Semblanza de Vicente Lombardo Toledano

122 aniversario de su natalicio

Por Juan Campos Vega

Vicente Lombardo ToledanoVicente Lombardo Toledano (Teziutlán, Puebla, 16 de julio de 1894), es estudiante de preparatoria cuando estalla la Revolución Mexicana; ya está en condiciones de entender las causas que generan el conflicto. Ese es el primer acontecimiento que marca su vida futura. Lombardo decía que antes de ese hecho, no sabía: “nada del gobierno, de la situación del pueblo, de lo que era México en aquella época”, y agregaba: “Yo soy, por tanto, un hombre que empieza a pensar en su patria justamente el día en que estalla la revolución”.

En 1917, antes de obtener el título de abogado, Lombardo es invitado por los directivos del Ateneo de México para que se haga cargo de la Universidad Popular Mexicana. Ahí entra en contacto con los trabajadores que asisten a escuchar conferencias o a buscar orientación para enfrentar sus problemas; sus conocimientos de derecho y sus inquietudes lo llevan a asesorarlos, lo que le permite comprender su situación y la del pueblo de México y despertar su interés por la actividad sindical. Este es el segundo acontecimiento que influye en su forma de entender los problemas del país.

En 1920, Lombardo funda el primer sindicato de maestros —la Liga de Profesores del Distrito Federal—, época en la que empieza también a ocupar cargos directivos en diversas escuelas de la Universidad Nacional de México, particularmente como director de la Escuela Nacional Preparatoria y como fundador y director de la Escuela Nacional Preparatoria Nocturna.

Membrete de la Confederación Regional Obrera Mexicana, 1925
Membrete de la Confederación Regional Obrera Mexicana, 1925

Posteriormente ingresa a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), y de 1923 a 1932 forma parte de su comité central. Poco después de renunciar a la CROM, obtiene el grado de doctor en filosofía, a la vez que organiza y dirige la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, de breve existencia (1933-1936), y forma parte del Comité Nacional de Defensa Proletaria que convoca al congreso del que surge la Confederación de Trabajadores de México, cuyo comité nacional se integra con representantes de las corrientes más importantes del sindicalismo mexicano de la época. Lombardo la dirige de febrero de 1936 a enero de 1941.

Días antes del congreso de la CTM, funda la Universidad Obrera de México —que hoy lleva su nombre— con la finalidad de: “Enseñar las ideas fundamentales que el pasado gobernaron a la sociedad humana, las ideas que en el presente chocan entre sí, las ideas que han de presidir el mundo futuro”, para transmitir a todos los trabajadores, independientemente de la organización de la que forman parte, las armas que les permitan luchar, como dice el lema de la institución: “Por un México mejor”.

Desde el inicio de su lucha sindical, Lombardo se enfrenta a la conducta antiunitaria del Partido Comunista Mexicano, que aplica, sin analizar las condiciones del país, la política sectaria de “clase contra clase” acordada por la Internacional Comunista; Lombardo considera que en un país como México, en el que diversos sectores coinciden en importantes aspectos de interés nacional y popular, no se puede actuar de esa manera, que lo importante es unir a todos aquellos que deban marchar juntos para avanzar.

17. Lombardo, la CTAL 1-32
Lombardo, la CTAL y los problemas de la clase trabajadora y los pueblos. Libro disponible en la Biblioteca del Centro Lombardo: http://www.centrolombardo.edu.mx/biblioteca/

El Séptimo Congreso de la Internacional Comunista, de 1935, acuerda impulsar los frentes populares para detener al fascismo, Lombardo, convencido antifascista y promotor de las alianzas entre sectores populares, ve en esta nueva política un elemento importante para fortalecer la lucha de los trabajadores de México, del continente y del mundo. Para ese momento ya había iniciado, con la participación de otros dirigentes de Latinoamérica y el Caribe, los preparativos para constituir, en septiembre de 1938, la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), que pronto adquiriría fuerza, presencia y prestigio a lo largo y ancho de la región.

El surgimiento del primer país socialista, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; la aparición del fascismo y del nazismo, así como los prolegómenos y el estallido de la Segunda Guerra Mundial, también tuvieron una enorme influencia en la formación ideológica y política de Lombardo.

Antes de que concluyera la Segunda Guerra Mundial, se empieza a plantear la necesidad de reorganizar el movimiento internacional de los trabajadores, en esa tarea la CTAL se encuentra en primera fila al lado de los trabajadores británicos y soviéticos, de un sector de los obreros estadounidenses, y de organizaciones gremiales de Europa, Asia, África y Oceanía que coinciden en la necesidad de reconstruir el movimiento sindical internacional.

Después de realizar una Conferencia Sindical Mundial en Londres, en febrero de 1945, los dirigentes de las más importantes corrientes del sindicalismo internacional acuerdan constituir en París, en octubre de ese mismo año, la Federación Sindical Mundial (FSM), única organización obrera en el mundo que ha logrado conjuntar a sindicalistas de países capitalistas desarrollados, coloniales y semicoloniales, de la Unión Soviética, y de las democracias populares europeas que iniciaban el camino del socialismo. En el congreso fundacional de la FSM, Lombardo es electo vicepresidente, cargo que ocupa hasta 1963.

A la par de su actividad sindical, Lombardo se destaca en diversos campos: la difusión de las ideas mediante la cátedra; la publicación de artículos y ensayos periodísticos, libros y folletos; la impartición de conferencias y la participación en debates y mítines, y sobre todo, mediante una intensa labor política a la que considera una actividad que debe estar sustentada en el conocimiento científico.

Lombardo, Diputado. Grabado de Alberto Beltrán.
Lombardo, Diputado. Grabado de Alberto Beltrán.

Lombardo fue miembro del Partido Laborista Mexicano (PLM) —creado por la CROM—; fue diputado federal de este partido en dos ocasiones, de 1925 a 1928; formó parte del Partido de la Revolución Mexicana que se constituyó como un frente de obreros, campesinos, soldados y sectores populares para defender la nacionalización petrolera de los monopolios imperialistas y de sus gobiernos, y evitar así, un posible golpe de Estado.

Posteriormente, Lombardo se da a la tarea de crear un partido nacionalista y antimperialista, que nace en junio de 1948 con el nombre de Partido Popular (PP); doce años más tarde, el PP incluye la palabra socialista en su denominación. Lombardo fue diputado del PPS de 1964 a 1967, y dirigente del PP-PPS de 1948 a 1968.

Los frutos de su multifacética labor y de la diversidad de sus conocimientos, han sido compilados en Vicente Lombardo Toledano, Obra histórica-cronológica —dividida en seis tomos e integrada por 94 volúmenes— publicada por el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales que lleva su nombre, como parte del merecido y permanente homenaje a su legado, que lo llevó en vida a reconocimientos académicos, sindicales y políticos.

Muere en la Ciudad de México, el 16 de noviembre de 1968. En diversas ciudades del país, calles, avenidas, instituciones educativas y culturales llevan su nombre, y a partir del centenario de su natalicio, su nombre está inscrito con letras de oro en los muros de honor de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y sus restos mortales fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores de la Ciudad de México.

Aprovechamos la ocasión para invitarles a la presentación online y presencial del Suplemento del Tomo VI de la Obra Histórico-Cronológica con las entrevistas realizadas a Vicente Lombardo por Edna Monzón de Wilkie y James W. Wilkie. Para asistir online sólo es necesario acceder a la página de inicio de la web: http://www.centrolombardo.edu.mx/, y para asistir al evento puede dirigirse a la siguiente dirección: Calle Vicente Lombardo Toledano núm. 51, México, D.F. 01050, Guadalupe Chimalistac, Deleg. Álvaro Obregón, tel: 5661 4679.

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Latinoamérica y la fundación de la Federación Sindical Mundial

Latinoamérica y la fundación de la Federación Sindical Mundial

Por Juan Campos Vega

1.FSM_grabadoEl 3 de octubre de 1945 se funda en París la Federación Sindical Mundial (FSM). Es la única organización obrera que logra conjuntar, hasta la fecha, a los sindicatos de la inmensa mayoría de los países del mundo, trátese de sindicatos de países desarrollados, coloniales, semicoloniales, dependientes, y de países socialistas.

Las condiciones que hicieron posible la unidad mundial de los trabajadores son diversas; sin duda, un factor fundamental para el acercamiento de las organizaciones de los trabajadores, fue la lucha común contra el fascismo en los prolegómenos y durante la segunda guerra mundial. Sin dejar de señalar algunas de estas condiciones, el presente escrito se orienta a destacar el papel de la clase obrera latinoamericana y caribeña en este importante proceso.

Antecedentes

En varios países de América Latina y el Caribe, las organizaciones sindicales compartían el interés por unificar a los sindicatos del área y del mundo entero. Los esfuerzos más significados en torno a estos propósitos son impulsados desde América del Sur y México.

Sudamérica. En mayo de 1929, en Montevideo, Uruguay, se funda la Confederación Sindical Latinoamericana (CSLA), a iniciativa de la Internacional Sindical Roja (ISR), con organizaciones sindicales dependientes o vinculadas a los partidos comunistas de la región.

Para enero de 1936, meses antes de que acordara su disolución, la CSLA convoca a una asamblea de sus agremiados en Santiago de Chile —aprovechando la realización de la Conferencia Americana del Trabajo, convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)—; en ambos eventos participan dirigentes sindicales de varios países de América, particularmente de la región sur, en los que analizan:

Los principales problemas laborales, socioeconómicos y políticos que afectaban a la clase trabajadora en el continente. El diagnóstico fue uno, la inexistencia de la unidad obrera en la región no colaboraba en frenar los abusos de los “patrones” y era imposible exigir mejores garantías sociales y laborales a los estados sin una gran estructura sindical continental. Los obreros reunidos en Santiago firmaron un pacto […] para hacer conciencia entre los trabajadores del continente sobre la necesidad de unirse.[1]

Vicente Lombardo Toledano envía un mensaje a los asistentes a la reunión convocada por la OIT, —que publica en El Universal, de México, el 1 de enero de 1936—, en el que le plantea a los representantes del proletariado latinoamericano y caribeño que:

Sólo la acción conjunta del proletariado puede salvar los destinos de América. No es preciso que los trabajadores todos piensen del mismo modo, que todos sustenten la misma doctrina política, que todos opinen igual respecto de las características de la sociedad futura; no es menester un común denominador ideológico para intentar la defensa colectiva de sus intereses: basta con un programa mínimo de acción, con un programa igual para todos, que garantice sus derechos fundamentales.[2]

3.AL_campesinosLos derechos a los que hace referencia Lombardo, y que enlista en el mensaje, están relacionados con las principales libertades públicas: de asociación profesional, de reunión y de manifestación públicas, de expresión de las ideas, de prensa, y de huelga; los derechos a la tierra para los campesinos, a salarios humanos, a seguros contra el paro y contra los riesgos profesionales, y las demandas de la disolución de las milicias privadas o semioficiales, al margen del ejército regular; así como el respeto a la acción cívica de los trabajadores, a los partidos políticos de la clase obrera y campesina, y el mantenimiento del régimen político del sufragio universal y del voto secreto.[3]

Al finalizar la Conferencia Americana del Trabajo, los delegados de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay, suscriben un manifiesto donde comprometen sus esfuerzos para “abordar de inmediato las tareas indispensables para llegar a constituir cuanto antes una vigorosa organización continental de los trabajadores También consideran indispensable […] trabajar en sus respectivos países. Para atenuar la miseria que aflige al proletariado del continente”.[4], es decir, enfrentan ambos problemas “en la misma dirección del mensaje abierto que envió el dirigente mexicano.[5]

México. La primera central nacional, la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), fue constituida el 12 de mayo de 1918 en Saltillo, Coahuila. En noviembre de ese mismo año, participa en un Congreso, en Laredo, Texas, convocado y dirigido por la Federación Americana del Trabajo (FAT), de la que surge la Confederación Obrera Panamericana (COPA). Estuvieron “representados los siguientes países: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y los Estados Unidos”.[6]

Las finalidades incluidas en el artículo II del documento “Principios, Objetivos y Reglas”, aprobado es el congreso fundacional de la COPA, establecen que la naciente organización pugnará por:

1. El establecimiento de mejores condiciones para los trabajadores que emigren de un país a otro.

2. El establecimiento de un mejor entendimiento y de mejores relaciones entre los pueblos de las repúblicas Panamericanas.

3. Utilizar todos los medios legales y honorables para la protección y adelanto de los derechos, intereses y bienestar de los pueblos de las repúblicas Panamericanas.

4. Utilizar todos los medios legales y honorables con el propósito de cultivar las más favorables y amistosas relaciones entre los movimientos obreros y entre los pueblos de las repúblicas panamericanas.[7]

Independientemente de las anteriores expresiones, en la práctica se trataba de una política tendiente a “controlar el movimiento sindical latinoamericano y su desarrollo, de acuerdo con los intereses del imperialismo norteamericano; de evitar que se incorporara al movimiento sindical revolucionario”.[8]

La CROM entra en crisis, y surge la “CROM depurada” con numerosos sindicatos que se habían escindido de ella. En el programa de la nueva organización, fundada el 10 de marzo de 1933, cuando se aborda el tema de las relaciones obreras internacionales, se plantea dos puntos alusivos:

35. La separación de la CROM de la Confederación Obrera Pan-Americana.

36. La CROM convocará a todas las agrupaciones obreras de las naciones iberoamericanas a un congreso para la organización de la Confederación Obrera Ibero-Americana, que discutirá y aprobará un programa de defensa y de acción contra el imperialismo en América.[9]

La CROM depurada, invita a otras organizaciones sindicales para constituir una nueva central, por lo que suscriben un pacto de unidad y posteriormente convocan a un congreso obrero y campesino que se reúne del 26 al 31 de octubre de 1933, del que surge la segunda central nacional del proletariado mexicano: la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM, de corta vida, porque junto con las organizaciones que integran el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) constituido el 15 de junio de 1935, constituyen la central más grande y combativa de la historia de México: la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

El congreso fundacional de la CTM, realizado del 21 al 24 de febrero de 1936, aprueba una resolución que fija las posiciones de la nueva central en torno a sus relaciones internacionales, en la que resuelve dirigir sendas excitativas:

A todas las organizaciones sindicales del continente americano, sin distinción de ideología y de táctica de lucha, para procurar el entendimiento y la unificación de todo el proletariado de América, especialmente del proletariado de los países de origen latino [10]”, [y] “a la Federación Sindical Internacional y a la Internacional Sindical Roja, haciéndoles ver la necesidad urgente que para el proletariado del mundo entero y para los destinos de la humanidad misma, tiene el hecho de un acercamiento entre las principales fuerzas sindicales existentes [11]”.

La CTM se adhiere a de la Federación Sindical Internacional (FSI) y participa en su Séptimo Congreso, que se realiza en julio de 1936, en Londres. En su primera participación, los delegados de la CTM, junto con los de España, Francia y Noruega, defienden “una posición de unidad y la afiliación de los sindicatos soviéticos”[12] a la FSI.

2AL_vs_FascismoEl 2 de septiembre de 1936, Lombardo, en su carácter de secretario general de la CTM, dirige una carta a las centrales sindicales latinoamericanas en la que después de expresar las principales preocupaciones políticas nacionales e internacionales, los aspectos sindicales y laborales que afectan por igual a todos los pueblos de América Latina y el Caribe, plantea la necesidad de “convocar sin pérdida de tiempo a un congreso obrero latinoamericano, que establezca las bases y los objetivos de una lucha continental a favor de los derechos fundamentales del proletariado y de la verdadera autonomía de las veinte naciones ligadas por el mismo destino histórico”,[13] y les propone constituir un comité organizador que convoque a dicho congreso.

El Congreso Obrero Latinoamericano que da origen a la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), se realiza en México del 5 al 8 de septiembre de 1938. La CTAL sería una organización importante para la fundación y orientación de la FSM.

[1] Patricio Bernardo Herrera González, “En favor de una patria de los trabajadores”. La Confederación de Trabajadores de América Latina y su lucha por la emancipación del continente, 1938-1953, tesis para optar por el grado de doctor en historia, Zamora, Michoacán, Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, A. C., octubre de 2013, pp. 101-102.

[2] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “Mensaje al proletariado de la América Latina”, Obra histórico-cronológica, t. III, vol. 4, México, CEFPSVLT, 1996, p. 5.

[3] Idem.

[4] Francisco Pérez Leirós, El movimiento sindical de América Latina, Buenos Aires, Imprenta “La Vanguardia”, 1941, pp. 55-56.

[5] Patricio Bernardo Herrera González, “En favor de… op. cit., p. 112.

[6] Amaro del Rosal, Los congresos obreros internacionales en el siglo XX. De 1900 a 1950, México, Grijalbo, 1963, p. 380.

[7] Francisco Pérez Leirós, El movimiento sindical de América Latina, Buenos Aires, Imprenta “La Vanguardia”, 1941, p. 40.

[8] Amaro del Rosal, Los congresos obreros… op. cit., p. 381.

[9] “Programa Mínimo de Acción de la CROM”, revista Futuro, núm.10 (extraordinario), México, D. F., Mayo de 1934, pp. 77.

[10] “Las relaciones internacionales del proletariado mexicano”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 52.

[11] Idem.

[12] Amaro del Rosal, Los congresos obreros internacionales en el siglo XX. De 1900 a 1950, México, Grijalbo, 1963, p. 300.

[13] VLT, “Carta de la CTM a las centrales sindicales de América Latina”, Obra histórico-cronológica, t. III, vol. 4, México, CEFPSVLT, p. 354.

LA CTM COMBATIVA Y SOLIDARIA (1936-1941)

LA CTM COMBATIVA Y SOLIDARIA (1936-1941)

Juan Campos Vega

La Confederación de Trabajadores de México (CTM), en sus primeros cinco años de vida, fue una organización sindical combativa y solidaria, no solamente apoya y orienta a los trabajadores ferrocarrileros, electricistas y petroleros para contribuir al éxito de sus luchas, así como a las huelgas de otros sindicatos afiliados a ella, sino que también brinda, desde el año de 1936, su apoyo al pueblo y al gobierno republicano españoles ante la rebelión falangista encabezada por Francisco Franco, apoyado por los nazis de Alemania y los fascistas de Italia, lo que genera grandes movimientos de masas en México y la ayuda decidida del gobierno del país a la República amenazada.

