Félix Gordón Ordás nació en la ciudad de León, España el 11 de junio de 1885, y falleció en la Ciudad de México el 22 de enero de 1973. Fue médico veterinario, diplomático, escritor y político republicano español.
Realizó sus estudios de veterinaria en su ciudad natal, concluyéndolos en 1905.
Durante la Segunda República Española fue electo diputado por el Frente Popular en 1931, 1933 y 1936. Durante la presidencia de Diego Martínez Barrio, en 1933 ocupó el cargo de Ministro de Industria y Comercio.
En 1936 fue nombrado embajador en México, una vez iniciada la guerra civil española realizó importantes gestiones ante el gobierno de Lázaro Cárdenas y organizaciones sociales, como la Confederación de Trabajadores de México (CTM) dirigida por Vicente Lombardo Toledano, en defensa de la República. También fue representante de España ante los gobiernos de Panamá, Cuba y Guatemala.
El 1° de septiembre de 1937, el embajador Gordón Ordás entregó a Vicente Lombardo Toledano la condecoración de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica, otorgada por el gobierno español “por los servicios que ha prestado a la causa de la República”.
Al final de la guerra en España, con la imposición de la dictadura franquista, Félix Gordón se exilió en México, donde formó parte de la Junta Española de Liberación, y de 1951 a 1960 se desempeñó como presidente del gobierno de la República en el exilio.
Entre sus libros publicados se encuentran: Policía sanitaria de los animales domésticos, Mi evangelio profesional (1918), La ganadería lanar en México, Al borde del desastre: economía y finanzas en España. 1939-1951 (1952), Mi política en España (1961-1963, en 3 volúmenes) y Mi política fuera de España (1965-1972, en 4 volúmenes).
Como una muestra de la amistad y colaboración entre Félix Gordón Ordás y Vicente Lombardo Toledano, presentamos las dedicatorias en cuatro de sus libros.
“Para el abogado y político ilustre Lombardo Toledano como reiteración de Amistad, admiración y de gratitud (rúbrica) Gordón Ordás”
“Para mi amigo muy querido don Vicente Lombardo Toledano en recuerdo muy grato de las campañas que aquí hicimos juntos en defensa de la República Española (firma) Gordón Ordás”
“Al ilustre político y escritor, Lic. Vicente Lombardo Toledano, gran amigo de la República Española, cuya causa ha defendido siempre, con fe y entusiasmo infatigables, con Un fuerte abrazo lleno de afecto, (rúbrica) Gordón Ordás S/C Av. Ixtaccihuatl, 49ª, 3er piso México 11, D. F.”
“Para el gran líder obrero don Vicente Lombardo Toledano en testimonio de sincera amistad y de profunda admiración por su obra ingente. (rúbrica) Gordón Ordás”
Obras ubicadas en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.
Marcelino Domingo Sanjuán nació en Tarragona, España, el 26 de abril de 1884, y falleció el 2 de marzo de 1939 en ciudad de Toulouse, Francia. Fue docente, escritor, periodista y político.
En 1902, a los 18 años, escribió su primer artículo en el semanario republicano tortosino El Pueblo. Al año siguiente, obtuvo el título de profesor y se trasladó a Tortosa, donde empezó a ejercer la docencia y entró en contacto con grupos republicanos.
En 1914 fue electo diputado. Fue el principal impulsor de la propuesta de autonomía para Cataluña, rechazada por las Cortes monárquicas en 1918. En 1929 fundó el Partido Socialista Radical. Conspiró contra la dictadura de Francisco Primo de Rivera. Al fracasar la proyectada sublevación de Jaca de diciembre de 1930, tuvo que exiliarse en Francia, de donde regresó al proclamarse la Segunda República.
Entre 1931 y 1936 ocupó los ministerios de Instrucción Pública y de Agricultura, Comercio e Industria. Al comenzar la guerra civil, formó parte de la delegación que se entrevistó con León Blum para recabar ayuda del gobierno francés.
Algunas de sus obras son: On va Catalunya (1927), Libertad y autoridad (1928), ¿A dónde va España? (1930), ¿Qué espera el rey? (1930), y La experiencia del poder (1934).
La dedicatoria de Marcelino Domingo en uno de sus libros, al Mtro. Vicente Lombardo Toledano, quien encabezó en diferentes momentos la solidaridad de los trabajadores mexicanos con la Segunda República española:
A Vicente Lombardo Toledano, en quien el proletariado mexicano tiene un guía austero y de alto pensamiento. Con firme cordialidad (firma) Marcelino Domingo, 21 – IX- 38 (1938)
Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.
Por Emilio García Bonilla en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.
Vicente Lombardo Toledano es recordado por su destacada defensa de la República en España entre los años 1931 y 1939, año este último en que Francisco Franco se impuso luego de una guerra de tres años dando comienzo a una dictadura que duraría casi cuatro décadas.
En diferentes momentos fue explícita la solidaridad de Lombardo con la causa republicana, lo mismo desde las páginas de la revista Futuro, analizando en varios artículos el proceso político que se desarrollaba en España, que en las resoluciones y campañas de la Confederación de Trabajadores de México, así como en mítines, conferencias y actos de solidaridad en diferentes puntos de nuestro país.
