. Su designación como gobernador provisional de Puebla estuvo determinada por el Partido Laborista en el marco de la rebelión delahuertista desatada en aras de la sucesión presidencial de 1924 en la que Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles buscaban relevar a Álvaro Obregón.

El estado de Puebla tenía una importancia estratégica en la rebelión delahuertista puesto que su posesión implicaba el control del centro del país y de la capital. El gobernador constitucional de Puebla, Froylán C. Manjarrez, era un declarado partidario de Adolfo De la Huerta, por lo que al estallar la rebelión, el 7 de diciembre de 1923, el general Juan Andrew Almazán, comandante de operaciones militares en el estado, ordenó su aprehensión bajo el cargo de que pretendía asesinarlo y entregar el estado a los rebeldes. Dos días después, el Congreso del Estado de Puebla designó a Vicente Lombardo Toledano como Gobernador Provisional.

No podemos negar que este nombramiento tenía un claro trasfondo político, así lo confirma un memorándum con carácter confidencial sin firma, en el que el informante señala la inconveniencia de que el sustituto de Manjarrez fuera elegido entre Pastor Rouaix, Jesús Zafra, Reyes Márquez, Claudio N. Tirado y Lauro Camarillo, luego de exponer sus razones, señaló que

Aceptar como substituto al Lic. Lombardo Toledano será garantizar en absoluto los intereses de partido, al Gobierno mismo y a la sociedad toda del Estado. Este llevaría […] un grupo de intelectuales honorables y afines para cubrir los principales puestos que sembraran la confianza en suma.[1]

También se hacía una recomendación para que el jefe de operaciones militares en el estado fuera cambiado: “Militarmente es inconveniente Almazán a quien urge permutar o substituir con Ávila. […] Controlando el Estado con el Lic. Toledano y el Gral. Ávila como Jefe de Operaciones sería completo el éxito del Gobierno.”[2] La idea del autor del memorándum era que con esos movimientos se neutralizara políticamente al cacique José María Sánchez,

GDE Error: Error al recuperar el fichero. Si es necesario, desactiva la comprobación de errores (404:Not Found)
además de asegurar la defensa del estado ante la rebelión. Consideramos que este memorándum estuvo dirigido a la Comisión Permanente del Congreso del Estado, misma que estuvo “asesorada” por los diputados federales callistas Herón Jiménez, Leopoldo Galván y Celestino Gasca, por lo que es probable que el documento procediera del PLM.[3]

Unos días antes de su designación como gobernador provisional, Lombardo había sido electo regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México, cargo que debía desempeñar a partir del 1° de enero de 1924, siendo esa la primera elección en la que fue postulado por el Partido Laborista Mexicano a través de la Alianza de Partidos Revolucionarios.[4] El mismo día de su nombramiento, Lombardo recibió una carta de uno de sus partidarios en la Ciudad de México en la que le decía:

“Creo que es mucho más importante la presencia de U. en esta ciudad con su carácter de Presidente Municipal [sic] que allá con el de Gobernador; […] cualesquiera que sean los acontecimientos la importancia del puesto de aquí es indudablemente muy grande; pero si por razones que yo no sé ha tenido que aceptar el cargo, sea como U. lo quiera y como mejor convenga al país.”[5]

La Llegada

Luego de que tomara posesión del gobierno del estado, Lombardo recibió varias felicitaciones, entre ellas la de un ingeniero agrónomo que en un telegrama le expresó: “Conociendo su espíritu íntegro y revolucionario aplaudo su designación Gobernador y espero sobrepondrase enérgicamente ambiente hipócrita y retardatario esa ciudad ayudando clases laborantes.”[6]

puebla años 20
Puebla ca. 1924

En medio de la agitación política, social, e incluso armada, ya que el estado estaba rodeado por jefes militares delahuertistas en Veracruz, Guerrero y Oaxaca, Lombardo llegó a la capital poblana rodeado de su séquito de colaboradores, todos ellos intelectuales universitarios, “mis amigos y conocidos, y algunos estudiantes”,[7] entre ellos sus cuñados: Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Caso, también Agustín Loera y Chávez, Guillermo Toussaint, Salvador Azuela, entre otros.[8] Recordó Lombardo años después: “La gente de Puebla nos miró como animales raros, decía que eso no era gobierno, que eso era un areópago griego, intelectuales nada más”,[9] aunque también hubo quien los consideró “pura dádiva y honor para Puebla, aunque no piensen así quienes juzgan a los hombres sólo por circunstancias de necesidad parasitaria.”[10]

El nuevo gobernador publicó un Manifiesto con el que buscó tranquilizar a los poblanos ante la crisis política:

Acabo de encargarme de la gubernatura de mi estado natal en momentos difíciles para el estado mismo y para la República. Soy consiente de mi actitud y de mi responsabilidad, pero creo que mi conducta pasada debe tomarse como una garantía de rectitud en los manejos del gobierno y en la autoridad moral que creo también lograré imponer a todos mis actos.