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En enero de 1937, el gobierno federal le otorga asilo a León Trotski, la CTM protesta de inmediato por su presencia en México; pero deja la responsabilidad de las consecuencias que pudieran traer sus actividades en el país a las autoridades, lo que no impide que combata públicamente las opiniones del emigrado ruso que:

Calumnia al gobierno de España, vitupera al pueblo chino, acusa al proletariado mexicano de encontrarse vendido al oro de Moscú, indirectamente ataca al gobierno de Cárdenas al atacar la teoría del frente popular, y coincide en todo con las ideas y con los actos que del fascismo provienen. Por eso León Trotsky resulta enemigo del pueblo de México.[1]

En noviembre de 1937, Vicente Lombardo Toledano, en su carácter de secretario general de la CTM, presenta la opinión de la confederación acerca del proyecto de Ley General de Sociedades Cooperativas y del dictamen correspondiente de la comisión legislativa de la Cámara de Diputados. Entre los aspectos esenciales de la postura de la CTM destaca la valoración del papel de las cooperativas de producción a las que califica de simples aliados “de la gran producción capitalista”,[2] que en el caso de México se encuentra en manos del capital extranjero; en sentido opuesto plantea la necesidad de impulsar las cooperativas de consumo y las agrarias: las primeras porque pueden contribuir a mitigar el problema de los bajos salarios, al contrarrestar la elevación artificial de los precios de los artículos de consumo básico, y las segundas, porque importa saber si la economía agrícola debe basarse en la hacienda, en el peonaje, la aparcería en los campesinos organizados en comunidades de producción. La CTM aboga “porque el objeto fundamental de la ley de cooperativas sea el de la producción agraria de nuestro país en manos de los campesinos”.[3] En todo caso, se trata de evitar “la ilusión cooperativista como solución dentro de la lucha de clases”.[4]

En febrero de 1938 se realiza el Primer Congreso Nacional de la CTM que había nacido con independencia del Estado, por ello, al recibir al presidente Lázaro Cárdenas, el 22 de febrero, Lombardo pronuncia estas palabras: “Somos una organización independiente del gobierno, autónoma […] Ni usted querría un proletariado sometido a la dirección del gobierno ni nosotros querríamos un jefe del gobierno que no estuviera sometido más que a la voluntad del pueblo de México”.[5]

Para Lombardo era claro que el apoyo del gobierno era positivo, pero no indispensable. Su experiencia le indicaba que la CROM, en su etapa inicial, no fue importante porque el gobierno la apoyara, sino porque tenía organizados a los trabajadores y luchaba por sus demandas; que empezó a languidecer en el momento en el que deja de luchar; que los trabajadores  también habían ganado batallas en las épocas difíciles del callismo, y del maximato —los gobiernos de Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez—, y que ahora, la CTM era importante no porque contara con la simpatía del gobierno, sino porque peleaba por los intereses nacionales y populares, así como por los de la clase obrera. Como muestra estaban la huelga y la estrategia empleadas que condujeron a la expropiación petrolera, y mismo podría decirse del reparto de tierras en La Laguna y den otras grandes victorias de la clase trabajadora.

El 30 de marzo de 1938, pocos días después de la expropiación petrolera, se celebra la asamblea constituyente del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), el cual se integra por cuatro sectores: el obrero (CTM); el campesino, Confederación Campesina Mexicana (CCM); el popular (federaciones en el Distrito Federal y en algunos estados), y el militar. El frente popular queda finalmente constituido, sin embargo, era diferente a como lo habían propuesto sus precursores.

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La resolución de agrupar a todas las fuerzas políticas del país en un frente popular mexicano, que aceptaron en principio el partido del gobierno —Partido Nacional Revolucionario— la Confederación Campesina Mexicana y el Partido Comunista Mexicano, pero que no llegó a realizarse en la forma propuesta, porque fue menester, en la semana misma de la expropiación de las empresas petroleras, unir a las fuerzas determinantes de la vida nacional —la clase obrera, la clase campesina y el ejército— en un pacto del cual surgió el Partido de la Revolución Mexicana, más que como un partido político permanente como una alianza para evitar un golpe de Estado en contra del gobierno constitucional, y la intervención de fuerzas extrañas en la vida de México.[6]

Es necesario señalar que los sectores que constituyen el PRM no eran homogéneos ni mantenían una dirección única; cada organización mantenía su independencia, conservaba la autonomía para atender y defender sus intereses particulares y realizar sus tareas; pero también, se comprometía a no interferir en la política de los otros sectores y a no hacer política fuera del partido.

Desde que nace la CTM, se propone contar con un órgano informativo que permita que los trabajadores puedan: “expresar libremente con toda valentía y franqueza sus puntos de vista, tanto respecto de sus problemas concretos, cuanto desde el punto de vista general e internacional”.[7]

Después de abordar este tema en el Primer Consejo Nacional, de junio de 1936, y después, en el Primer Congreso Nacional, de febrero de 1938, el 1 de julio de este mismo año:

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Se publica, por primera vez, el diario obrero El Popular, como órgano oficial de la CTM. Cuenta al principio con dos ediciones, una matutina y otra vespertina, ambas se venden a cinco centavos, e incluyen publicidad de empresas y sindicatos. En la edición matutina se anuncia en la primera plana, en un recuadro sin título, que colaborarán en él destacados intelectuales y dirigentes sindicales nacionales y extranjeros.[8]

El comité nacional de la CTM, fue el más interesado porque los trabajadores del Estado tuvieran los mismos derechos que los demás sectores de la clase obrera. Cuando se realiza el Congreso los Trabajadores al Servicio del Estado, en octubre de 1938, reitera sus puntos de vista al respecto: que los trabajadores del Estado gocen de los mismos derechos que para los demás trabajadores establece la Ley Federal del Trabajo; que la aprobación del Estatuto Jurídico es un triunfo, pero hay que seguir luchando hasta obtener igualdad de condiciones laborales; que su interés por organizar a los empleados públicos no ha sido motivado por una cuestión de control de esos sectores de trabajadores, sino por una política de solidaridad hacia otros sectores proletarios; que preocupado por la unidad de los trabajadores que concurran al Congreso, ha dado indicaciones a los sindicatos de empleados públicos que militan en su seno que está en libertad de concurrir al congreso de unificación y adoptar la posición que mejor les convenga; finalmente, les ofrece su respaldo solidario para el logro de sus demandas y la defensa de sus intereses.[9]

La CTM convoca a la realización de tres congreso internacionales

En septiembre de 1938, a la realización del Congreso Obrero Latinoamericano que constituye a la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), con la asistencia de delegados de 12 países del área, así como invitados de otros continentes. Las finalidades que se propone al nacer la más importante central obrera en la historia de Latinoamérica y el Caribe, son: “lucha contra el fascismo que es la expresión violenta de las fuerzas reaccionarias; lucha contra la explotación capitalista; mantenimiento de la paz y apoyo de la democracia, mediante cuya vigencia […] hace posible el desarrollo de la fuerza del proletariado”.[10]

Al mismo tiempo, se verifica el Congreso Internacional Contra la Guerra y el Fascismo —sugerido al Congreso Nacional de la CTM por el presidente Lázaro Cárdenas—, que fue el primero de su género en el mundo, tuvo como principal objetivo: “trazar un programa que pudiera ser suscrito por todos los sectores progresistas del mundo para hacer frente al peligro de la guerra”.[11]

También se efectúa el Congreso del Instituto Internacional de Relaciones Industriales que reúne a “técnicos y especialistas en asuntos económico-sociales […] para el estudio sistemático de la situación económica y social de los países de la América Latina”.[12]

En diciembre de 1939, convocada por el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana y la CTM, se realiza la Conferencia Nacional de Educación, en la que se discuten las características que debe tener la educación popular mexicana en todos sus grados. La asamblea analizó los temas siguientes: “legislación educativa, reglamentación del artículo tercero constitucional, federalización de la enseñanza, bases financieras de la educación, ley general de educación”.[13] Las conclusiones de la conferencia contribuirían a la confección de la primera Ley Orgánica del Artículo Tercero constitucional, y también, a la unificación del magisterio en un solo sindicato.

En enero de 1941, se celebra el Congreso Económico de la CTM que después de analizar los principales problemas vinculados al desarrollo económico de México aprueba un programa basado en la realización de la reforma agraria integral y la industrialización independiente de la nación mexicana, al considerar que “es deber de la clase obrera revolucionaria reforzar la intervención del Estado democrático mexicano [para] levantar la estructura económica revolucionaria, por encima de la estructura que representa el capitalismo privado”[14], sometido a un plan de nacionalización progresiva y de administración por el Estado.

Un mes más tarde se celebra el Segundo Congreso Nacional de la CTM, en el que Lombardo deja la secretaria general; cuando se despide de sus compañeros de lucha —porque a partir de ese momento dedicará todas sus energías a lucha antifascista y antimperialista de la CTAL que dirige—, les dice:

Si yo hubiera querido crear grupos de amigos míos, grupos de lombardistas, en cinco años, camaradas, yo los habría creado, y muy poderosos. No existen. Creo haber multiplicado el número de mis camaradas y el número de mis amigos; pero hay algo más importante que eso: creo haber aumentado el número de los obreros con conciencia de clase en la patria mexicana, y eso es para mí muy importante. Esa es la única obra de Lombardo Toledano; el lombardismo, si puede existir, habrá que interpretarlo de ese modo.[15]

[1] Confederación de Trabajadores de México, “El movimiento obrero mexicano y su posición frente al trotskismo”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 268.

[2] Vicente Lombardo Toledano, “El cooperativismo y los trabajadores”, revista Futuro, México, D. F., enero de 138, p. 20.

[3] Ibid., p. 19.

[4] Ibid., p. 22.

[5] Confederación de Trabajadores de México, “Contesta Lombardo Toledano”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 513.

[6] Vicente Lombardo Toledano, Teoría y práctica del movimiento sindical mexicano, México, CEFPSVLT, 2010, P. 45.

[7] “Dictamen número dos de la II comisión”, en VLT Obra histórico-cronológica, México, CEFPSVLT, 1996, t. III, vol. 4, p. 89.

[8] Juan Campos Vega, El Popular, una historia ignorada, México, CEFPSVLT, 2011, p. 10.

[9] “Libertad absoluta a los servidores del Estado”, diario El Popular, México, D. F., 26 de octubre de 1938.

[10] Confederación de Trabajadores de México, “Tres congresos internacionales”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 556.

[11] Idem.

[12] Idem.

[13] Confederación de Trabajadores de México, “La Conferencia Nacional de Educación”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 706.

[14] Confederación de Trabajadores de México, “Importantes resoluciones del Congreso Económico de la CTM”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 1074.

[15] Confederación de Trabajadores de México, “Discurso del compañero Vicente Lombardo Toledano, despidiéndose de la CTM, al dejar la dirección de la misma”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 1165.

LA EXPROPIACIÓN PETROLERA

La expropiación petrolera

Por Juan Campos Vega

La enseñanza anecdótica de la historia basada en el recordatorio de fechas y sucesos, pero que no proporciona explicación alguna de las causas que originan los acontecimientos sociales y de los efectos que estos generan, así como el interés de la oligarquía mexicana, de los empresarios al servicio del imperialismo, y de los sectores reaccionarios de la clase que detenta el poder público por ocultar o tergiversar la verdad en torno a la expropiación petrolera, impide que la mayoría de la población, particularmente los jóvenes, entiendan la magnitud de este hecho histórico y de las fuerzas y personalidades que lo hicieron posible.

Expro_la prensa

A todos se nos enseña que el 18 de marzo de 1938, el presidente de la República, Lázaro Cárdenas, mediante un decreto, expropia el petróleo. Esta frase privilegia “la interpretación individualista, del gran héroe actuando casi solo [1]”, y elude mencionar la historia de las luchas que hicieron posible la expropiación. Por ello es indispensable recordar las causas que originan el rescate de esta importante riqueza natural no renovable, en el que intervienen tres aspectos fundamentales: las luchas de los trabajadores petroleros, la estrategia y táctica de la clase obrera unificada, dirigida por Vicente Lombardo Toledano, porque “Fue el apoyo y la lucha constante de la CTM la que hizo posible la expropiación [2]”, y la conducta patriótica de funcionarios públicos que contaron con el apoyo del pueblo mexicano.

La lucha de los trabajadores petroleros

La exploración del petróleo por compañías extranjeras inicia a fines del siglo XIX. Para 1910, por las facilidades que les brinda el gobierno de Porfirio Díaz, el monopolio estadounidense Standard Oil Company y el consorcio angloholandés Royal Dutch Shell, se apropian del petróleo del país, lo explotan en forma irracional y sobreexplotan a los trabajadores mexicanos.

Los petroleros inician desde 1913 sus movimientos de resistencia y lucha, y la formación de sus agrupaciones, por lo que son perseguidos y reprimidos [3]. El triunfo de la Revolución Mexicana y la promulgación de la Constitución de 1917 abre nuevas perspectivas para sus luchas, porque en su artículo 27, establece que “Corresponde a la nación el dominio directo del petróleo y todos los carburos de hidrogeno sólidos, líquidos y gaseosos”, y en su artículo 123, incluye los derechos a la organización sindical, la huelga, al salario mínimo, la jornada máxima de ocho horas, y otros no menos importantes. Para 1918 organizan su primera huelga triunfante: obtienen un importante aumento salarial y la reducción de la jornada de trabajo.

En 1931, se aprueba la Ley Federal del Trabajo. A pesar de sus deficiencias, esta ley permite que los trabajadores demanden indemnización por despido injustificado, eviten castigos por pertenecer a organizaciones sindicales o participar en huelgas, y que se implante la jornada máxima de ocho horas. En estas nuevas condiciones, los trabajadores petroleros se organizan en diversas regiones, constituyen sindicatos de empresa, y realizan huelgas para lograr contratos de trabajo.

Fundación del STPRM en 1935
Fundación del STPRM en 1935

El conflicto petrolero comienza cuando las empresas extranjeras tratan de impedir la formación de sindicatos y usan para ello todos los medios, lícitos e ilícitos, que están a su alcance. A pesar de esta ofensiva, el 5 de agosto de 1935 surge el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) integrado por doce secciones [4]. El 29 de enero del año siguiente, el sindicato petrolero se incorpora al Comité de Defensa Proletaria, del cual surgiría, un mes después, la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

El 20 de julio de 1936, el STPRM realiza su primera convención, formula un proyecto de contrato general con todas las compañías y las emplaza a huelga para exigir su cumplimiento. Incluye, entre otras demandas, la jornada laboral de 40 horas semanales y el pago de salario íntegro en caso de enfermedad. Ante la negativa empresarial, los trabajadores deciden realizar un paro de 24 horas, el presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, interviene para que se aplace el movimiento y se adopte un acuerdo entre el sindicato petrolero y las compañías; estas últimas aceptan, pero no cumplen.

El STPRM emplaza de nuevo a las compañías petroleras, y en mayo de 1937, éstas hacen pública su negativa a aceptar el pliego de peticiones formulado por el sindicato; conceden sólo 36 de las 248 cláusulas del proyecto y ninguna de las importantes, rechazan: la semana laboral de 40 horas; el pago por jornada y no por tiempo; el pago de salario por enfermedades no profesionales; el pago de salario íntegro, todo el tiempo, por enfermedad profesional; la indemnización por reajustes, incapacidad total y muerte; jubilaciones, descansos obligatorios y vacaciones anuales; creación del fondo de ahorros y renta de casa, y salario mínimo de seis pesos diarios para los obreros no calificados, entre otras.

Como se puede constatar fácilmente, las demandas de los trabajadores petroleros tenían como único objetivo el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de sus agremiados, en ningún momento plantean la expropiación de las empresas del petróleo.

La clase obrera unificada, dirigida por Lombardo

El Congreso de Unificación Proletaria de febrero de 1936 constituye la CTM, elige un comité nacional representativo de las fuerzas que lo integran, y a Lombardo como secretario general. Además, establece en sus estatutos que el proletariado de México luchará por “conseguir previamente la liberación política y económica del país [5]”.

Banner comentario de apoyoEsa formulación que alude implícitamente a la expropiación y rescate de los recursos naturales del país que están en manos del capital extranjero, tienen claros antecedentes. Cuando se funda la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, en 1932, el tema de la expropiación del petróleo es ya una demanda importante de los sindicatos mexicanos dirigidos por Lombardo, que durante muchos años demanda el cumplimiento de lo establecido en el artículo 27 constitucional para rescatar nuestros recursos naturales.

Como líder de la CTM, Lombardo no solamente está ligado la lucha de los trabajadores petroleros, sino que es el artífice de la estrategia y táctica de su movimiento que concluye con la expropiación, como se puede constatar en el discurso que pronuncia ante el Consejo Extraordinario de la CTM, el 6 de enero de 1938.

Lombardo explica que el conflicto petrolero inicia cuando, el sindicato de petroleros, emplaza “a las empresas exigiéndoles la firma de un contrato colectivo general [6]” de trabajo en toda la industria, porque había muchas empresas y cada una tenía su propio contrato. Las empresas petroleras rechazan la demanda de los trabajadores, porque la suscripción de un solo contrato las obligaría a proporcionar prestaciones y pagar sueldos iguales, tomando como base los más altos; alegan que la respuesta positiva a la demanda de los trabajadores asciende a muchos millones de pesos, que tienen problemas financieros, que no obtienen las ganancias suficientes y que no pueden cumplir con las demandas de los trabajadores.

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Interviene el general Cárdenas para pedirle a los trabajadores que no fueran a la huelga, porque en ese momento el reparto de tierras en la región lagunera tendría repercusiones de importancia y ambos conflictos, al mismo tiempo, significarían un riesgo innecesario. Los trabajadores petroleros aceptan aplazar la huelga, pero las empresas, pasado mucho tiempo, eluden, con evasivas y subterfugios de todo tipo, la discusión del contrato propuesto por los trabajadores y, en contrapartida, continúan con su misma actitud “mala fe, amenazas encubiertas, inclusive de carácter internacional [7] ”, y estalla la huelga.