Ya en 1935, Lombardo Toledano estuvo en España, donde visitó a los dirigentes obreros y socialistas presos, además asistió a una reunión de la dirigencia del Partido Socialista Obrero Español donde se analizó la composición del partido, la situación política española en el contexto europeo, la necesidad de que los trabajadores lucharan unidos fortaleciendo el frente popular. Al respecto, Lombardo señaló: “No olvidaré jamás en mi vida aquella sesión secreta y solemne para mí”.[1]
La tremenda lucha entre el gobierno legalmente constituido y los militares sublevados apoyados por la reacción conservadora hicieron de la guerra civil española (1936-1939) un preámbulo de la Segunda Guerra Mundial definido por la contradicción violenta entre democracia y fascismo, destacando el apoyo internacional a alguno de los dos bandos contendientes. México no estuvo al margen y su gobierno, así como organizaciones sindicales y políticas, expresaron su apoyo decidido a la República Española en los momentos más críticos de la guerra civil, particularmente a través del envío de armas y municiones, la acogida de refugiados y la ayuda diplomática.
Por su personalidad e influencia en el ámbito político nacional, destacó Vicente Lombardo Toledano en su calidad de dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la más importante central sindical de la época, la cual expresó de diferentes formas su solidaridad con los trabajadores y el pueblo español desde el internacionalismo proletario, uno de los principios enarbolados por la CTM en sus primeros años. La liga de Lombardo con el movimiento obrero español se había dado a través de la Unión General de Trabajadores (UGT) y sus principales dirigentes como Francisco Largo Caballero y Ramón González Peña.
Refiere Amaro del Rosal Díaz que al inicio de la Guerra civil, ante el asedio a la capital española por parte de los franquistas, el primer envío de fusiles mexicanos vía marítima representó un respiro para la causa republicana:
“No se borra de mi mente la figura quijotesca: alto, delgado, con su barbilla, del que había tenido la responsabilidad de la expedición, un tal José María Argüelles, que después de cumplida su misión, visita el domicilio de la UGT para transmitirnos un mensaje de aliento y solidaridad del compañero Lombardo Toledano. Al general Cárdenas, al general Ávila Camacho y a Lombardo Toledano, se debía ese gesto del pueblo mexicano que tanto significó, psicológicamente, para el pueblo madrileño en los días de angustia de noviembre de 1936, cuando la prensa mundial daba por perdida la capital de España y por vencida la resistencia de la República.”[2]
El Presidente de la República Española, Manuel Azaña otorgó a Vicente Lombardo Toledano, por decreto del 9 de febrero de 1937, la condecoración de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica, “por los servicios que ha prestado a la causa de la República”, siéndole entregada por el embajador de España en México, Félix Gordón Ordaz, en una ceremonia pública el 1° de septiembre del mismo año.[3]
Entre las felicitaciones con motivo del importante reconocimiento, destaca la expresada por Daniel Cosío Villegas, en ese entonces responsable de la Legación mexicana en Portugal, quien le expresara en una carta a Lombardo:
Muy querido Vicente:
Puede usted imaginar que a esta distancia toda noticia de México llega con canas. Con ese retraso –ahora sí que vital– me ha llegado la nueva de que el Gobierno Español lo ha condecorado a usted. Ahora bien, parecería un mal pretexto entre gente seria éste de una condecoración, para escribirle a un amigo a quien, de hecho, nunca se le escribe. Yo, que he estado ya tantos años en este negocito dizque diplomático, conozco bastantes secretos sobre condecoraciones. Pero es claro que la que usted recibe ahora, es dada en condiciones absolutamente extraordinarias, pues en otras, habría ido a dar –a buen seguro– a uno de nuestros más conocidos amigos hispanizantes. Le toca a usted por una sencilla razón: porque su vida ha sido congruente con ideas que todos –absolutamente todos– nos propusimos realizar y que sólo usted ha perseguido diariamente, con una energía y una constancia francamente excepcionales. Y aun cuando en mi pequeñísimo haber está el haberlo defendido siempre que en el chismorreo mexicano hacía falta, creo que va siendo necesario que alguna vez –una vez siquiera– se echen a un lado los escrúpulos del elogio cara a cara, y se le diga al amigo lo que el amigo piensa. No por ser fuerte él dejará de necesitar alguna vez un elogio, o, más bien, un juicio.
Por eso, mi querido Vicente, resolví enseguida ponerle a usted estas líneas desde el pequeño pero espeso desierto portugués: reciba usted un gran abrazo, no por la condecoración misma, sino porque ella me ha hecho recordar que desde muy jóvenes aprendimos aquello de realizar con la vida el pensamiento, que a muy pocos de aquel supuesto excepcional grupo les fue dable conseguir.