[…] Ideas claras y manos limpias es lo que creo debe poseer todo gobernante, y como no tengo, tratándose de recursos y de facultades, sino manos limpias e ideas claras, repito que los vecinos todos del estado de Puebla deben considerar mi presencia […] como una garantía de concordia para todos sus intereses e ideales y como una fuerza que obrará en todos los casos conforme a los principios elementales de la justicia.[11]

El general Maycotte, jefe de operaciones en el estado de Oaxaca, luego de aparentar ser contrario a la rebelión y ganar la confianza de Lombardo y Almazán, logró que su subordinado, el general Fernando Reyes, se acercara a la capital poblana y la tomara el 15 de diciembre. Ante esto, el gobernador Lombardo tuvo que abandonar la ciudad, lo cual fue aprovechado por los diputados locales delahuertistas que nombraron a Francisco Espinoza Fleury como gobernador provisional.[12]

Una semana más tarde, Puebla fue recuperada por las tropas federales por lo que Lombardo volvió para continuar en el cargo desconociendo al poder legislativo debido a que la mayoría de los diputados se habían declarado en rebeldía.[13]

En vista de la crítica situación, a finales de diciembre, Lombardo Toledano recibió una carta de su padre en la que le recomendaba que hablara con sus superiores, incluso “con el mismo Presidente de la República”, y les dijera “que sea otro el que gobierne ese estado, que en el acto renunciarás y te separarás de él, pues si tú fuiste a él fue porque te llevaron”, y en caso de que lo trataran de convencer para permanecer en el cargo por medio de argucias, le decía enfático: “debes estimar mil veces más a tu crédito personal, a tu honorabilidad de hombre recto y exacto en tus compromisos que todos los puestos públicos por encumbrados que sean. Tus antecedentes, tu cultura y tus conocimientos no permitirán que te traten como a cualquiera.” Además le aconsejó que tratara de arreglar ese asunto “sin procurar entenderte con Morones.”[14]

A pesar de las difíciles condiciones, Lombardo decidió continuar al frente del estado, aunque el 31 de diciembre acudió a la Ciudad de México para protestar como regidor del Ayuntamiento, pidiendo, un día después, una licencia indefinida para separarse del puesto “por tener que atender asuntos urgentes.”[15]

En el siguiente artículo examinaremos los aspectos más significativos del breve paso de Vicente Lombardo Toledano en el gobierno del estado de Puebla.

* Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa. Técnico académico e investigador del CEFPSVLT sobre la vida y la actividad política y sindical de Vicente Lombardo Toledano hasta 1933.

[1] Memorándum confidencial, 1923, en Fondo Histórico Lombardo Toledano de la Universidad Obrera de México (FHUOM), Legajo 43.

[2]Ídem.

[3] Gustavo Abel Hernández Enríquez, Historia Moderna de Puebla. Tomo II, 1920-1924. El periodo de la anarquía constitucional, México, s.e., 1988: p. 88.

[4] Lombardo, dada su influencia en la Escuela Nacional Preparatoria de la que había sido Director, expresamente fue apoyado por grupos estudiantiles organizados en la Confederación de Jóvenes Revolucionarios, el Partido Rojo Estudiantil, el Partido Socialista de Trabajadores y Estudiantes, y el Partido Juventud Socialista. Documentos de adhesión del 18 y 21 de noviembre y 3 de diciembre de 1923, respectivamente, en FHUOM, Legajo 40 los dos primeros y Legajo 41 los dos últimos.

[5]Firma ilegible, carta a VLT, 9 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 41.

[6] Telegrama de M. Bandala, 12 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 41.

[7] VLT en James Wilkie y Edna M. de Wilkie, Vicente Lombardo Toledano. Teórico y militante marxista [Entrevistas 1964-1965], México, Partido Popular Socialista, 1989: p. 38.

[8] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos Biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988: p. 16

[9]VLT en Wilkie, op. cit.: p. 38.

[10] Firma ilegible, carta a VLT, 1º de abril de 1924, en FHUOM, Legajo 53.

[11] “Manifiesto del nuevo Gobernador a los habitantes del Estado de Puebla”, en Periódico El Mundo, Puebla de Zaragoza, 11 de diciembre de 1923, en en Vicente Lombardo Toledano, Obra histórico-cronológica, Tomo 1, Marcela Lombardo (coord.), México, CEFPS VLT, 1994: Vol. 2, pp. 1-2.

[12] Leonardo Lomelí Vanegas, Breve Historia de Puebla, México, El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, 2001: pp. 338-339 y Hernández Enríquez, op. cit.: p. 92.

[13] Lomelí, op. cit.: p. 340.

[14] Carta de Vicente Lombardo Carpio a VLT, 29 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 42.

[15] Telegrama de Marcos E. Raya a VLT, 29 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 41; Licencia que solicita VLT al H. Cabildo Metropolitano, 1º de enero de 1924 y Licencia concedida, 2 de enero de 1924, ambos documentos en FHUOM, Legajo 44.

X