Para resolver favorablemente, para los obreros y la nación, el conflicto petrolero, Lombardo elabora un plan. Después de declarada la huelga, que dura poco tiempo, el sindicato desiste de ella, porque el objetivo consiste en averiguar hasta dónde están dispuestas las empresas extranjeras a ceder ante las demandas del sindicato petrolero.

El sindicato plantea entonces, ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, una demanda de orden económico, “para que las autoridades del trabajo investigaran la situación de las empresas […] porque jamás las empresas [petroleras] han permitido que se hurgue en sus libros y que se investigue su situación financiera [8]”. La Junta designa una Comisión Pericial para realizar un estudio que permita conocer la situación económica de las empresas y determinar si están en condiciones o no de elevar salarios y mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores. Los resultados de la investigación evidencian que “la industria petrolera mexicana, comparada por ejemplo con la de los Estados Unidos […] da rendimientos mucho muy superiores [9]”.

Apoyo obrero y popular a la expropiación petrolera
Apoyo obrero y popular a la expropiación petrolera

La Junta emite su fallo a favor del sindicato, porque el estudio demuestra que las empresas extranjeras que explotaban nuestro petróleo ya habían recuperado sus inversiones desde hace mucho tiempo y sus ganancias eran muy grandes, mucho mayores a las que obtienen en sus países de origen y suficientes para dar respuesta positiva a las demandas obreras; es decir, se demuestra que estaban en condiciones de pagar los salarios caídos, correspondientes a la huelga del mes de mayo, y destinar 26 millones de pesos anuales para aumentar las percepciones de los trabajadores y mejorar sus condiciones laborales.

Las empresas rechazan la decisión de la Junta de Conciliación, amenazan con abandonar el país, e interponen ese mismo mes un amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La conducta patriótica de funcionarios públicos

La Suprema Corte ratifica, en los primeros días de marzo de 1938, el laudo de la Junta, y entonces las empresas extranjeras expresan su decisión de no acatar la resolución de la corte, que de acuerdo con nuestra Constitución, es la última instancia en cualquier litigio y sus decisiones son inatacables.

El presidente Lázaro Cárdenas se entrevista con los representantes de las empresas petroleras, pero las pláticas no llevan a la solución del problema, por la altanería y prepotencia con la que se conducen los personeros de las empresas imperialistas.

Ante esa situación, que rebasa el marco de las relaciones obrero-patronales y que convierte el conflicto en un enfrentamiento de las transnacionales contra el poder público, Lombardo Toledano, en nombre de los trabajadores petroleros, rompe las relaciones de éstos con las empresas. El 18 de marzo, en el transcurso del día, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje emite el fallo que libera a los trabajadores de sus obligaciones con las compañías.

Marx1internacional

Ante esta situación que podía llevar a la industria a parar su producción por falta de obreros, que afectaría a las plantas generadoras de electricidad y a los ferrocarriles, y en consecuencia, a todas las fábricas del país, no queda más camino que la expropiación de los bienes de las empresas petroleras. A las 10 de la noche, el presidente Lázaro Cárdenas, que es un presidente patriota y revolucionario, dispuesto a luchar para mejorar las condiciones de vida del pueblo y a defender a México del imperialismo, toma la histórica decisión de decretar la expropiación del petróleo, que no hubiera sido posible sin la participación de un movimiento sindical que, como dijo Marx en el Manifiesto inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores, para lograr sus objetivos, necesitar estar “unido por la asociación y guiado por el saber”.

[1] Francie R. Chanssen, “La expropiación petrolera”, en Cuatro sindicatos nacionales de industria, México, Universidad Autónoma de Sinaloa / Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, 1988, p. 127.

[2] Idem.

[3] Ariel Gallegos Martínez, et al., Testimonios de la expropiación, Colección Testimonios, México, Editorial Nuestro Tiempo, p.15.

[4] Ibid., p. 19.

[5] Confederación de Trabajadores de México, “Estatutos de la Confederación de Trabajadores de México”, CTM, 1936-1941, ed. facsimilar, México, Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Socciales Vicente Lombardo Toledano, 2011, p. 67.

[6] Vicente Lombardo Toledano, “El pueblo de México y las compañías petroleras”, revista Futuro, núm. 24, México, D. F., febrero de 1938, p. 20.

[7] Ibid., p. 21.

[8] Ibid., p. 22.

[9] Idem.

La política comunista de unidad a toda costa

LA POLÍTICA COMUNISTA DE UNIDAD A TODA COSTA

Por Juan Campos Vega

Dos meses después de haberse producido la división en el Cuarto Consejo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a fines de junio de 1937, el Partido Comunista Mexicano (PCM) reconoce, en el informe al pleno de su comité central, que esa decisión constituye un error y decide que sus integrantes retornen al seno de la confederación, seguidos de los sindicatos que los habían acompañado en su aventura —excepto el Sindicato Mexicano de Electricistas—, pero el daño ya estaba hecho: las dos posiciones que tenía el PCM en el comité nacional se pierden, y solamente se reincorpora Juan Gutiérrez, del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), y con ello la correlación de fuerzas al interior del comité ejecutivo, cambia a favor de “Los Cinco Lobitos”, encabezados por Fidel Velázquez.

Informe al comité central del PCM, 26 de junio de 1937
Informe al comité central del PCM, 26 de junio de 1937

El regreso de los sindicatos que abandonaron el cuarto consejo, debido a la decisión del PCM, conocida como política de “Unidad a toda costa”, da pie a una nueva tergiversación de los hechos. Está muy difundida la falsa versión de que esa política le fue impuesta al PCM porque Vicente Lombardo Toledano le solicitó, por medio de una carta, su intervención al dirigente del Partido Comunista de Estados Unidos de América (PCUSA), Earl Browder, que también era integrante del buró político de la Internacional Comunista (IC).

Señalar que la solicitud fue hecha a Browder no es casual, ya que el dirigente del PCUSA no sólo apoya las políticas del presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, en la lucha contra los nazis, lo cual es correcto, sino que aplica la tesis del frente popular más allá de lo debido: además de impulsar medidas reformistas durante varios años, en 1944 transforma al PCUSA en Asociación Política Comunista (APC-USA). Su política, calificada de frente-populismo extremo —bautizada como “browderismo”— es la razón oficial de su expulsión del PCUSA en 1946.

Las desviaciones de Browder son utilizadas para tratar de identificar la política de Lombardo con el “browderismo”, y deducir que la política de “Unidad a toda costa” asumida por el PCM, es responsabilidad del dirigente de la CTM. Un ejemplo de este tipo de interpretaciones tendenciosas, totalmente ajenas a la realidad, que pretende ignorar que la decisión de cambiar la línea política sectaria del PCM vino de la IC y no de Browder, es la siguiente:

Browder convenció al PCM de regresar a la CTM y a la alianza con Lombardo (con quien también tuvo pláticas) […] ambos, el Partido Comunista Mexicano y Vicente Lombardo Toledano, mandaron informes de la escisión al Partido Comunista de EE. UU., se publicó la versión de Lombardo y no la de los comunistas mexicanos en el Daily Worker (periódico del PC en EE.UU.), un procedimiento muy extraño […] Browder apoyó a Lombardo, y sometió a sus lineamientos al PCM [1].

Periódico del Partido Comunista de Estados Unidos
Periódico del Partido Comunista de Estados Unidos

Valentín Campa, en sus Memorias, también contribuye a difundir esa calumnia por medio de tres acciones; en primer lugar, cuando incluye la copia de la carta que supuestamente Lombardo dirige a Browder, en el anexo “Documentos”, le suprime el nombre del destinatario; en segundo lugar, encabeza la carta con una nota que señala que fue dirigida a “secretarios generales de varios partidos comunistas [2]”; en tercer lugar, incluye en el cuerpo de su libro, su versión, que “Browder escribió a la dirección del Partido Comunista Mexicano, anexando copia de una carta que le había dirigido Lombardo [3]”.

Campa, después de señalar que los que habían abandonado el cuarto consejo —a la que autocalifica de corriente democrática— actuaban desde el local del sindicato ferrocarrilero como organismo paralelo a la dirección de la CTM, plantea que esta “corriente democrática consideraba viable restablecer la unidad de la CTM, partiendo de que era la mayoría y su influencia en el movimiento sindical del país era cada vez mayor [4]”, y que la carta, enviada días después del cuarto consejo, reflejaba el reconocimiento de la difícil situación en que se encontraban Lombardo y Velázquez.

Pero los hechos, que siempre son más tercos que cualquier mentira o tergiversación, finalmente permiten conocer la realidad. La mencionada carta, en realidad está dirigida “Al Compañero Alejandro Losovsky, secretario general de la Internacional Sindical Roja” —de la cual Lombardo envió copia a diversos dirigentes comunistas—, y en ella se detallan los antecedentes inmediatos de la fundación de la CTM, el viaje de Lombardo a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la conducta asumida por el PCM, particularmente sus principales errores y sus negativos resultados. La carta no puede reflejar algún “reconocimiento de la difícil situación”, porque fue enviada 15 días antes de la realización del cuarto consejo, y no después de que se había generado la división.

Por su parte, el informe al pleno del comité central del PCM, también es explícito en el análisis de la conducta de sus miembros, y reconoce que fue un grave error abandonar el cuarto consejo; además, explica que el buró político (BP) se había pronunciado por la permanencia de todas las delegaciones pero que fue impotente para convencerlas, que el buró es responsable en su conjunto de esa debilidad, pero que:

Debe señalarse el hecho de que la fracción comunista del consejo no funcionaba y de que los delegados comunistas no cumplieron la directiva del BP. Y más aún, que fue un delegado comunista el que precipitó el desenlace declarando en una asamblea de las delegaciones descontentas que la Convención del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros había acordado retirar su delegación. La responsabilidad recae ante todo en los miembros del buró político que estaban presentes, en primer lugar el compañero Campa. Pero yo comparto esa responsabilidad, porque el compañero Campa me consultó por teléfono y me dejé convencer de que “era imposible volver al consejo [5]”.

De esa manera, con la indebida intervención del PCM en las decisiones de la CTM, se produjo, realmente, la primera división de la confederación, y los responsables de los negativos resultados obtenidos han tratado, durante décadas, de pasarle la factura de su comportamiento pequeño burgués, plagado de infantilismo izquierdista, a Vicente Lombardo Toledano.

Por esa razón, es importante recordar las posiciones de Lombardo ante el conflicto, expresadas durante el cuarto consejo; reflejan que tiene claro cuáles son los problemas de fondo que dan origen al enfrentamiento que lleva a la división. En su intervención en esa reunión expresa: “Los compañeros del Partido Comunista no han querido entender que la CTM es un frente único del proletariado, un frente general del proletariado y no una organización homogénea, no una organización coherente en cuanto a ideología, no una organización que deba obedecer a una opinión única y a una táctica única, y a una serie de disposiciones únicas”

Y rememora que al lado de otros colegas, desde el proceso que lleva a la creación de la CTM en 1936, insiste en que se incluya y se llame a todos los sectores, sin importar sus tendencias —excepto a aquellos francamente contrarios a la lucha de clases—  para que formen parte de la central unificadora del proletariado de México.

Afortunadamente, aunque con más de cuatro décadas de retraso, algunos de los documentos que dan fe de la conducta de cada uno de los personajes aludidos, y de los responsables de aplicar la política de “Unidad a toda costa” se han hecho públicos, y ponen a cada quien en el lugar que le corresponde.

[1] Francie R. Chassen de López, Lombardo Toledano y el movimiento obrero mexicano (1917/1940), p. 240.

[2] Valentín Campa, Mi testimonio. Memorias… op. cit., p. 339.

[3] Ibid., p. 131.

[4] Idem.

[5] Hernán Laborde, La política de… op. cit., p. 42.

La primera división de la CTM (1937)

La primera división de la CTM (1937)

Por Juan Campos Vega

Los miembros del Partido Comunista Mexicano (PCM) que forman parte de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), asumen la posición sectaria de establecer que quien no está con ellos está en contra de ellos, o cuando menos, que actúa en alianza con sus adversarios.

Esos militantes del PCM, para tratar de justificar sus equivocadas visiones, lo mismo utilizan calificativos carentes de sustento y mentiras flagrantes, que injurias, difamaciones y calumnias, no sólo contra sus enemigos, sino también, contra sus posibles aliados.

El sectarismo que caracteriza a esos miembros del PCM —que a veces atribuyen su conducta a la adopción de la política intransigente de “clase contra clase” por parte de la Internacional Comunista (IC)— tiene raíces distintas y más profundas. Cuando el Séptimo Congreso de la IC abandona la política anterior por errónea, y adopta la línea de crear los “frentes populares”, esos elementos aceptan de palabra la nueva estrategia, pero sus posiciones, entre anarquistas y dogmáticas, los empujan siempre a tratar de imponer sus puntos de vista, y cuando fracasan, a acusar a quienes no los siguieron en la aventura de ser los responsables de los malos resultados.

Los dos procesos de división importantes, por sus efectos negativos, que se producen en la CTM, en 1937 y 1947, están vinculadas directamente con esa conducta sectaria y dogmática.

CUARTO CONSEJO NACIONAL DE ABRIL DE 1937

Después del conato de división, suscitado en la elección del primer comité ejecutivo de la CTM, que enfrenta a los seguidores de Fidel Velázquez —cabeza del grupo de “Los Cinco Lobitos”— con los miembros del PCM y los representantes de los sindicatos que comparten algunas posiciones con ellos, las pugnas entre ambos bandos no sólo no cesan, sino que se intensifica, y se presentan en diferentes ocasiones y por motivos diversos.

Lenin

Los enfrentamientos entre ambas corrientes, producidos por las actitudes de una y otra en la vida diaria de la confederación, conducen a la primera división de la CTM, a fines de abril de 1937, cuando tres secretarios del comité nacional y los sindicatos que comparten las posiciones de los miembros del PCM, así como las organizaciones controladas o influidas por ellos [1], asumen la actitud “izquierdista” que Lenin calificara de “enfermedad infantil”, y abandonan o no asisten a la asamblea del Cuarto Consejo Nacional.

Los miembros del comité nacional que abandonan el consejo son: Juan Gutiérrez, del sindicato ferrocarrilero; Pedro A. Morales y Miguel A. Velasco, miembros del PCM; se solidarizan con su posición las siguientes organizaciones: Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, Cámara Unitaria del Trabajo del Distrito Federal, Sindicato Mexicano de Electricistas, Comité Organizador de Trabajadores al Servicio del Estado, Confederación de Ligas Gremiales de Yucatán, Federación Sindical Independiente del Estado de Yucatán, Cámara del Trabajo del Estado de Aguascalientes, Federación de Trabajadores del Territorio de Quintana Roo, y Federación de Sindicatos Obreros del Estado de Morelos [2], que representan no más de 20% de los afiliados a la CTM.

Dos meses después, el PCM, en la reunión del pleno de su comité central, reconoce su error que conduce a la división, acepta los acuerdos del Cuarto Consejo Nacional y la autoridad del comité nacional, en un documento denominado “Unidad a toda costa”, pero a pesar de haber tomado esa decisión, los miembros del PCM “no han cesado de obstruccionar la labor de unificación [3]”, los tres secretarios que abandonan el consejo se presentan como si fueran el comité nacional de la CTM, intentan crear federaciones paralelas en los estados, calumnian a los dirigentes nacionales, en fin, insisten en su afán de lograr la división de la confederación.

CAUSAS DE LA DIVISIÓN

Un intento por tergiversar lo acontecido, lo realiza en sus Memorias Valentín Campa Salazar. Señala que una de las causas que originan la división se presenta en el Segundo Consejo Nacional de la CTM cuando los dirigentes del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SITMMSRM) “presentaron una acusación enérgica contra Fidel Velázquez porque hostilizaba en los estados a las representaciones de las secciones mineras […] maniobraba por conducto de sus representantes para que no participaran […] en los comités ejecutivos de las federaciones, inclusive en estados donde esas secciones tenían una gran base [4]”.

Los hechos demuestran la falsedad del primer señalamiento de Campa. El problema con el sindicato minero, se presenta desde la realización del Primer Consejo Nacional de la CTM, de junio de 1936. La representación minera no se hace presente a pesar de que uno de sus dirigentes fue electo para un cargo en el comité nacional de la confederación.

Ante la ausencia de los representantes mineros, el consejo nombra una comisión integrada por José Jiménez Acevedo, Valentín Campa y Juan Gutiérrez. En el transcurso de la asamblea, Gutiérrez, en nombre de la comisión, informa que no pudieron entrevistarse con Agustín Guzmán, secretario general del sindicato minero. A continuación, Miguel Ángel Velasco, da lectura a declaraciones de Guzmán de separar al sindicato minero de la CTM, en las que acusa a la confederación de tratar de dividir a los mineros y de estar realizando huelgas absurdas y mal planteadas. Vicente Lombardo Toledano refuta, en nombre del comité nacional de la CTM, ambos señalamientos, y explica “que el comité nacional jamás ha pretendido dividir al sindicato de mineros […] que la confederación hasta hoy no ha decretado ni un paro ni una huelga [5]”.

En el debate que se suscita respecto a la posibilidad de que el sindicato minero abandone la CTM, Fernando Amilpa Rivera —integrante de “Los Cinco Lobitos”— plantea:

Al constituirse el Comité Nacional de Defensa Proletaria la unificación peligró y se hizo en una forma precipitada, sin pensarse las cosas, sino sólo sobre las rodillas y que en las asambleas del propio comité privaba un espíritu de parcialidad netamente comunista; señaló como instituciones de filiación comunista a la Alianza de Uniones y Sindicatos de Artes Gráficas, al Sindicato Mexicano de Electricistas, a la Cámara Unitaria y a la Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías, que estaban siempre en contraposición con los lineamientos de las demás representaciones [6].

Remata su intervención diciendo que el problema que se ha suscitado con el sindicato minero que va desmembrando a la CTM “se debe a la CTM misma y no a la actitud del Departamento del Trabajo y menos aún del Estado [7]”.