Con saludos para Rosita y los CAMARADAS Víctor Villaseñor y Xavier Icaza, con los mejores deseos. [4]
A mediados de 1937, el comité nacional de la CTM convocó a una “Semana dedicada a España”, a realizarse del 31 de julio al 6 de agosto, comprendiendo diferentes actividades (conferencias, obras de teatro, conciertos, exhibición de películas, publicaciones especiales, mítines, colectas) para expresar la solidaridad de los mexicanos con el pueblo español, exhortando a los trabajadores para que cooperaran “con entusiasmo a este homenaje grandioso que el pueblo de México debe rendir al pueblo español, en defensa de las libertades democráticas de toda la Tierra y como protesta de los pueblos civilizados contra la barbarie fascista”, señalando además que nuestro pueblo no permitiría que en México “puedan realizarse hechos sangrientos semejantes a los que acontecen en España, salvaguardando la tradición viril de libertad profundamente arraigada en nuestra conciencia histórica”.[5]
En septiembre de 1938 tuvo lugar en nuestro país el Congreso Obrero Latinoamericano, que daría lugar a la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) con Vicente Lombardo Toledano como su presidente, siendo aprobada una resolución para que todas las organizaciones representadas desarrollaran una intensa campaña de solidaridad en favor del pueblo español.[6] Al congreso asistió como delegado fraterno Ramón González Peña, ministro de justicia del gobierno español y dirigente de la UGT.
Ante la inminente derrota siguió el éxodo de republicanos, siendo México uno de los destinos para los refugiados al ofrecerles el gobierno de Lázaro Cárdenas el derecho de asilo. En la llegada de la primera embarcación al puerto de Veracruz con cerca de dos mil españoles a mediados de 1939, Lombardo Toledano estuvo presente como parte de la comisión de recepción:
Ahí está, en el puerto jarocho, Lombardo Toledano, mostrando una solidaridad afectiva a la causa del pueblo español, a su clase obrera, colaborando con todo. Los obreros de Veracruz, en gesto magnífico de adhesión y simpatía, suspenden el trabajo, el comercio cierra sus puertas. Una gran manifestación recorre las calles y acuden al puerto a dar la bienvenida a los combatientes españoles. Lombardo es el animador de esa movilización de solidaridad. Los inmigrantes nunca olvidarían aquellas horas de emoción.[7]
Juan Rejano, uno de aquellos inmigrantes, recordó así su primer encuentro con Lombardo Toledano al llegar a nuestro país:
Apenas había atracado el Sinaia en el muelle de Veracruz subió a bordo un hombre de ágiles movimientos y mirada perezosa que fue estrechándonos la mano con ademán cordial y sencillo. Pocas horas después, ese mismo hombre nos dirigía la palabra en la casa consistorial del puerto, y a través de uno y otro saludo comprendimos que en Vicente Lombardo Toledano, defensor ardiente de nuestra República en los tres años de guerra, teníamos un verdadero amigo y aliado para reanudar el combate desde México.[8]
El asilo brindado por la CTM a los dirigentes obreros españoles también es destacable, la UGT en el exilio tuvo en Lombardo Toledano a uno de sus principales aliados, llegando a compartir domicilio social ambas centrales sindicales en el número 74 de la calle Madero: “la solidaridad, las ayudas morales, las gestiones que a favor de los refugiados realizó Lombardo y sus compañeros de dirección, fueron incontables. La CTM respaldó en todos los momentos los problemas de los refugiados, tanto en México, como en Francia”.[9]
En los años que siguieron, Lombardo siguió expresando de muchas formas su apoyo a los españoles que desde dentro y fuera de su país se oponían al franquismo y denunciaban sus crímenes: “En más de una ocasión he oído yo pronunciar a Lombardo Toledano estas palabras: ‘el pueblo español no ha depuesto las armas desde 1936. El pueblo español jamás será vencido’, aclamando la lucha que los patriotas mantienen en el interior del país frente a los usurpadores, avivando el fuego heroico que un día cercano dará la victoria a los españoles de la lealtad, la libertad y el trabajo”.[10]
–
[1] VLT, Discurso en el mitin del 26 de julio de 1936, en Obra Histórico-cronológica, México, CEFPSVLT, 1996, tomo III, vol. 4, pp. 304-305.
[2] Amaro del Rosal Díaz, Vicente Lombardo Toledano y sus relaciones con el movimiento obrero español, 2ª ed., México, CEFPSVLT, 2009, p. 9.
[3] Rosa María Otero, Vicente Lombardo Toledano. Datos biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988, p. 40.
[4] Carta de Daniel Cosío Villegas a VLT, 9 de marzo de 1937, en Fondo Histórico de la Universidad Obrera de México, Legajo 293.
[5] Programa de la Semana dedicada a España, julio de 1937, en Obra Histórico-cronológica, México, CEFPSVLT, 1996, tomo III, vol. 5, pp. 289-293.
[6] Resolución núm. 5 del Congreso Obrero Latinoamericano, en El papel histórico de la Confederación de Trabajadores de América Latina. Resoluciones de sus asambleas (1938-1954), México, CEFPSVLT, 2013, p. 26.
[10] Juan Rejano, op. cit.: México, CEFPSVLT, 2014, p. 106.
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