Artículos Transferencia de Conocimiento Josep Sanmartín

Josep Francesc Sanmartín

The Wire: mito, consumismo y nuevos pobres. Heroicidad y arquetipos.

Resumen: En este artículo se analiza la construcción de los mitos y el heroísmo en The Wire; en relación, principalmente, a los libros de Zygmunt Bauman: Trabajo, consumismo y nuevos pobres (2017a) y Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias (2017b). Se estudia cómo la serie creada por David Simon y estrenada de 2002 a 2008, complementa la idea mitológica del héroe con una noción más contemporánea, donde lo novedoso es la “capacidad de personas normales y corrientes de llevar a cabo acciones heroicas”, sin que se circunscriban por ello en la representación del héroe tradicional, de carácter excepcional. Se estudiarán, por tanto, las diferencias del heroísmo inserto en las sociedades de consumo que presenta David Simon, y el heroísmo tradicional más acorde al monomito de Joseph Campbell. Por último, se analizará la capacidad arquetípica de la serie en relación con los personajes, el escenario y la acción que configuran el modelo de la ciudad posmoderna.

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Fotograma de "Los lunes al sol"
Josep Francesc Sanmartín

“Los Lunes al sol”, el héroe de Fernando León de Aranoa

En esta entrada se analiza el valor heroico de los protagonistas de Los lunes al sol. En este sentido, así como el héroe mitológico debía enfrentarse a retos extraordinarios que amenazaban con la integridad y dignidad de su vida; hoy los trabajadores, también se ven obligados a enfrentarse a injusticias que amenazan de la misma manera.
Esta película, dirigida por Fernando León de Aranoa y estrenada en 2002, sigue ofreciendo un retrato de lo que supone una lucha que normalmente es frustrada por el capital. Y sirve para comprender lo que significa destruir un sector, tanto en lo personal, como en lo cultural; ya sea en un barrio, en una localidad o un país.

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Imagen del cartel de Matrix
Josep Francesc Sanmartín

El camino de la liberación y la iluminación en Matrix

Resumen: Hay muchos ejemplos en la historia del cine que hacen honor al monomito, cumpliendo de manera ortodoxa con el camino del héroe (Campbell, 1959). Ejemplo de ello es Ben-Hur (1959), La Guerra de las Galaxias (1977-2018) o El Señor de los Anillos (2001-2003). Todos estos relatos contribuyen a la construcción de la idea de héroe que nos es propia desde tiempos ancestrales y con pocas variaciones. De este modo, se aprecia al héroe por su capacidad para llegar más lejos que los demás, para llevar la justicia, ya sea porque esté tocado por los dioses, tenga ascendencia real o pertenezca a alguna élite económica, política, militar o intelectual, entre otras. Y en el caso de no formar parte de ninguna élite, su propio camino le llevará a estarlo, situándose por encima del pueblo, que siempre se presenta como un agente pasivo, o peor, como una masa incapaz de actuar de manera racional.
Este retrato del héroe se hace en mayor o menor medida en Matrix (1999-2003), sólo que a diferencia de lo habitual en el cine, esta saga reflexiona sobre la verdadera función liberalizadora del héroe tal como lo entendemos: como un líder al que seguir y a partir del cual fundamentar la existencia.

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Imagen de la película Los siete samuráis de Akira Kurosawa
Josep Francesc Sanmartín

Los siete samuráis: bushidō, justicia, el valor del grupo, historia y mitología

Los siete samuráis,七人の侍 Shichinin no samurai, es una película que fue dirigida por Akira Kurosawa, estrenada en 1954, que recibió el León de Plata en la Mostra de Venecia y dos candidaturas al Óscar: a mejor dirección artística y a mejor vestuario. A pesar de su modesto reconocimiento internacional, la película pronto se convirtió en un referente cinematográfico a nivel mundial, siendo considerada como una de las mejores películas de la historia. Así lo afirman diversos rankings donde Los siete samuráis ocupa un lugar privilegiado entre las 100 mejores películas de la historia del cine. Entre estos destacan el de IMDB, Sight and Sound’s top 50 movies poll, Rotten Tomatoes, The Hollywood Reporter y la revista Empire, donde el filme ocupó el primer lugar en 2010.
Desde un punto de vista cinematográfico, la película deja importantes lecciones, como una “introducción” que dura algo más de una hora[1]. Esto puede parecer irrelevante, pero no lo es. Una hora de introducción es algo que no se enseña en las escuelas de guión. Normalmente, en esta parte de la película se suelen invertir entre 15 y 30 minutos. La duración de esta introducción es una innovación para la época, incluso para nuestros días.
Otro aspecto relevante fue el rodaje de la película al aire libre, fuera de estudio. Esto conllevó un esfuerzo técnico y actoral que acarreó una relación conflictiva entre Kurosawa y los productores del filme. A este respecto, destaca la grabación de la última batalla, que se realizó bajo lluvia auténtica, reforzada con varias cubas de agua.
El valor cinematográfico de la película es innegable. La dirección, el guión, la interpretación y todo el desarrollo técnico y artístico de la película es sublime, algo que no pasa desapercibido para el público en general. Sin embargo, un análisis simbólico de la película puede desvelar cuestiones esenciales inadvertidas por el público que no sea conocedor de la cultura japonesa. En este sentido, el objetivo de este artículo es clarificar algunas de las claves históricas, mitológicas, filosóficas y morales que plantea la película.

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