Campa, “contesta los conceptos vertidos por el compañero Amilpa en una forma acalorada; dice que si hay alguien a quien exigirle responsabilidad por la actitud de los mineros no es a la CTM, como malévola e insinceramente pretende Amilpa, sino al poder público […] tacha a Amilpa de ser poco leal y mentiroso [8]”. Esta intervención de Campa contradice totalmente lo planteado en su Memorias.

La segunda causa de la división, que alude Campa, se relaciona con la actividad político-electoral. Señala que en el Tercer Consejo Nacional cetemista: “Lombardo, de acuerdo con Amilpa y Fidel Velázquez, propuso que la CTM rectificara la orientación del congreso constituyente y aprobara participar en política electoral, adhiriéndose a la reorganización del PNR con el nombre de Partido Revolucionario Mexicano […] [9]”.

El segundo aspecto señalado por Campa, tampoco corresponde a la realidad. El acuerdo relativo al tema político-electoral se adopta en el Segundo Consejo Nacional —no en el tercero—, y según las actas correspondientes se discute con amplitud y serenidad, los acuerdos no rebasan el marco de las sugerencias, y no se hace alusión a partido alguno, como se confirma con el contenido del punto primero que expresa: “El consejo nacional de la CTM, recomienda a los trabajadores que lo integran, su participación en la lucha político-electoral para defender el programa de la CTM y para oponerse a la reacción y al imperialismo [10]”.

Partido de la Revolución Mexicana
Partido de la Revolución Mexicana

Por lo que respecta a la incorporación de la CTM al Partido de la Revolución Mexicana (PRM), que también incluye Campa en su argumentación, el hecho se produce hasta marzo de 1938—un año después de que Campa y compañía abandonen el Cuarto Consejo Nacional— por lo que no puede ser causa de la división que se había producido con antelación. Además, la opinión del PCM respecto del PRM, expresada por su secretario general, contradice a Campa. Hernán Laborde, en un escrito publicado en El Machete, periódico oficial del PCM, después de calificar de revolucionaria y patriótica la política del presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, expresa:

El nuevo partido deberá ser un verdadero frente único de organizaciones y grupos dentro del cual sea posible la unificación más o menos rápida de cada uno de estos sectores: todas las organizaciones obreras en una sola central; todos los campesinos en una sola organización nacional campesina; un movimiento unificado de intelectuales; el movimiento unificado de las mujeres, el de los jóvenes, etc. La unificación de las masas en los cuatro sectores —obrero, campesino, militar y popular— que van a constituir el partido, deberá realizarse no sólo desde el punto de vista orgánico, sino también, en cierto grado desde el punto de vista ideológico y programático [11].

Lo que realmente sucede en el Segundo Consejo Nacional de la CTM, efectuado en octubre de 1936, es la controversia entre la mayoría de los integrantes de la CTM, entre ellos el grupo de “Los Cinco Lobitos”, y los miembros del PCM con relación a la constitución del Frente Popular Mexicano (FPM).

En el congreso constituyente de la CTM, se integra el comité organizador del Frente Popular Mexicano. Las labores desarrolladas por este comité generan algunas discrepancias al interior de la CTM por lo que el comité ejecutivo, en su informe, plantea al consejo nacional que determine la forma de participación de la confederación en el FPM.

La discrepancia principal gira en torno a las funciones del comité organizador. La mayoría del comité nacional cetemista plantea que el comité organizador del FPM debe dedicarse única y exclusivamente a organizar y preparar el congreso que ha de constituir el Frente Popular Mexicano; los miembros del comité nacional de la CTM, miembros del PCM, quieren que el comité también se encargue de organizar las luchas inmediatas de las organizaciones populares.

Al valorar lo equivocado de esa conducta de sus miembros, el informe al comité central del PCM, de junio de 1937, parte de que la posición asumida por ellos era la justa, pero también que era necesario trabajar con quienes sustentaban otras opiniones; se preguntan si no deberían haber cedido y concentrado la actividad del comité organizador en la preparación del congreso, lo que no impedía atender las luchas inmediatas, y se responden:

En vez de esto, nos enredamos en una discusión interminable sobre las funciones del comité organizador. Después, cuando el comité nacional de la CTM pretendía que el comité organizador se disolviera, nos empeñamos en sostenerlo contra viento y marea, cuando hubiera sido más útil disolverlo y dejar el campo libre al comité nacional de la CTM, orillándolo a cumplir el acuerdo del Segundo Consejo Nacional sobre la constitución del FPM. Los resultados de nuestra actitud intransigente están a la vista: el comité organizador sólo ha servido para ahondar nuestras diferencias con la mayoría del comité nacional de la CTM [12].

De esta manera, la política sectaria del PCM conduce a la primera división de la CTM, cuyas consecuencias son las siguientes: a) los tres secretarios que abandonan el consejo pierden los cargos para los que fueron electos, y el consejo nombra a elementos reformistas para sustituirlos, con lo que cambia la correlación de fuerzas al interior del comité nacional, b) poco tiempo después, se reintegran sindicatos que habían abandonado la CTM generando la división, con lo que se restablece la unidad rota transitoriamente; al mismo tiempo, algunos sindicatos la abandonan definitivamente.

[1] Confederación de Trabajadores de México, “Informe del Comité Nacional de la Confederación de Trabajadores de México al Quinto Consejo Nacional de la misma institución”, CTM 1936-1941, pp. 400-401.

[2] Ídem.

[3] Ibid., p. 381.

[4] Valentín Campa, Mi testimonio. Memorias de un comunista mexicano, p. 125.

[5] Véase Confederación de Trabajadores de México, “Primer Consejo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México”, actas de las sesiones, tercera sesión, CTM 1936-1941, p. 189.

[6] Ibid., p. 191.

[7] Ibid., p. 192.

[8] Idem.

[9] Valentín Campa, Mi testimonio. Memorias… op. cit., p. 125.

[10] Confederación de Trabajadores de México, “Circular de información de la ctm a sus organizaciones filiales”, CTM 1936-1941, p. 232.

[11] Hernán Laborde “3. El criterio del Partido Comunista Mexicano”, revista Política, México, D. F., 15 de noviembre de 1963, p. XXIII.

[12] Hernán Laborde, La política de unidad a toda costa, pp. 50-51.

Exitosas huelgas de electricistas y obreros agrícolas en 1936

Exitosas huelgas de electricistas y obreros agrícolas en 1936

Juan Campos Vega

Durante el año de 1936, el sindicato de trabajadores electricistas que forma parte de la CTM y los obreros agrícolas de La Laguna que también son integrantes de la confederación van a la huelga con la finalidad de mejorar sus condiciones de trabajo, sus salarios y prestaciones.

HUELGA DEL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS

La huelga contra la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz (Mexican Light and Power Company), realizada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), se debió a la negativa de la empresa extranjera de mejorar las condiciones económicas y sociales de los trabajadores.

El contrato colectivo de 1934, vencía el 30 de abril de 1936; después de dos prórrogas, de un mes cada una, y habiendo escuchado el 11 de junio la única propuesta empresarial, que inicia con una explicación que pretende dar “la imagen de una empresa agobiada por su falta de recursos para solventar las demandas de sus trabajadores”, para posteriormente realizar propuestas que no satisfacen al movimiento huelguístico.

Después de valorar la propuesta empresarial y reiterar la necesidad de llegar a un arreglo entre las partes “la asamblea autorizó que Breña Alvírez y Pavón Flores se entrevistaran con el presidente Cárdenas para informarle la situación y la inminencia de la huelga. En todos sus términos [el Presidente] apoyó lo realizado por el SME y solicitaba el mayor esfuerzo para evitar la huelga [1]”.

SME1

Las demandas centrales del pliego de peticiones entregado por el sindicato a las compañías de electricidad, el 24 de junio, incluía dos aspectos esenciales:

1o. Ordenar, reglamentar y hacer más claras y precisas las disposiciones del Contrato Colectivo de 1934, que la experiencia de dos años había mostrado que daban origen a dificultades provenientes de una interpretación diversa, con el fin de eliminar dichas dificultades y hacer más fácil y expedita la aplicación del Contrato.

2o. Eliminar estipulaciones que establecían injustas diferencias entre los trabajadores, las cuales el sindicato se vio obligado a aceptar en 1934 y elevar ciertos derechos, prerrogativas y beneficios económicos nuestros, para ponerlos más en consonancia con los avances hechos últimamente en materia de contratación colectiva, o para que sirviera de precedente a otros trabajadores [2].

A los aspectos anteriores se sumaban otras demandas de menor jerarquía que en conjunto representaban las demandas más sentidas por los trabajadores electricistas.

El 15 de julio, el sindicato envía un telegrama al presidente Cárdenas, para comunicarle el estallido de la huelga por la intransigencia de las empresas; ese mismo día se intentó llegar a un acuerdo entre empresas y sindicato, en la que estuvo presente el secretario particular del Presidente, pero también fue infructuosa, por lo que el 16 de julio estalló la huelga.

Para llevar al éxito el movimiento huelguístico, que dura diez días, y que afecta los intereses de la clase obrera y de toda la población de la capital del país y de regiones industriales importantes de entidades cercanas al Distrito Federal, la CTM presta su apoyo solidario, material y moral a la huelga, y realiza “una amplia y sistemática labor de divulgación de los antecedentes, las finalidades y el alcance del acto realizado por los trabajadores de la industria eléctrica [3]”, que contribuye a lograr el apoyo de las masas trabajadoras y de algunos sectores de la burguesía nacional, cuyos intereses se oponen a esa empresa perteneciente a un poderoso monopolio extranjero.

Trabajadores del SME resguardando la subestación Taxqueña
Trabajadores del SME resguardando la subestación Taxqueña

El objetivo de la labor propagandística realizada por la confederación, consiste en contrarrestar la información dolosa y malintencionada de la prensa mercantil, que intenta desvirtuar las acciones del sindicato y de sus agremiados ante la población del país. En este marco, es necesario resaltar la importancia del acto celebrado en el teatro Rex, convocado por el comité nacional de la CTM, y en el que Lombardo, en su carácter de secretario general de la confederación, explica las características del conflicto y contesta a las preguntas que le fueron formuladas por la concurrencia: sobre todo extranjeros residentes en la Ciudad de México, la mayor parte de ellos estadounidenses.

A diferencia de lo sucedido con la huelga ferrocarrilera que es declarada inexistente, las autoridades reconocen la legitimidad de la huelga de los electricistas, y después, el éxito del movimiento es completo, en el boletín de prensa del 25 de julio de 1936, que el SME redacta para la ocasión, establece que “Salvo unos cuantos puntos del contrato colectivo de trabajo que quedaron pendientes, los cuales deberán ser resueltos por acuerdo directo entre las partes en un plazo que vencerá el día último del corriente mes, el sindicato obtuvo la aceptación íntegra de su pliego petitorio [4]”.

En la redacción del boletín se evidencia el distanciamiento del SME respecto de la dirección de la CTM, ya que no se dirige a la confederación en su conjunto ni menciona a su comité ejecutivo nacional, sino solamente anuncia “a las organizaciones de trabajadores miembros de la CTM, a aquellas fuera de la CTM, que le prestaron su apoyo y solidaridad [5]” el éxito obtenido, mientras que a otras organizaciones sí las menciona como colectividades, y al referirse al Presidente de la República le otorga todo el mérito para la solución del conflicto.

Al mencionar la intervención del general Lázaro Cárdenas, el SME explica que al apoyar la solicitud el sindicato de intervenir para suprimir intermediarios y realizar arreglos directos con la empresa, permitió solucionar rápido el conflicto y lograr la victoria, por lo que, “El Sindicato Mexicano de Electricistas reitera una vez más la confianza que ha puesto en el señor Presidente, cuyo apego a la ley ha puesto una vez más de manifiesto, que los trabajadores tienen en él un amigo sincero y leal que hace respetar sus derechos constitucionales [6]”.

HUELGA DE OBREROS AGRÍCOLAS DE LA LAGUNA

En junio de 1935, Lombardo publica un artículo en el que analiza las características de La Laguna —la región agrícola más homogénea y más rica del país—, reproduce estadísticas socioeconómicas recientes de su actividad, y explica cómo se encuentra la división territorial de los municipios y estados en donde se encuentra ubicada la comarca lagunera, lo que la sujeta a la autoridad de ocho ayuntamientos pertenecientes a dos estados, por lo que “el tratamiento fiscal, económico, social y político, es diverso en cada municipio de la región [7]”; para concluir su análisis, propone una serie de medidas tendientes a ampliar la superficie de los cultivos, aumentar los salarios, y elevar las condiciones de vida de los que habitan en la región; entre las propuestas destacan: dividir las haciendas, prohibir la participación de las sociedades por acciones y de las empresas de extranjeros en la explotación de la tierra, dotar de ejidos a las comunidades agrarias, y establecer un solo contrato colectivo que regule las relaciones entre los dueños de los ranchos y los obreros agrícolas, así como un conjunto de medidas técnicas [8].

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Ante la propuesta de la CTM de establecer un “contrato colectivo único, que implicaba aumento de salarios y servicios sociales que nunca tomaron en cuenta los patrones [9]”.

La respuesta de la mayoría de los dueños de las haciendas —mayoritariamente extranjeros y antiguos jefes militares— fue de cerrada oposición a que se aplicara la legislación agraria, y a que se firmara un contrato colectivo de trabajo para nivelar los salarios y las prestaciones de los trabajadores. Inclusive amenazan con abandonar las haciendas y dejan de cumplir con lo establecido en los contratos colectivos existentes.

Lo anterior provoca una serie de huelgas para exigir el cumplimiento de lo establecido en los contratos vigentes, y el 16 de agosto de 1936, los obreros agrícolas de La Laguna se lanzan a la huelga general debido a la violación sistemática de sus contratos de trabajo, el despido arbitrario de trabajadores y los bajos salarios que devengan.

Por decisión expresa de los trabajadores de La Laguna —debido a un acuerdo con el Presidente de la República que garantiza los intereses de los campesinos—, la huelga se levanta para que se aplique, a partir del 15 de septiembre, la Ley Agraria. Estas medidas crean las condiciones para que se pongan en práctica las propuestas del Plan de la CTM, que establece por primera vez el sistema colectivo de trabajo agrícola, y que consiste en los aspectos siguientes: “a) Dirección agrícola centralizada en la región lagunera; b) Administración ejidal centralizada; c) Producción colectiva; d) Servicios colectivos de toda índole; e) Autonomía política de la región [10]”.

El Plan de la CTM para los ejidos de la comarca lagunera, serviría después para organizar el trabajo colectivo en los ejidos de otras regiones del país.

El año de 1936 fue exitoso para los trabajadores, se gana el movimiento huelguístico de los electricistas, que es de gran trascendencia para las luchas obreras, y otro en el campo, que se sienta precedentes importante en materia agraria, no sólo respecto a la tenencia de la tierra, sino también a los métodos de trabajo, al sistema de producción, al reparto de los ingresos y, en general, a la organización productiva, de prestación de servicios públicos, y de participación de los campesinos en los asuntos públicos de la región lagunera.

[1] Víctor M. Sánchez Sánchez, “Síntesis histórica del Sindicato Mexicano de Electricistas”, revista Lux año LVII, núm. 338, México, D. F., diciembre de 1984, p. 58.

[2] Idem.

[3] Confederación de Trabajadores de México, “Huelga de los trabajadores electricistas”, CTM 1936-1941, p. 105.

[4] Véase, “Boletín para la prensa del sindicato de electricistas”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, pp. 115-116, y en Víctor M. Sánchez Sánchez, “Síntesis histórica del Sindicato Mexicano de Electricistas”, revista Lux año LVII, núm. 338, México, D. F., diciembre de 1984, p. 60.

[5] Idem.

[6] Idem.

[7] VLT, “La comarca de La Laguna en cifras”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, p. 121.

[8] Ibid., p. 123.

[9] Confederación de Trabajadores de México, “El reparto de la región de La Laguna”, en CTM 36-41, p. 118.

[10] Véanse Confederación de Trabajadores de México, “Plan de la CTM”, pp.145-149, y “Segundo Consejo Nacional de la CTM. Informe del Comité Nacional”, p. 212, en CTM 1936-1941.

La huelga de ferrocarrileros y la nacionalización de la empresa

La huelga de ferrocarrileros y la nacionalización de la empresa

Por Juan Campos Vega

Poco se han estudiado, mucho menos valorado, las consecuencias que para el movimiento sindical mexicano, así como para la defensa de sus agremiados y de los intereses nacionales y populares, tuvieron las acciones y luchas realizadas por la Confederación de Trabajadores de México (CTM), en los primeros años de existencia de esa central sindical.

Huelgas como las de los sindicatos de ferrocarrileros, electricistas y petroleros, por citar solamente las tres más importantes, y la de los trabajadores agrícolas de las haciendas de La Laguna, marcaron en forma trascendente al movimiento sindical y campesino de México. De ellas se derivan importantes consecuencias jurídicas y prácticas que por haberse abandonado, han llevado al movimiento social y sindical del país a la situación deplorable en la que todavía se encuentra.

Huelga de ferrocarrileros

La huelga es el arma de lucha más importante para que los sindicatos consigan los objetivos que se proponen; en 1936, primer año de existencia de la CTM, las huelgas continuaron incrementándose, alcanzaron la cifra de 659.

Las huelgas pueden realizarse por motivos económicos y laborales, o sea, por demandas inmediatas; pero también pueden tener finalidades más importantes que no siempre se hacen evidentes cuando se inicia el movimiento reivindicatorio de los trabajadores.

Las principales huelgas realizadas por la CTM, en sus dos primeros años de existencia, tienen la peculiaridad de tener esa doble finalidad: conseguir que se eleven las condiciones laborales y de vida de sus afiliados, a la vez que se acompañan de movimientos novedosos en la vida sindical del país que les ayuda a obtener victorias que rebasan lo estrictamente económico, para conseguir resultados de carácter político que benefician al pueblo y a la nación.

A finales de abril de 1936, en la etapa preparatoria de la huelga de trabajadores ferrocarrileros, interviene Lombardo en un mitin para argumentar, en su carácter de secretario general de la CTM, acerca de seis temas: qué es el salario; cuáles sistemas de salario existen; cuál es el sistema de salario de la empresa ferrocarrilera; que implica el sistema de salario de la empresa desde el punto de vista económico, social y jurídico; cómo se puede solucionar el conflicto, y qué valor real tiene el pago del séptimo día, que la empresa no quiere asumir. Finaliza su intervención comprometiéndose ante los trabajadores ferrocarrileros, en nombre del comité nacional, afirmando que si “la empresa se niega a aceptar nuestros puntos de vista, ustedes ya han resuelto la conducta; nosotros, como soldados y como representantes, no tenemos más que cumplir [1]”.

STFRM_1933_b

El 18 de mayo, estalla la huelga, y la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje la declara inexistente. Dos días después, el comité nacional de la CTM protesta ante ese atropello y denuncia, con base en el informe que le rinde el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, que la junta de conciliación redactó y mandó imprimir el laudo antes de que estallara la huelga, y no citó a las partes para escuchar sus puntos de vista y valorar las pruebas que éstas pudieran presentar.

Debido a esa violación flagrante de la ley, en su protesta, el comité nacional de la CTM, establece que con la misma sinceridad con la que “ha aplaudido y prestado su apoyo a todos los actos del poder público que tiendan a beneficiar al proletariado y a libertar a la nación de los enemigos de su autonomía, censura hoy el primer grave atropello que el gobierno comete en contra de los derechos sociales de la clase trabajadora [2]”.

El primer consejo nacional de la CTM, efectuado en los primeros días de junio, escucha el informe de Juan Gutiérrez, secretario de trabajo y conflictos  de la confederación, y secretario general del sindicato de ferrocarrileros, relativo a la huelga llevada a cabo contra la empresa Ferrocarriles Nacionales de México; expone ante el consejo nacional el origen y las causas del movimiento, las condiciones de los trabajadores por el pago del séptimo día —la empresa sólo paga veintiséis de los treinta días de trabajo—; agradece en nombre del sindicato la ayuda que la confederación le presta, y demanda que cualquier decisión que se tome contra el injusto laudo que ignora las demandas de los trabajadores [3], no solamente se realice pensando en los trabajadores ferrocarrileros, sino en todo el movimiento obrero de México [4].

La decisión del consejo nacional se sintetiza en cuatro acuerdos, que incluyen realizar el día 18 de junio un paro nacional de una hora —media hora durante la mañana y media hora por la tarde— de todos los sindicatos adheridos a la CTM, para protestar contra el laudo de la junta de conciliación y exigir respeto al derecho de huelga establecido en la Constitución; invitar a todos los trabajadores del país, sin distinción alguna, a que secunden el paro, porque no sólo es un atropello contra el sindicato ferrocarrilero, sino una amenaza contra el proletariado en su conjunto, y contrario a los intereses de todos los sectores del pueblo de México, porque cada vez que los trabajadores enfrentan a empresas donde hay presencia de capital extranjero, se quebrantan o niegan los derechos de los trabajadores, lo que convierte estas prácticas nocivas en un peligro para la nación, por la intervención del exterior en asuntos exclusivos de la administración pública del país. La huelga se realiza con éxito y es “la primera huelga de ‘brazos caídos’ que registra la historia de las luchas sociales de México [5]”.

Nacionalización de los ferrocarriles

En el Segundo Consejo Nacional de la CTM, de octubre de 1936, Lombardo somete a la consideración de la asamblea una ponencia sobre la iniciativa presidencial que propone la creación de una ley de expropiación que se debate en esos días en el Congreso, así como la necesidad de la que la confederación exprese sus puntos de vista a los diputados. El consejo aprueba ambos puntos por unanimidad, y el día 21 suspende sus sesiones para dar cumplimiento al acuerdo. Un mes después, el 25 de noviembre, se aprueba la ley [6].

El 23 de junio de 1937, el presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, expide un decreto que expropia los ferrocarriles; en dicho documento se expresan, en los primeros tres considerandos, los planteamientos siguientes:

General Lázaro Cárdenas
General Lázaro Cárdenas

a) La estabilidad política interna y la defensa exterior en gran parte dependen de la eficacia de las líneas férreas; b) La negociación denominada Ferrocarriles Nacionales de México, S. A., que controla las líneas más importantes de la red ferroviaria, está organizada como una empresa de tipo capitalista, es decir, con propósitos predominantemente lucrativos… viene operando en forma que no corresponde a su naturaleza, y sí se han venido creando y arraigando vicios y deficiencias en el manejo del sistema, que son ya endémicos y que han retrasado el ritmo del progreso técnico de las líneas, con perjuicio para la economía del país y para cada uno de los usuarios del servicio; c) No debe descuidarse por más tiempo asunto tan trascendental para la vida y el desarrollo del país y que es preciso adoptar medidas para su pronta solución, a efecto de… procurar que a la brevedad posible se integre el sistema ferroviario de la República, mediante la construcción de las vías que con mayor urgencia reclama el anhelo nacional de progreso [7].

Acerca del decreto de nacionalización de los ferrocarriles, el comité nacional de la CTM expresa su satisfacción por tal determinación:

Consideramos la nacionalización de los ferrocarriles como un paso más del fortalecimiento de su política revolucionaria en beneficio del pueblo mexicano, constituyendo además una positiva actitud antimperialista. Teniendo confianza en que se intensificará esa actitud en el futuro reivindicando para la nación mexicana las fuentes de producción económica que le pertenecen y que son indispensables para el logro de su independencia económica. Expresamos a usted, asimismo, nuestra petición en el sentido de que se respeten las conquistas adquiridas y los derechos de los trabajadores ferrocarrileros [8]”.

El sindicato ferrocarrilero declara que la determinación tomada por el Poder Ejecutivo de la nación: “Merece la aprobación de todos los sectores revolucionarios del país, y… es el momento propicio para realizar el programa revolucionario de su gobierno, que, de acuerdo con el Plan Sexenal tiende a socializar todas las actividades de producción económica como el único medio de ir logrando la transformación del sistema capitalista imperante [9]”.

El presidente Cárdenas precisa que los trabajadores se encargarán de la administración de la empresa expropiada, pero que “No se trata de entregar la propiedad de las líneas a los trabajadores, sino que éstas serán del patrimonio nacional concedidas en administración a sus servidores [10]”.

[1] “Discurso pronunciado por el C. Lic. Vicente Lombardo Toledano en el mitin ferrocarrilero que tuvo lugar en el local de Ponciano Arriaga 20, la noche del 22 de abril de 1936”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, pp. 93-100.

[2] Confederación de Trabajadores de México, “La huelga de los ferrocarrileros fue sofocada. Protesta de la CTM”, en CTM 1936-1941, pp. 101-102.

[3] Véase: “Puntos fundamentales del pliego de peticiones del sindicato de trabajadores ferrocarrileros de la R. M., presentado a la empresa de los Ferrocarriles Nacionales de México”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, p. 101. El pliego petitorio de 16 puntos, incluye, además del pago del séptimo día, aumentos salariales, seguridad en el empleo, y otra prestaciones similares.

[4] Véanse: Confederación de Trabajadores de México, “Huelga de los trabajadores Ferrocarrileros” p. 90, y “Primer Consejo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México” pp. 179-194, en CTM 1936-1941.

[5] Confederación de Trabajadores de México, “El Primer Consejo Nacional de la CTM frente al conflicto”, en CTM 1936-1941, pp. 91-92.

[6] Confederación de Trabajadores de México, “Circular de información de la CTM a sus organizaciones filiales”, en CTM 1936-1941, p. 228.

[7] “Acuerdo que expropia, por causa de utilidad pública, los bienes pertenecientes a la empresa Ferrocarriles Nacionales de México, s. a.”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, p. 274.

[8] Confederación de Trabajadores de México, “Declaraciones de la CTM, referentes a la nacionalización de los ff. cc.”,en CTM 1936-1941, p. 276.

[9] “Declaraciones del stfrmsobre la nacionalización de los ferrocarriles”, ibid.

[10] Ibid., p. 277.

Controvertida elección del primer comité nacional de la CTM

Controvertida elección del primer comité nacional de la CTM

Por Juan Campos Vega

Cuando se realiza la elección para integrar el primer comité ejecutivo nacional de la CTM, a pesar de que en él están representadas las principales corrientes que actúan en el movimiento sindical mexicano de ese momento, se hace evidente que las diferencias ideológicas, políticas, de estrategia y táctica, y de carácter organizativo no han desaparecido del todo.

Como consta en el Diario de los Debates del Congreso, en la cuarta y última sesión, presidida por Rodolfo Piña Soria, se procede a elegir al comité nacional. Previamente, la presidencia reitera que como se ha dicho antes “ni las organizaciones ni los camaradas en particular tienen interés personal” en este aspecto; sin embargo, afloran los intereses de grupo.

Grabado de Alberto Beltrán
Grabado de Alberto Beltrán

La votación se realiza por cada una de las secretarías y no por planilla. Para la elección de secretario general, se presentan dos candidaturas: la de Alfredo Navarrete, de la extinta Cámara Nacional del Trabajo (CNT), y la de Vicente Lombardo de la extinta Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM). Resulta electo Vicente Lombardo. Para la secretaría de trabajo y conflictos se postulan Juan Gutiérrez, del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), y Agustín Guzmán, del Sindicato Industrial de Mineros y Metalúrgicos de la República Mexicana (SIMMRM). Se elige a Juan Gutiérrez.

Cuando se procede a elegir al encargado de la secretaría de organización, propaganda y acuerdos, se presentan cuatro candidaturas: Fidel Velázquez, de la extinta CGOCM; Gustavo Ortiz Hernán, del Sindicato Industrial de Trabajadores de Artes Gráficas (SITAG); Miguel A. Velasco, de la extinta Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM), y Francisco Breña, del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Breña y Ortiz retiran sus candidaturas. Los sindicatos de electricistas, ferrocarrileros, mineros, tranviarios, petroleros, maestros, artes gráficas, y la extinta CNT, votan por Velasco, y los sindicatos de la extinta CGOCM, por Velázquez. El presidente de la mesa declara que la mayoría apoya a Velasco, en la tribuna estallan las protestas de los partidarios de Velázquez, que amenazan con retirarse de la asamblea. Blas Chumacero, de la CGOCM, afirma que no admiten que el CNDP se convierta en el “gran elector”, y denuncia que los opositores a Velázquez tienen fines muy discutibles; Después de las acaloradas discusiones, Valentín Campa, de la CSUM, retira la candidatura de Velasco; Breña dice que no puede hacerlo porque la CSUM no lo propuso. El presidente informa que se va a preparar la estadística para la votación nominal y que, entre tanto, se discutirán las otras candidaturas.

Para la secretaría de finanzas se postulan Carlos Samaniego y Agustín Guzmán, secretario del interior y secretario general, respectivamente, del sindicato minero; Guzmán retira su candidatura, en consecuencia, es electo Carlos Samaniego. Para elegir al secretario de acción campesina se pide a los delegados campesinos que lo designen, después de varias intervenciones se presenta candidatura única, la de Pedro Morales, quien es electo con carácter provisional —hasta que se reúna el congreso campesino—. Para la secretaría de estudios técnicos el candidato único es Francisco Zamora, y también son candidatos únicos los integrantes de la comisión de asuntos internacionales: Alejandro Carrillo, Rodolfo Piña, David Vilchis y Víctor Manuel Villaseñor, todos son elegidos.

A continuación, Valentín Campa informa que tanto la CGOCM como la CSUM están de acuerdo en que Velasco ocupe la cartera de educación, y Velázquez la de organización y propaganda. Estallan de nuevo gritos y protestas, y en medio del desorden, la presidencia procede a tomar la votación que apoya la propuesta de Campa, con lo que queda plenamente integrado el primer comité nacional de la CTM [1].

La controversia generada en la elección del primer comité nacional, abordada con deshonestidad, ha originado mentiras y calumnias flagrantes relativas a la historia del sindicalismo clasista mexicano.

Valentín Campa, en sus memorias,publicadas en 1978 y corregidas y aumentadas en 1985, afirma que a propuesta de Fernando Amilpa se conformó una planilla para la elección del comité nacional, proposición que los integrantes de la CSUM aceptaron con muchas reservas, pero después, “rápidamente nos pusimos de acuerdo en la planilla, excepto en quien quedaba en la secretaría de organización y quién en la de educación y propaganda [2]”; también asevera que Velázquez, Amilpa y Lombardo “hicieron circular una planilla en la que cambiaban a Pedro Morales […] por uno del grupo de Blas Chumacero [3]”; que después de que Lombardo, aparentando mucho interés en el problema, les propuso que se volviera a la planilla original para evitar la división “Llegamos a la conclusión de aceptar la planilla original del Comité de Defensa Proletaria, después de haberles dado una lección muy fuerte a Fidel Velázquez y Amilpa y al propio Lombardo, que, evidentemente, había sido su cómplice [4]”.

Miguel Ángel Velasco, también de la CSUM, dice que nadie podrá desmentirlo, porque se apoya en la versión taquigráfica de los debates del congreso, asegura “que el Partido Comunista no pidió a nadie, en ningún momento ni a nuestros amigos más cercanos en el movimiento sindical, la inclusión de alguno de sus miembros en el comité nacional de la CTM [5]”. Pero, como consta en esa misma versión de los debates, tampoco la rechazaron, como sí lo hicieron Breña Alvírez y Ortiz Hernán.

Diferente es el tratamiento que se da al tema en el informe que el secretario general del Partido Comunista Mexicano (PCM), Hernán Laborde, presenta al pleno de su comité central, de junio de 1937; después de reconocer que la CTM es heterogénea y que las inevitables discrepancias debían ser tratadas por su partido con cuidado, e inclusive que debían hacerse concesiones para mantener la unidad y reforzar el prestigio y la autoridad del PCM, enlista múltiples errores cometidos, particularmente en la participación de miembros de su partido en la constitución y primer año de vida de la CTM. Laborde desmiente lo dicho por Campa respecto de la elección del secretario de organización y propaganda de la CTM en el congreso constituyente, dice:

En reunión previa de dirigentes nos habíamos comprometido a sostener para ese puesto la candidatura de Fidel Velázquez y habíamos aceptado la secretaría de educación y problemas culturales, que debía ocupar Miguel Velasco. Ya en el congreso, a la hora de la elección, Miguel Velasco resultaba electo secretario de organización y propaganda por una inmensa mayoría, teniendo sólo en contra [1217 organizaciones] las delegaciones de la antigua CGOCM. Fue una magnifica demostración de la popularidad y el prestigio de los comunistas. Pero fue un error que tuvimos que rectificar, retirando la candidatura de Velasco (después de hecha la votación) ante la amenaza de los dirigentes de la CGOCM de abandonar el congreso [6].

Carlos Sánchez Cárdenas, otro dirigente comunista de esa época —con una versión ligeramente diferente en cuanto al número de secretarías que se les otorgarían—, explica que: “se convino que a la sindical unitaria se le darían dos secretarías del comité nacional… y se adquirió el compromiso de dejar la secretaría de organización para que la ocupara Fidel Velázquez [7]”; después argumenta, con razón, que: “Cuando dos fuerzas se unen, no dejan a la decisión espontánea de una asamblea, que se decida por mayoría de votos quien va a dirigir a la agrupación unida, porque en ese caso la agrupación mayoritaria quedaría como fuerza única de dirección [8]”.

Grabado de José Chávez Morado
Grabado de José Chávez Morado

A pesar de que son públicos los documentos que demuestran la falsedad de las mentiras y calumnias, difundidas por quienes generan el incidente que irresponsablemente pone en riego la constitución de la CTM, décadas después, todavía hay quien difunde sus propias conclusiones a partir de esa mentira, a las que añade las de su propia creación, afirma que: “Fidel Velázquez fue el candidato de los lombardistas y Miguel Velasco el de los comunistas y los democráticos [9]”, y que “Ante la presión de los lombardistas, la CSUM retiró la candidatura de Miguel Velasco (causando todavía más desorden) en nombre de la unión [10]”.

Al igual que en el caso anterior, hay otros “investigadores” del movimiento sindical del país que repiten esas y otras falsedades, sin molestarse en confirmar la veracidad de las versiones desvergonzadas de quienes fueron los verdaderos responsables de generar un innecesario enfrentamiento cuando se construía la unidad de los trabajadores.

Hay que considerar que las conductas de tales “historiadores” del movimiento sindical mexicano y latinoamericano, están dirigidas no sólo contra Lombardo, sino que van más allá; se trata de un ataque sistemático, que no es exclusivo de los escritores que se ponen al servicio del imperialismo y la derecha, sino también de aquellos que provienen de sectores reformistas, anarquistas e izquierdistas que se suman a la campaña de desprestigio contra la línea político-sindical que, apegada a los principios del marxismo leninismo, orienta las luchas de la CTM en su primeros años de existencia.

Como establece el propio Lombardo, el fondo de la cuestión no es solamente el interés de desprestigiar a las personas, sino a las causas a las cuales éstas sirven, “Porque no son los personajes los que están expuestos a la traición, son causas a las cuales sirven los personajes. Es muy cómodo hablar mal de los personajes cuando adentro se habla mal de la causa a la que los personajes se han entregado. Muy sencillo el camino [11]”.

Ese “sencillo camino”, sustentado por el sectarismo y el oportunismo de quienes lo utilizan, continuó  minando, en forma sistemática, la unidad de la CTM.

[1] Véanse: CTM 1936-1941, t. 1. ed. facsimilar, CEFPSVLT, 2011, pp. 57-60; 50 años de lucha obrera, t. 1, ICAP/PRI, 1986, pp. 97-105; Miguel Ángel Velasco, Del magonismo a la fundación de la CTM, apuntes de un militante del movimiento obrero, Ediciones de Cultura Popular, pp. 55-63.

[2] Valentín Campa, Mi testimonio. Memorias de un comunista mexicano, 2ª. ed. corr. y aum., México, 1985, p. 116.

[3] Ibid., p. 117.

[4] Ibid., p. 118.

[5] Miguel Ángel Velasco, Del magonismo a… op. cit., p. 55.

[6] Hernán Laborde, La política de unidad a toda costa, México, Acere, 1980, p. 45.

[7] Rosario Arroyo y Ma. Eugenia de Lara, entrevista a Carlos Sánchez Cárdenas, 11 de octubre de 1978, tomado de Ma. Eugenia de Lara Rangel, Capítulo 1 “De la dispersión a la unificación del movimiento obrero. La fundación de la CTM. 1933-1936”, en Javier Aguilar García (ed.), La historia de la CTM 1936-1990: el movimiento obrero y el Estado mexicano, vol. 1, México, UNAM, 1990.

[8] Idem.

[9] Francie R. Chassen de López, Lombardo Toledano y el movimiento obrero mexicano (1917/1940), México, Extemporáneos, 1977, p. 193.

[10] Ibid., pp. 193-194.

[11] VLT, “La revolución no se hizo para todos”, Lombardo Toledano en el parlamento mexicano, vol. II, LV Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, México, 1992, p. 287.

La CTM y la unificación de los trabajadores

La CTM y la unificación de los trabajadores

Por Juan Campos Vega

El Congreso Nacional de Unificación de los trabajadores mexicanos, se realiza del 21 al 24 de febrero de 1936, presidido por los representantes de las principales organizaciones que convocan a la creación del Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP), así como por las que acuden al llamado unitario para fundar una nueva central sindical, que se materializa en la constitución de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que adopta una orientación revolucionaria, antimperialista y antifascista, y se convierte en elemento trascendente para las decisiones importantes que se generarán durante el régimen cardenista.

La Confederación de Trabajadores de México se manifiesta por la independencia nacional
La Confederación de Trabajadores de México se manifiesta por la independencia nacional

La nueva central logra la unificación de la mayoría de los trabajadores que tienen posiciones ideológicas y políticas divergentes, producto de su propio desarrollo —prácticamente de todas las corrientes importantes del sindicalismo clasista de esos años—; pero que están convencidas, que en ese momento son más importantes las coincidencias que las discrepancias, que el camino para avanzar en la conquista de sus aspiraciones, inmediatas y futuras, pasa necesariamente por un proceso unitario que les permita luchar en forma más eficaz.

El proceso de unificación va más allá de lo tradicional, no solamente incorpora a las agrupaciones de todas las tendencias que basan su acción en la lucha de clases y el internacionalismo proletario, sino también, incluye en su dirección a representantes de las corrientes y organizaciones más importantes, con independencia de la fuerza numérica que representa cada una. Con estos criterios se integra el primer organismo dirigente de la CTM: “En su primer comité nacional había elementos sindicalistas tradicionales, con ciertas supervivencias del pensamiento anarcosindicalista, sindicalistas reformistas, comunistas y marxistas-leninistas sin partido [1]”.

El conocimiento del origen y las vicisitudes de los primeros años de la CTM, así como de la conducta de los principales exponentes de las fuerzas que la integran, permite apreciar el papel que cada una tuvo en la etapa constructiva de la central de trabajadores más importante en la historia de México, y explica también de qué manera, algunas de ellas son corresponsables del accidentado proceso de sus primeros 14 años, que la lleva de manera inexorable, de la unificación clasista al oportunismo y a la colaboración de clases, que la caracteriza desde hace décadas.

Inauguración

El 21 de febrero, se inauguran los trabajos del congreso de unificación. Corresponde a Francisco Breña Alvírez, secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y secretario de correspondencia y acuerdos del CNDP, dar lectura al informe de la gestión del comité. Después de analizar, punto por punto, el incumplimiento de algunos aspectos contenidos en las bases del Pacto de Solidaridad, suscrito ocho meses antes, valora esa etapa de la siguiente manera:

Parecería, camaradas, que me he dedicado con preferencia a señalar las deficiencias del comité restando importancia a los éxitos que tuvo, pero yo me he esforzado por hacer a ustedes una exposición imparcial y estimo, por otra parte, que más necesario que alabarnos por nuestros triunfos es señalar nuestros defectos, porque son estos los que retardan o impiden el avance hacia la victoria final. Entre los éxitos del comité figuran el haber logrado realizar un frente único moral de las agrupaciones más importantes, contrarrestando así las actividades reaccionarias; el haber dado término a los conflictos intergremiales entre las agrupaciones pactantes; el haber conseguido la solución favorable, más o menos rápida a diversos conflictos obrero-patronales, y el haber sentado las bases de la unificación a través del acercamiento entre los representantes de diversas agrupaciones [2].

Congreso Nacional de Unificación
Congreso Nacional de Unificación

Posteriormente, Lombardo, en su discurso inaugural expresa que el congreso de unificación “es, no sólo el congreso de trabajadores más importante que se registra hasta hoy en la historia del movimiento obrero, sino también la asamblea representativa del pueblo mexicano más importante que hasta hoy se celebra en casi un siglo de nuestras pugnas sociales y políticas [3]”; exhorta a los trabajadores —convencido de la necesidad de rebasar el economismo— a que “piensen que el problema de ellos no es el problema nacional; que piensen que es menester tener una visión de conjunto del panorama completo de la nación mexicana y de todo el proletariado, para que no se luche ya en conseguir solamente soluciones a sus problemas inmediatos [4]”; analiza qué es la nación mexicana, el problema agrario, la dependencia económica de México respecto de los monopolios internacionales y de la oligarquía nacional, la diferencia entre el nacionalismo antimperialista de la clase obrera y el entreguismo de los protectores del capital extranjero, los bajos salarios que percibe la mayoría de los trabajadores del país, y señala que el panorama político es idéntico al panorama económico y social, que “Por eso nuestras reivindicaciones tienen el mismo tono, la misma intención en el terreno económico, en el terreno político, en el terreno social, en el terreno ideológico. Un mexicano, si es asalariado, si vive de su esfuerzo material o intelectual, tiene que ser, necesariamente, un individuo nacionalista, antimperialista [5]”.

Resoluciones

En el congreso de unificación se aprueban diversas resoluciones:

Una fija las posiciones en torno a “Las relaciones internacionales del proletariado mexicano”, en la que se resuelve invitar “a todas las organizaciones sindicales del continente americano, sin distinción de ideología y de táctica de lucha, para procurar el entendimiento y la unificación de todo el proletariado de América, especialmente del proletariado de los países de origen latino [6]”; también se acuerda realizar un llamado “a la Federación Sindical Internacional y a la Internacional Sindical Roja, haciéndoles ver la necesidad urgente que para el proletariado del mundo entero y para los destinos de la humanidad misma, tiene el hecho de un acercamiento entre las principales fuerzas sindicales existentes [7]”.

Otra se refiere a la constitución de “El frente popular antimperialista”, en la que después de analizar la estructura económica semicolonial del país y sus consecuencias sociales, plantea la necesidad de que el movimiento obrero enfrente simultáneamente “la lucha por su mejoramiento como clase social explotada y la lucha por la emancipación y la verdadera autonomía económica y política de la nación mexicana […] Nacionalismo y socialismo para los países coloniales y semicoloniales, son dos aspectos de la misma lucha [8]”. También se acuerda designar una comisión que asista al Congreso Constituyente del Frente Popular Antimperialista, que explique a los asistentes la postura de la CTM, que prestará toda la ayuda necesaria, pero sin vínculos oficiales con las acciones que se realicen y sin adquirir compromisos de cualquier índole.

Estatutos

El día 24 se discuten y aprueban los estatutos de la CTM, que incluyen la declaración de principios y objetivo de la confederación, y de su táctica de lucha, en los cuales se expresa:

1. El proletariado de México luchará fundamentalmente por la total abolición del régimen capitalista, pero necesita conseguir previamente la liberación política y económica del país.

2. La guerra imperialista y el fascismo significan terror y empeoramiento general de las condiciones de vida del proletariado. Contra ellos luchará con todas sus fuerzas.

3. Luchará por todas sus reivindicaciones inmediatas, entre otras: reducción de la jornada de trabajo; contra la desocupación; por aumento de los salarios reales; mejores condiciones de trabajo; capacitación técnica; protección a mujeres, jóvenes y niños trabajadores; contra la propaganda que desarrollan todos los credos y confesiones religiosas; implantación del seguro social; porque los trabajadores al servicio del Estado queden protegidos por la Ley Federal del Trabajo; todo ello, sin desviarse de sus propósitos fundamentales; además, luchará por obtener el pleno goce de los siguientes derechos: a) de huelga; b) de asociación sindical; c) de reunión y manifestación pública; d) de propaganda escrita y verbal sin taxativas.

4. Preconiza como táctica de lucha el empleo de las armas del sindicalismo revolucionario: la huelga, el boicot, las manifestaciones públicas, los mítines y todos los medios de coacción y delación pública de todas las injusticias, hasta obtener sus reivindicaciones.

5. Aceptará o propondrá alianzas transitorias con todos los sectores sociales que coincidan con el propósito de lograr las reivindicaciones antes mencionadas, a condición de que no obstaculicen su lucha o conduzcan a la renuncia del logro de sus objetivos fundamentales.

6. Luchará por mantener su independencia ideológica y de organización, y porque sus objetivos sean alcanzados con independencia de clase, mediante sus propias fuerzas y ajenas a tutelas e influencias extrañas.

7. Brindará solidaridad a los trabajadores, víctimas de la lucha revolucionaria contra el capitalismo, por encima de las fronteras nacionales.

El lema: “Por una sociedad sin clases [9]” —que se incluye en el artículo 20 de sus estatutos—, sintetiza el objetivo esencial que sirve de referente al congreso de unificación de los trabajadores mexicanos. Sin embargo, las diferencias ideológicas, políticas, de estrategia y táctica, y de carácter organizativo no sólo no desaparecen, sino que afloran a la hora de elegir el comité nacional de la nueva central.

[1] VLT, “Teoría y práctica del movimiento sindical mexicano”, Obra histórico-cronológica, t. vi, vol. 5, p. 183.

[2] Francisco Breña Alvírez, “Informe de la Gestión del Comité Nacional de Defensa Proletaria”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, p. 39.

[3] VLT, “La situación del proletariado en México”, op. cit., p. 40.

[4] Ibid., p. 41.

[5] Ibid., p. 49.

[6] Confederación de Trabajadores de México, “Las relaciones internacionales del proletariado mexicano”, CTM 1936-1941, p. 52.

[7] Idem.

[8] Confederación de Trabajadores de México, “El Frente Popular Antimperialista”, CTM 1936-1941, p. 55.

[9] Ibid., pp. 67-69.

El Comité Nacional de Defensa Proletaria y la unidad sindical

El Comité Nacional de Defensa Proletaria y la unidad sindical

Por Juan Campos Vega

En la década de los años treinta, la recomposición del movimiento sindical proporciona una nueva dinámica a las luchas obrero-patronales, lo que se refleja en el número de huelgas anuales que se incrementan. En 1933, las huelgas suman la ínfima cantidad de 13; aumentan a 202 en 1934, y durante 1935, primer año del gobierno del general Lázaro Cárdenas (1 de diciembre de 1934-30 de noviembre de 1940), el movimiento sindical desarrolla una actividad mucho más intensa: las huelgas alcanzan la cantidad de 642.

Plutarco Elías Calles
Plutarco Elías Calles

En medio de ese escenario, el senador de la República, Ezequiel Padilla, proporciona a la prensa de la capital del país las declaraciones del general Plutarco Elías Calles, que se publican el 12 de junio de 1935. Entre sus expresiones, el expresidente de la República ataca la actividad sindical, argumenta que hace seis meses que se realizan huelgas constantes, y que muchas de ellas son injustificadas, y arremete en contra de los dirigentes de sus organizaciones:

Yo conozco la historia de todas las organizaciones, desde su nacimiento; conozco a sus líderes, los líderes viejos y los líderes nuevos. Sé que no se entienden entre sí y que van arrastrados en líneas paralelas por Navarrete y Lombardo que dirigen el desbarajuste. Sé de lo que son capaces y puedo afirmar que en estas agitaciones hay apetitos despiertos, muy peligrosos en gentes y en organizaciones impreparadas. Están provocando y jugando con la vida económica del país [1].

Vicente Lombardo Toledano, de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), en declaraciones publicadas en los diarios del medio día, acepta públicamente su responsabilidad en las huelgas:

Por elemental desconocimiento de las causas que provocan los conflictos sociales dentro del régimen burgués en que vivimos, se hace el honor de considerarme como responsable de los movimientos de huelga últimamente ocurridos en nuestro país. Aprovecho esta ocasión para declarar que no soy sino un humilde agitador y que proseguiré en mi actitud, mientras exista, sirviendo a la causa del proletariado [2].

A la breve declaración de Lombardo, siguen la del consejo nacional de la CGOCM, en la que se señala “que ante la amenaza que existe, considerarán como un agravio para sus intereses propios cualquier atentado que se realice en contra de una agrupación hermana o de sus dirigentes, o cualquier acto que tienda a menoscabar la integridad de los derechos de un núcleo proletario [3]”, y la suscrita por las organizaciones con mayor representatividad dentro del movimiento sindical y campesino: Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías, Alianza de Uniones y Sindicatos de Artes Gráficas, Cámara Nacional del Trabajo, Confederación General de Obreros y Campesinos, Confederación Sindical Unitaria, Federación de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías, Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, Segunda Convención Ordinaria del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, Sindicato Nacional de Telefonistas y Sindicato Mexicano de Electricistas, que se agrupan para oponerse a las pretensiones del expresidente de la República, argumentan que se opondrán “a toda transgresión de sus derechos, utilizando, en el momento preciso, la huelga general en todo el país como único medio de defensa contra la posible implementación de un régimen fascista en México [4]”.

Lázaro Cárdenas del Río
Lázaro Cárdenas del Río

El 13 de junio, en declaraciones acerca de la situación prevaleciente, el presidente Cárdenas asume la responsabilidad histórica de su actuación al frente del gobierno, y a la vez que manifiesta su plena confianza en el movimiento sindical y campesino de México externa su opinión respecto de lo que considera ocasiona los conflictos:

Refiriéndome a los problemas del trabajo que se han planteado en los últimos meses y que se han traducido en movimientos huelguísticos, estimo que son la consecuencia del acomodamiento de los intereses representados por los dos factores de la producción y que si causan algún malestar y aun lesionan momentáneamente la economía del país, resueltos razonablemente y dentro de un espíritu de equidad y justicia social, contribuyen con el tiempo a hacer más sólida la situación económica [5].

Después, al expresar que tanto obreros como patronos gozarán de las garantías y el apoyo para el ejercicio de los derechos que les otorga la ley, declara: “Tengo plena confianza en las organizaciones obreras y campesinas del país y espero que sabrán actuar con la cordura y el patriotismo que exigen los legítimos intereses que representan [6]”.

Al día siguiente, el conjunto de las organizaciones del movimiento sindical y campesino que se agrupan, le expresan al general Cárdenas, que esperan que “sabrá cumplir su promesa de respetar y hacer respetar los derechos de los trabajadores, que ya no están sujetos al capricho de un hombre ni atados a los destinos de un caudillaje [en clara alusión a la política de Elías Calles] sino que descansan en la fuerza de la organización proletaria [7]”.

Comité Nacional de Defensa proletaria
Comité Nacional de Defensa proletaria

La existencia de un nuevo tipo de movimiento sindical que actúa con independencia del poder público, a la que se suma la dinámica del momento, así como el latente deseo de unidad sindical que comparte la clase trabajadora, lleva a las organizaciones que realizan las declaraciones conjuntas a coordinarse para la consecución de sus objetivos: el 15 de junio, suscriben el Pacto de Solidaridad mediante del cual se constituye el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) para enfrentar a Elías Calles, a cualquier tipo de agresión contra las agrupaciones pactantes y a cualquier medida que pretenda atentar contra los derechos obreros; establecen que el CNDP será el encargado de resolver las pugnas intergremiales; que las organizaciones sindicales y campesinas se obligan a prestarse solidaridad, a respetar la autonomía de las demás organizaciones firmantes, a oponerse al colaboracionismo de clases, y en contrapartida, a basar su acción sindical y social en la lucha de clases, y a trabajar con la finalidad de constituir una central única de los trabajadores [8].

En los organismos dirigentes de esas organizaciones confluyen diversas corrientes del ámbito sindical que anteponen, a sus intereses gremiales y discrepancias ideológicas y políticas, sus deseos de unidad; en la base sexta del pacto que suscriben: “Reconocen la necesidad de llevar a cabo un congreso nacional obrero y campesino, en el que se trate en una forma definitiva lo relativo a la unificación del proletariado en una sola central [9], hacen a un lado, momentáneamente, las diferentes ópticas respecto de la orientación que debiera imperar en cada una de las agrupaciones sindicales y campesinas, e inician un proceso incluyente tanto en el terreno teórico como en el organizativo.

El CNDP reafirma los propósitos que alientan su creación, moviliza a los trabajadores en oposición a los intentos del callismo por continuar con la política que ha caracterizado al “Maximato” —la de los tres gobiernos anteriores, supeditados a la influencia de Elías Calles— así como en defensa del gobierno del general Cárdenas y de las perspectivas que se abren para la organización combativa del movimiento sindical y campesino.

Al iniciar el año de 1936, en un proceso no exento de dificultades, se incorporan otras tres organizaciones al CNDP: “el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana; la Confederación Nacional de Asociaciones de Profesionistas, y la Confederación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza [10]”.

A partir de la creación del CNDP y cada vez en mayor grado, se generan las nuevas condiciones que permiten transitar hacia la unidad de las principales organizaciones sindicales y campesinas del país, por lo que éstas proceden a convocar a un congreso de unificación del que surja una nueva central de los trabajadores.

[1] Ezequiel Padilla, “Declaraciones del general Plutarco Elías Calles”, revista Futuro, t. III, núm. 6, México, D. F., julio de 1935, p. 466.

[2] “Declaraciones de Vicente Lombardo Toledano”, ibid., p. 469.

[3] “Declaraciones a la prensa de la cgocm”, ibid., p. 471.

[4] “Los trabajadores y Plutarco Elías Calles”, ibid., p. 472.

[5] Declaraciones del presidente de la República, general Lázaro Cárdenas”, ibid., p. 478.

[6]Idem.

[7] “A los trabajadores de la República”,ibid.,p. 479.

[8] “Todos unidos ante el enemigo común”, ibid., pp. 481-484.

[9]“Todos unidos ante el enemigo común”, revista Futuro, t. III, núm. 6, México. D. F., julio de 1935, p.

[10] “Informe de la gestión del Comité Nacional de Defensa Proletaria”, en CTM 1936-1941, México, s/e, 1941.

Lombardo impulsa la unidad sindical

Lombardo impulsa la unidad sindical

Por Juan Campos Vega

A partir de 1930, Vicente Lombardo Toledano transmite y comenta —sin crítica y con solidez— diversos postulados del marxismo-leninismo, los defiende ante sus enemigos y elogia a sus fundadores. Ha concluido su proceso de tránsito del idealismo al marxismo. Lo sintetiza de la siguiente manera:

Vicente Lombardo Toledano
Vicente Lombardo Toledano

Mi formación intelectual fue, necesariamente, primero idealista, en la que yo creí; después una formación que se alejaba del idealismo para pasar a la concepción materialista. Pero en ese periodo hubo, naturalmente, contradicciones en mí mismo y, por último, llegué a la depuración de mi pensamiento aceptando la doctrina del materialismo dialéctico de una manera definitiva [1].

Otro factor que contribuye a su transformación es su relación con los trabajadores y su participación en la actividad sindical, lo que se refleja en todas sus actividades, por ejemplo, en un artículo publicado en el diario Excélsior, en enero de 1930, dice que: “Descartes, Bacon, Lutero, Pasteur, Darwin, Marx, fueron hombres de cultura extraordinaria; triunfaron porque el conocimiento de los errores de las disciplinas y de las ciencias anteriores a ellos hizo posible la organización de su propio pensamiento [2]”.

En otro artículo publicado en febrero en el mismo diario, al elogiar las huelgas organizadas por el movimiento sindical, señala que Marx proporcionó la base técnica de la ley del valor, el secreto de la producción, la génesis del capital y el carácter preferentemente económico de la sociedad humana [3].

En una conferencia dictada en octubre, en la Escuela Nacional Preparatoria, al defender a la Revolución Mexicana, argumenta que se le hace “el mismo cargo que los enemigos de las doctrinas socialistas formulan contra el gran movimiento del proletariado del mundo, iniciado sobre bases sólidas a partir del Manifiesto del Partido Comunista que redactaran Carlos Marx y Federico Engels [4]”.

Federico Engels
Federico Engels

En diciembre de 1931, participa en la redacción del dictamen del consejo nacional de la CROM sobre acción política, congruente con la ideología marxista-leninista, plantea que la organización sindical es para luchar por las reivindicaciones económicas y políticas de quienes la integran, que está conformada por individuos que lo único que comparten es la lucha por sus intereses inmediatos e históricos, independientemente de sus preferencias ideológicas, políticas, y creencias religiosas, por lo que no es suficiente para transformar el régimen capitalista; mientras que una organización política tiene unidad ideológica y política y constituye el medio para acceder al poder del Estado, porque mientras éste no pase a manos de los trabajadores es imposible construir un nuevo sistema social, que el único camino para llegar al poder es el de la acción política, ya sea por medio de transformaciones legislativas paulatinas, o por la apropiación violenta del poder público [5].

Para precisar su opinión, diferencia las funciones de la organización sindical y de la política, y propone la forma para combinar la lucha gremial con la partidaria; dice que las agrupaciones que integran la CROM deban seguir realizando su programa sindical, pero estima inconveniente que se permita que sus miembros actúen políticamente en partidos que no sean de clase, y que también es perjudicial que las agrupaciones prediquen la abstención política de un modo constante, porque imbuyen en los trabajadores la idea de que la acción política es funesta e inútil [6].

En abril de 1932, es electo secretario general de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal (FSODF); al día siguiente, en el discurso que pronuncia en el mitin conmemorativo del Primero de Mayo, expresa que no es una fiesta sino un acto de protesta contra la explotación de las masas por una minoría privilegiada, dueña de los medios y las fuentes de la producción económica, y que mientras la clase obrera no sea la dueña del producto de su trabajo, esta fecha es para recordar los sucesos de Chicago, es una fecha de protesta y no fecha de regocijo [7].

Después de analizar la situación económica y educativa, y referirse a la crisis del movimiento obrero —debido a la conducta de los mercenarios que han traicionado a la clase obrera, haciéndola depender del poder público—, expresa que los trabajadores están cansados de promesas incumplidas, que ha de llegar la hora de sepultar a todos los traidores a la revolución, de dentro y de fuera del gobierno, y concluye: “nosotros, camaradas, con todo el respeto que me merecen los primeros años de lucha del general Calles, no creemos como él que la revolución consiste en ayudar a los de abajo y a los de arriba; la Revolución Mexicana es unilateral y consiste exclusivamente en ayudar a los de abajo [8]”.

En ese momento, coexisten en la organización sindical dos corrientes: la reformista liderada por Luis N. Morones, cuya estrategia consiste en esperar la rectificación del gobierno, y la asumida por Lombardo, partidaria de la lucha de clases y la independencia de la CROM del poder público.

En julio, Lombardo pronuncia un discurso en el que después de preguntarse cuál debe ser la conducta del proletariado organizado ante la crisis, la derechización del gobierno y la ofensiva yanqui, expresa que la única respuesta del proletariado mexicano consciente y sincero es contribuir vigorosamente, por medio de su táctica de lucha, a la transformación del régimen burgués; que no puede ser otro camino para vivir y preparar una vida mejor para nuestros hijos, que si transigimos, si estamos de acuerdo con las transacciones, mantendremos el mendrugo de hoy a costa de privarnos del pan de mañana, que por esa razón ¡El camino está a la izquierda!, y que ese es el único camino de salvación [9].

En la Décima Convención de la CROM, de septiembre de 1932, se evidencia la pugna entre Lombardo y Morones, y el choque entre las dos corrientes es inevitable.

En un mitin organizado por la FSODF, Lombardo critica duramente la conducta del gobierno federal, y explica que: “Por este motivo nada es posible esperar ya del poder público; no podemos esperar nada de ellos porque el poder público carece de programa, porque el poder público cree que hay que entregar paulatinamente México a los Estados Unidos, y porque sus hombres se preocupan exclusivamente de hacer fortuna personal [10]”.

Los ideólogos e intelectuales al servicio de la burguesía acusan a Lombardo de ser un comunista solapado [11].” Éste responde que nunca ha predicado el comunismo, sino lo mismo que hace veinte años: la lucha de clases entre burguesía y proletariado; la socialización de las fuentes de producción económica, de la riqueza material; una mejor distribución de la renta pública; que las escuelas sirvan a la ideología revolucionaria; que se revisen los aranceles, los impuestos, y los métodos de gobierno; concluye afirmando que no hace comunismo, sino marxismo puro, de la mejor clase [12].

Su argumentación de no ser comunista, está relacionada no con el comunismo como doctrina y práctica política, sino a su rechazo a la política que mecánicamente aplican los miembros del Partido Comunista Mexicano (pcm) debido a la consigna sectaria de “clase contra clase”, aprobada en 1928 por la Internacional Comunista (IC), por eso explica que si no fuera marxista no tendría explicación ni justificación el esfuerzo que realiza y el que efectúan los trabajadores; que no es comunista porque difiere en el modo de actuar del partido organizado en Rusia, en la forma en que proceden los camaradas de Rusia, que se han equivocado y fracasado al querer sujetar a la misma táctica a todos los países del mundo sin importar los propósitos, los antecedentes, las características y las peculiaridades de cada pueblo [13].

Al finalizar su discurso, Lombardo argumenta: “El Estado significa, en todas las épocas de la historia, dictadura; siempre ha sido dictadura de una minoría; queremos que haya una dictadura de la mayoría sí, pero al servicio de los destinos de todos ”[14].

Morones responde atacando públicamente a Lombardo: lo acusa de propagar ideas exóticas, como la del socialismo.

Lombardo, en su renuncia a la organización sindical, señala que Morones, entre otras descalificaciones hacia su persona, desautorizó su discurso tachándolo de radical y perjudicial para la organización. Argumenta que desde que ingresó, en 1921, es la primera ocasión que desautorizan sus opiniones, que siempre ha normado su conducta con base en: “La declaración de principios de la constitución de la CROM, que sustenta la teoría materialista de la historia de Karl Marx y preconiza la lucha de clases como medio para lograr la emancipación del proletariado [15]”, y que ha pasado por alto el modo de vida de muchos de sus integrantes, porque su interés ha sido servirle a la masa y no a sus dirigentes. Después de responder a las demás críticas de Morones, afirma que su decisión de separarse: “Obedece a los motivos antes dichos y, además, a mi propósito de no dividir a la organización obrera [16]”. La separación de Lombardo representa: “En realidad el momento decisivo en el lesionamiento vital de la fuerza de la crom [17]”.

En 1933, la mayoría de los delegados a la convención de la confederación, protestan por las desviaciones de derecha de Morones y deciden convocar a una asamblea extraordinaria, e invitan a Lombardo para que dirija a la que llamaron “CROM depurada”. En marzo, cuando interviene en la convención extraordinaria pregunta ¿cuál fue la ideología de la CROM?, y responde: “Una repetición de los estatutos de muchas organizaciones obreras europeas partidarias de las doctrinas del socialismo científico formulado, preconizado y explicado por Karl Marx en la Primera Internacional obrera [18]”.

Primera Internacional
Primera Internacional

Explica que muchos párrafos y artículos de los documentos básicos de la CROM están tomados del Manifiesto del Partido Comunista, con el cual los va cotejando; por ejemplo, el artículo 18 expresa “que los sindicatos y uniones son cuerpos de acción organizados con el objeto de realizar la lucha de clases [19]”; en otra parte declara: “Que la industria debe estar en manos de quien la hace producir; que es preciso descentralizar la propiedad, que es menester socializar las fuentes de la producción económica, que es preciso remplazar al Estado capitalista por el Estado proletario [20]”, pero que, en la práctica, estos principios habían sido olvidados por sus dirigentes.

La convención acepta que sea revisada a fondo la actuación de la organización sindical y adopta el Programa Mínimo de Acción de la CROM —que incluye los principios del sindicalismo revolucionario, que Lombardo elabora en su carácter de dirigente de la FSODF— donde se establece la necesidad de reorganizar y depurar los sindicatos mediante el establecimiento de la democracia en su vida diaria; erradicar la corrupción; prohibir que sus miembros asistan a ceremonias religiosas; educar política y culturalmente a los trabajadores; prohibir que sus miembros acepten puestos públicos; desvincular a la organización del Partido Laborista Mexicano y de la Confederación Obrera Panamericana, y constituir la Confederación Obrera Iberoamericana, con un programa de defensa y acción contra el imperialismo; además, de un conjunto de demandas económicas y sociales entre las que destacan: nacionalizar el petróleo, la electricidad, los ferrocarriles, los transportes, las comunicaciones y la minería; intensificar la reforma agraria; restringir la entrada de capitales extranjeros, y reformar el artículo 123 constitucional y la legislación laboral para responder a las necesidades de vivienda, salud, transporte, educación —cuya orientación deberá ser socialista— y otras medidas populares; todo lo anterior con base en la acción permanente de los trabajadores al amparo de: “La lucha de clases hasta la desaparición del régimen burgués [21]”.

En octubre de 1933, Lombardo constituye la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), con la mayoría de los sindicatos de la CROM y otras organizaciones independientes. En la nueva confederación quedan plasmados principios que caracterizan al sindicalismo revolucionario: lucha de clases, democracia sindical e independencia del movimiento obrero.

Confederación General de Obreros y Campesinos de México
Confederación General de Obreros y Campesinos de México

El propósito de Lombardo es rehacer la unidad sindical. Valora la importancia de la CGOCM, como “una institución que se ha dado cuenta de que hay un problema más urgente que el de discutir sobre el sistema que debe remplazar a la sociedad capitalista: el de rehacer la fuerza del proletariado, agrupando en un solo organismo los núcleos dispersos o antagónicos [22]”, que con el desarrollo de su fuerza reconstituida decidirá acerca de los problemas a mediano plazo.

Aunque considera a la CGOCM como una organización de transición, de corta vida —octubre de 1933 a febrero de 1936— señala que está llamada a contribuir a generar frutos mayores desde el punto de vista organizativo e ideológico para la clase obrera y para contribuir a la unidad de los trabajadores de América Latina, y explica que constituye: “Un nuevo baluarte, recio grande, con […] experiencia fecunda […] dispuesta a inaugurar una nueva era por la reivindicación económica y moral de las masas desvalidas de México [23]”.

[1] James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, México visto enop. cit., p. 100.

[2] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “Revolución y cultura”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 1, p. 281.

[3] VLT, “Elogio de la huelga”, op. cit., p. 318.

[4] VLT, “El sentido humanista de la Revolución Mexicana”, op. cit., p. 385.

[5] Juan B. Fonseca y VLT, “A las agrupaciones dependientes del Partido Veracruzano del Trabajo, representante en el estado del Laborista Mexicano”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 2, p. 307.

[6] Ibid., p. 311.

[7] VLT, “Discurso del Primero de Mayo de 1932”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 3, p. 103.

[8] Ibid., p. 115.

[9] VLT, “¡El camino está a la izquierda!” op. cit., pp. 192-193.

[10] VLT, “Mitin de la Federación de Sindicatos del D.F.”, op. cit., p. 242.

[11] Ibid. p. 243.

[12] Idem.

[13] VLT, “Mitin de la… op, cit., p. 244.

[14] Ibid. p. 246.

[15] VLT, “Renuncia a la crom”, op. cit.,  p. 250.

[16] Ibid., p. 252.

[17] Tzvi Medin, El minimato presidencial: historia política del maximato, (1928-1935), p. 61.

[18] VLT, “Discurso pronunciado ante la Convención Extraordinaria de la CROM, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4,  p. 38.

[19] Ibid., p. 40.

[20] Ibid., p. 42.

[21] VLT y Rafael García, “Programa Mínimo de Acción de la CROM”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4, pp. 73-82.

[22] VLT, “La Confederación General de Obreros y Campesinos de México”, op. cit., p. 238.

[23] Ibid., p. 239.

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Por Juan Campos Vega

Aunque los efectos del estudio de las obras del marxismo no se producen inmediatamente, es perceptible un cambio de actitud de Vicente Lombardo Toledano hacia Carlos Marx y sus ideas.

Para finales de 1925, escribe un artículo donde se opone a los criterios anarquistas contrarios a considerar como positivos para el proletariado los conceptos de patria, bandera y soberanía nacionales y a los hombres que las hicieron posibles. Argumenta que los individuos que pueden figurar en la lista de héroes del proletariado son los que han logrado, en parte, la manumisión de sus semejantes, que los han liberado de la opresión nacional o extranjera, por lo que en la lista de los héroes del proletariado del mundo deben estar Jesucristo, Miguel Hidalgo y Costilla, Karl Marx y Benito Juárez, porque se propusieron realizar obras de redención y las lograron, en parte, con la idea y con el amor, con la polémica que dio origen a una nueva situación en la vida y con el ejemplo que produjo nuevos horizontes en el mundo [i].

Benito Juárez
Benito Juárez

En noviembre, en el debate del dictamen de la ley relativa al trabajo y a la previsión social, responde a las posiciones que defienden los derechos individuales frente a los colectivos. Expresa que sólo hay una manera de acabar con el capitalismo o, cuando menos, defenderse de él, presentar un frente único, por eso considera una claudicación doctrinaria y en los hechos, plantear que para que el frente único del proletariado, predicado por Karl Marx, pueda llevarse a cabo, se aniquilen los grupos obreros de México, porque la única manera de garantizar el frente único es por medio de la existencia de las mayorías organizadas [ii].

En diciembre, en otro debate parlamentario, se declara partidario de Marx, aunque no totalmente; pero a diferencia de lo planteado seis años antes, ahora se opone a la dependencia del mercado externo y de los capitales extranjeros, afirma no ser partidario a pie juntillas de la teoría de Marx, pero que en un país como México no se necesita ser marxista para ver que el país no produce, que es esclavo del mercado extranjero [iii].

En junio de 1926, publica un artículo a favor de la creación del Banco Cooperativo Agrícola de la CROM; sus planteamientos reflejan una combinación de posiciones socialdemócratas y marxistas [iv]; en el mismo mes, el jefe de la división de Investigaciones de la Oficina Internacional del Trabajo, Fernand Maurette, le solicita la elaboración de un trabajo sobre la libertad sindical. En octubre, Lombardo envía a la oit su trabajo La libertad sindical en México, que aborda el desarrollo histórico del movimiento sindical y de la legislación laboral.

En enero de 1927, publica la revista Derecho Obrero, que plantea problemas jurídicos del movimiento sindical [v]. Organiza el congreso de maestros que constituye la primera organización sindical nacional de profesores: la Federación Nacional de Maestros, y elige el comité ejecutivo, que encabeza Lombardo en su carácter de secretario general [vi].

En marzo, se produce un conflicto entre los gobiernos de México y Estados Unidos, por la expedición de una ley sobre el petróleo. Lombardo dicta una conferencia: La Doctrina Monroe y el movimiento obrero. Expresa que la filosofía social actual arranca con la concepción materialista de la historia de Marx, que interpreta la evolución política e intelectual de la sociedad, como producto de cambios en las relaciones económicas, las fuerzas de productivas y el modo de producción. Considera que esa interpretación es cierta, pero, no de un modo absoluto, porque junto a las fuerzas de la producción material existen factores de orden moral que influyen en los económicos. Afirma que es marxista, pero considera que hay más cosas de las que pensó Marx; está convencido que sin trabajar por la elevación de una clase, no se puede contribuir eficazmente a la libertad mundial, que es necesario convertir en realidad la patria del proletariado mexicano, para unir a los proletarios organizados del mundo, y propone a la crom la depuración de la Confederación Obrera Panamericana, para enfrentar al imperialismo yanqui[vii].

En agosto, en la Octava Convención Nacional de la crom, sostiene que a pesar de que el artículo 123 constitucional plantea que sus leyes reglamentarias incluyan bases que amparen a toda persona que tenga un contrato de trabajo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los tribunales comunes y del trabajo, el gobierno federal y los de los estados, restringen la legislación del trabajo al aspecto obrero, no consideran trabajadores a los técnicos de las empresas privadas y a los técnicos y profesores que laboran para el Estado, y los excluyen de toda organización sindical. Argumenta que los trabajadores intelectuales tienen los mismos derechos y obligaciones que los manuales, y que el Estado, cuando utiliza sus servicios, debe considerarse como patrón respecto de ellos; plantea la necesidad de organizarlos, que la crom convoque a un congreso para constituir la Federación Nacional de Trabajadores Intelectuales [viii].

En septiembre, en el marco de la huelga de profesores del estado de Veracruz, lucha porque sean atendidas las demandas salariales de los maestros y entabla una polémica con autoridades municipales y de la entidad, acerca de la responsabilidad del Estado respecto de los maestros, sus trabajadores. Lombardo gana la polémica y se sienta el precedente de que el Estado debe ser considerado patrón. En el informe a la Federación Nacional de Maestros, explica:

Se creyó en un seguro fracaso de la huelga de maestros, en virtud de que la Constitución del estado de Veracruz desconoce los derechos de los maestros y empleados públicos como trabajadores, apartándolos del beneficio del artículo 123, y de hecho el gobierno declaró ilegal la huelga para hacerla fracasar. A pesar de todo esto, la huelga de maestros triunfó, y estableció un precedente que servirá en lo futuro para obtener el respeto hacia las organizaciones magisteriales [ix].

En noviembre, al intervenir en un debate parlamentario, afirma haber corregido un poco a Marx, porque dice que la experiencia siempre resuelve los problemas que desconciertan a la inteligencia pura, que los que sostienen la idea socialista, han encontrado que no todo está contenido en los libros de El capital, que además del aspecto económico, hay un fondo espiritual que no es producto de la economía [x]; criterio que refleja que Lombardo aún no abandona del todo las enseñanzas recibidas en la Universidad.

MPC

En agosto de 1928, elabora una “Bibliografía del trabajo y de la previsión social en México”; en octubre dicta la conferencia “El contrato sindical de trabajo”; de octubre a diciembre imparte un ciclo de conferencias organizado por la Universidad Nacional de México, denominado “La organización científica del trabajo”, donde opina que el socialismo de Marx es el primero que en forma metódica, sistemática, científica, tratar de explicar las razones de ser entre la economía política y las actividades de origen político, que hasta entonces eran consideradas del ámbito espiritual, y explica aspectos de la economía marxista: al referirse al valor de la mercancía, dice que su utilidad es una condición, una cualidad, pero que no indica que da el valor real de las cosas, que el único medio de establecerlo es mediante el trabajo humano. Limitando el tema a reivindicaciones inmediatas, explica lo que representa la lucha de clases planteada en el Manifiesto del Partido Comunista: ha tenido tres etapas: la primera origina la formación del sindicato como liga de resistencia; la segunda produce el contrato colectivo del trabajo, y la tercera, la participación o intervención obrera en la dirección de las empresas [xi].

La Novena Convención de la crom, de diciembre, elige a Lombardo como secretario general; aunque interviene en dos ocasiones para retirar su candidatura, se insiste en elegirlo, por lo que los miembros del Grupo Acción, de Luis N. Morones, meten “credenciales falsas en las ánforas de los votos [xii]” para elegir a uno de sus integrantes.

En junio de 1929, en el diario Excélsior, señala que la teoría de la plusvalía de Marx, es el origen del reparto de utilidades, “de hacer partícipes a los obreros en los beneficios de las empresas [xiii]”; enarbola la crítica a los empresarios por haber “convertido el trabajo humano en una mercancía, según la elocuente frase histórica de Marx [xiv]”; plantea como solución transitoria el contrato colectivo de trabajo, pero destaca que éste “no ha logrado extirpar totalmente de las relaciones obrero-patronales el germen de la lucha [xv]”; y al referirse a la educación, afirma que “los religiosos creen, incidiendo en el error de Karl Marx, que la vida tiene una sola explicación: divina para ellos, materialista para el teórico del socialismo [xvi]”.

Carlos Marx
Carlos Marx

En octubre, en el diario El Universal se publica un artículo donde critica la conducta de los patrones del país, y amplía su oposición al papel determinante de la economía, considera que esa es una explicación simplista, porque además del aspecto económico, en la sociedad influyen factores de conciencia y psicológicos. Pone como ejemplo que el materialismo histórico afirma que el derecho no puede modificar la estructura de la sociedad porque la evolución del derecho depende de la transformación económica, y que paradójicamente los patrones asumen ese planteamiento, al señalar que el Estado, cuando legisla, tiene límites más importantes que la Constitución: la ciencia económica y la realidad, por lo que “son más marxistas que la clase obrera [xvii]”.

En enero de 1929 elabora programas, para las cátedras de Legislación del Trabajo y de la Previsión Social, y para la de Derecho Industrial; escribe artículos y dicta conferencias referentes a temas laborales y sindicales. En diciembre, intenta convertir al Partido Laborista Mexicano en un partido de clase, revolucionario, por lo que elabora un documento sobre la acción política del proletariado, en el que indica la diferencia entre sindicatos y partidos políticos.

De 1925 a 1929, cita repetidamente a Marx, aunque aún no asimila totalmente sus tesis; en algunos casos, mantiene su oposición a ciertos postulados del marxismo, “puede todavía ser considerado un socialista evolutivo, en la tradición de la Segunda Internacional [xviii]”. Es evidente que en esos años, una transformación profunda ocurre en su forma de entender el mundo y la realidad de México.

A partir de 1930 —cuando su formación marxista ya se ha consolidado—, es cuando realiza sus mayores aportes a la organización de los trabajadores y a las luchas del proletariado mexicano; es la etapa en la que crea las herramientas educativas, y participa en la constitución de las organizaciones sindicales que influyen de manera decidida en la conciencia de los trabajadores y en los acontecimientos de la época.

[i] VLT, “La crom y el culto a los héroes”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México CEFPSVLT, p. 228.

[ii] VLT, “La mayoría obrera es la única que tiene derecho de contratar”, op. cit., pp. 245-246.

[iii] VLT, “Golpe de gracia al individualismo y a la vieja Constitución liberal”, op. cit., p. 262.

[iv] VLT, “El primer banco de la crom”, op. cit., pp. 309-310.

[v] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos Biográficos, México, UOM, pp. 11-21.

[vi] VLT, “Primer Congreso Nacional de Maestros”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 255.

[vii] VLT, “La Doctrina Monroe y el movimiento obrero”, op. cit., p. 283 y 337.

[viii] VLT, “Los derechos sindicales de los trabajadores intelectuales”, op. cit., pp. 349-360.

[ix] VLT “La huelga de maestros en Veracruz”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 41.

[x] VLT, “Es necesario incorporar a los técnicos a las funciones del Estado”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 390.

[xi] VLT, “La organización científica del trabajo. Cuarta conferencia”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, pp. 197-198 y 200.

[xii] VLT, “Discurso pronunciado ante la Convención Extraordinaria de la crom”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 56.

[xiii] VLT, “La participación en las utilidades y el proyecto de Código del Trabajo”, Obra histórico- cronológica, t. II, vol. 1, México CEFPSVLT, p. 61.

[xiv] VLT, “Un acierto del código: el consejo nacional del trabajo”, op. cit., p. 69.

[xv] Idem.

[xvi] VLT, “Católicos y jacobinos vs. la escuela de la Revolución Mexicana”, op. cit., p. 104.

[xvii], Obra histórico-cronológica, op. cit., p. 133.

[xviii] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., pp. 23-24.

Lombardo inicia el estudio del marxismo

Lombardo inicia el estudio del marxismo

Por Juan Campos Vega

Un recorrido por los trabajos académicos, artículos periodísticos, debates parlamentarios, conferencias, y participación sindical de Vicente Lombardo Toledano nos permite seguir puntualmente el progreso de su formación intelectual, que pasa del conocimiento superficial del marxismo, a la aceptación parcial de los planteamientos de Carlos Marx, para concluir identificándose plenamente con la filosofía del proletariado.

Karl Marx

En 1919, en su tesis para optar por el título de abogado, presentada en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de México, hace referencia al marxismo basado en fuentes secundarias —en comentarios o análisis de diversos autores respecto de las obras de Carlos Marx y Federico Engels—, debido a la inexistencia en México de las obras de los fundadores del socialismo científico.

Lombardo argumenta que el socialismo en los términos clásicos no existe, pero que parte del Manifiesto del Partido Comunista del que afirma —repitiendo la opinión de su maestro Antonio Caso— que es el documento más importante del siglo XIX. Dice que los fundadores de la Internacional Carlos Marx, Ferdinand Lassalle y Federico Engels, interpretaron la doctrina hegeliana en su sentido materialista; opina que Carlos Marx es el individuo más importante en la historia de las doctrinas morales y políticas del siglo XIX; respecto de las ideas marxistas, asevera que los resultados lógicos de sus enseñanzas constituyen un juicio irreverente sobre la conducta humana, y que las consecuencias de la puesta en práctica de tales ideas, las hace responsables del desquiciamiento social en muchos pueblos de la Tierra y la convulsión de todas las instituciones políticas; para concluir sus comentarios acerca del marxismo, sostiene que al grito de Marx: “¡Agrupaos, proletarios del mundo!” han contestado el “maximalismo”, el “bolchevismo”, los “trabajadores del mundo” y los “espartacos” de Alemania [1].

Al abordar los efectos prácticos de la teoría marxista, y expresar su opinión acerca del socialismo y del marxismo: considera que el socialismo puro —del que considera que su mayor representante es Pierre-Joseph Proudhon—, es una doctrina justa, que sería un factor decisivo para la reconstrucción mundial que se inicia, si no fuera porque ha sido encubierta por otras teorías audaces, que son falsas como doctrinas científicas, pero más halagadoras para las clases obreras, debido a Marx y a sus discípulos, ejemplifica con el tema de la demanda del reparto de utilidades de las empresas, que tiene su origen en la teoría marxista de la supervalía [plusvalía], que ha sido construida basada en una falsa teoría del valor, que tanto Marx como sus comentadores han presentado, para no hacer discutible su origen, como resultado de las más estrictas pesquisas científicas [2]”.

La bibliografía que utiliza para desarrollar el tema —como era de esperarse por la inexistencia de traducciones al español— no incluye una sola de las obras de Marx o de Engels, y “en las notas marginales de su discusión sobre Marx apenas figuran dos trabajos secundarios bien oscuros [3]”: La reforme économique et social (1918), del economista Georges Valois —seudónimo de Alfred-Georges Gressent (1878-1945)—, quien después vinculó tradicionalismo y fascismo en su obra L’économie nouvelle (1919), y La filosofía Alemana desde Kant (1906), de Richard Falckenberg.

Friedrich Engels

A partir de esos trabajos, rebate uno a uno los postulados marxistas de tiempo de trabajo necesario y tiempo de trabajo adicional, y sin dejar de reconocer que Marx en algunas ocasiones ha realizado críticas muy justas y muy penetrantes, afirma que analizó la cantidad, pero se olvido de la calidad del trabajo, del aporte intelectual del individuo o individuos que dirigen la producción y también del interés personal del empresario, al que considera elemento necesario para la consumar el proceso de producción. A partir de esos planteamientos, Lombardo califica a la teoría de la plusvalía de colosal absurdo y razonamiento pueril. Además, al referirse a las características del país en ese momento, llega a la conclusión de que es necesario, después de tantos años de luchas intestinas, no solamente dar libertad, sino incluso ayudar a todos los que realizan esfuerzos productores, porque México necesita de la presencia de los capitales extranjeros que de seguro no estarían dispuestos a invertirse en México si no cuentan con amplias garantías de libertad [4]”.

En toda su tesis se refleja su concepción contraria al marxismo, y a la vez, “su posición filosóficamente idealista, con énfasis sobre la libre voluntad y el deber moral [5]”, característica del periodo temprano de su transformación ideológica y política.

Dos años después, en julio de 1921, entre sus actividades sindicales se encuentra —debido a su condición de dirigente magisterial—, su elección como delegado a la Tercera Convención Nacional de la CROM, que se realiza en Orizaba, Veracruz. En otro ámbito, pero siempre relacionado con la vida de los sindicatos, organiza y dirige el Grupo Solidario del Movimiento Obrero en febrero de 1922; dicho grupo está constituido por artistas, escritores e intelectuales, y su objetivo consiste en vincular a este sector con los trabajadores organizados en la CROM.

Un mes después, en su libro Ética. Sistema y método para la enseñanza de la moral en las escuelas elementales y profesionales, descalifica nuevamente al marxismo, y también enjuicia al anarquismo y al liberalismo; mientras del último sostiene que es “totalmente falso”, respecto de los dos primeros matiza su opinión, los considera falsos, pero afirma que algo encierran de verdad “como todas las reivindicaciones profundas de la humanidad en contra de sus tiranos [6]”. En ese momento los cambios en su pensamiento son apenas perceptibles, en esencia mantiene el énfasis “en la libre voluntad y la naturaleza absoluta de la idea [7]” de claro corte idealista filosófico.

En septiembre de 1923, en la Quinta Convención Nacional de la CROM, realizada en Guadalajara, Jalisco —en la que es electo miembro del comité central para las cuestiones educativas y culturales—, se opone a la enseñanza racionalista, basada en postulados pedagógicos de orientación anarquista, por considerarla anacrónica, incompleta, sectaria e infecunda, y propone que la enseñanza sea científica y democrática.

LeninA fines de 1923, es designado gobernador provisional del estado de Puebla (diciembre de 1923-marzo de 1924); en ese breve lapso, logra que los trabajadores de las panaderías pacten con sus patrones el primer contrato colectivo de trabajo que se suscribe en México, y hace pública su primera referencia conocida en torno a Vladímir Ilich Lenin, en una declaración que se incluye en el Boletín del Gobierno Libre y Soberano del Estado de Puebla, en ella opina con un criterio diferente a sus opiniones pasadas respecto del marxismo:

MacDonald [8] ha dado desde luego la solución que exigían la justicia y el sentido práctico: reconocer al Soviet como legítimo gobierno nacional de Rusia, entablando relaciones diplomáticas y comerciales con él. Por caso extraño, este reconocimiento coincide con la muerte de Lenin, alma del gobierno ruso. La reacción difunde por el mundo la idea de que Lenin, y con él el Soviet, habían claudicado de sus ideas, citando en apoyo de esta fábula las transacciones a que se vio obligada Rusia para no permanecer ahogada por sus enemigos, que le pusieron cerco de hambre, y ahora pretenden que el reconocimiento otorgado por el gobierno inglés tiene poco valor en vista de las nuevas orientaciones rusas. No hay tal; el reconocimiento del Soviet por Inglaterra es una tesis que el Partido Laborista viene sosteniendo desde años atrás, y Lenin ha muerto cuando su gobierno era el que mayor tiempo llevaba de duración entre todos los que actualmente existen en el mundo civilizado [9].

En noviembre de 1924, asiste a la Sexta Convención Nacional de la CROM, que se realiza en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde propone la reforma a la educación nacional, basada en los principios de la ciencia y en los ideales de la Revolución Mexicana.[10]

Vicente Lombardo Toledano
Vicente Lombardo Toledano

Lombardo, que por una parte, había estudiado filosofía en la Escuela de Altos Estudios, y por la otra, mantenía vínculos con la realidad en la que se desenvolvía la vida de los trabajadores, entra en conflicto con las ideas aprendidas en la universidad, que chocan con la realidad; el conflicto lo enfrenta con la decisión de seguir estudiando, de conocer a fondo la filosofía del socialismo científico a la que su maestro, Antonio Caso, hacía referencia como una filosofía contraria a la de Hegel, pero que jamás les analiza y explica a sus alumnos.

En su primera salida al extranjero, realizada durante los meses de abril a julio de 1925, en la que asiste en representación de la CROM, en calidad de observador, a la Séptima Conferencia Internacional del Trabajo que se celebra en Ginebra, Suiza, Lombardo se compromete con el director de la Oficina Internacional del Trabajo, Albert Thomas, a promover que México ingrese a la Organización Internacional del Trabajo (OIT); además, establece relaciones con los dirigentes del movimiento sindical europeo como Léon Jouhaux, Francisco Largo Caballero y Jan Oudegeest [11].

En su paso por Nueva York y también en su estancia en París, Lombardo, sabedor de que en México solamente se podía conseguir una reproducción adecuada del Manifiesto del Partido Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, ya que las demás traducciones de las obras de los fundadores del marxismo eran de muy mala calidad, abre sendos créditos en una librería de cada una de estas ciudades, lo que le permite recibir los textos de Marx en otros idiomas; relata cómo inicia su aprendizaje del marxismo cuando no domina el idioma inglés: El capital me llevó seis meses de estudio constante, con diccionario al canto, y los demás textos del marxismo los tuve que estudiar en inglés y en francés, porque las traducciones al español eran tan malas que no se entendían [12]”.

[1] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “El derecho público y las nuevas corrientes filosóficas”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 1, México, CEFPSVLT, 1994, pp. 56-57 y 94.

[2] Ibid., pp. 104-105.

[3] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano. (Biografía Intelectual de un marxista mexicano)”, México, s/ed., 1964, p. 8.

[4] VLT, “El derecho público… op. cit., pp. 105, 107-108.

[5] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., p. 9.

[6] VLT, “Etica”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 1, México, CEFPSVLT, 1994, p. 165.

[7] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., pp. 12-13.

[8] Se refiere a J. Ramsay MacDonald, secretario de Relaciones Exteriores del gobierno inglés y jefe del Partido Laborista.

[9] VLT, “El Partido Laborista triunfa en Inglaterra”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México, CEFPSVLT, 1994, pp. 10-11.

[10] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos biográficos, México, UOM, 1988, pp. 17.

[11] Idem.

[12] José Natividad Rosales y Víctor Rico Galán, “Lombardo: un hombre en la historia de México”, revista Siempre!, núm. 578, México, D. F., 22 de julio de 1964.

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