Número. 112. FUTURO (JUNIO)

Detalle del número de la Revista Futuro 112

Número. 112. FUTURO (Junio) Edit

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Revista. Colección: Futuro. Junio de 1946, México DF (México).
Editado por: Universidad Obrera de México

Ciencias Sociales: Historia, Ciencias Políticas.

Descripción:

Revista editada desde 1933 a 1946 por el Mtro. Vicente Lombardo Toledano y dedicada a cuestiones económicas, políticas, jurídicas, morales, religiosas y artísticas de México, principalmente, pero también del panorama internacional. La revista Futuro, es una fuente de primera mano, elaborada por la intelectualidad revolucionaria y progresista de la época, con aportaciones de ilustres tales como Xavier Icaza, Verna Carleton, Vicente Sáenz, Víctor Marx, Pablo Picasso, Rafael Alberti, Pablo Neruda, Blanca Lydia Trejo, Diego Rivera, Herminia Zur Mühlen, Luis Cardoza y Aragón, Klee, entre muchos otros y otras.

Índice y autores:

HUELGAS Y POLÍTICA EN ESTADOS UNIDOS (Pág: 5)
Editorial
LOS ESTADOS UNIDOS Y EL MUNDO (Pág: 5)
Editorial
REPRESIÓN ANTIOBRERA Y FASCISMO (Pág: 5)
Editorial
LA VIGILANCIA DEMOCRÁTICA (Pág: 5)
Editorial
UNA AMENZA PARA AMÉRICA LATINA (Pág: 6)
Editorial
UNA FACCIÓN AGRESIVA (Pág: 6)
Editorial
EN GIRA CON LOMBARDO TOLEDANO (Pág: 7)
Rodolfo Dorantes
CANANEA, INCUBADORA DE ÁGUILAS (Pág: 14)
Gonzalo Beltrán
EL TRIUNFO CONSERVADOR EN COLOMBIA (Pág: 16)
Rafael Carrillo
LA NUEVA HUNGRÍA (Pág: 18)
Víctor Manuel Villaseñor
LAS GANANCIAS DE LA GUERRA (Pág: 22)
George Soule
LA CONFERENCIA DE CANCILLERES EN PARÍS (Pág: 26)
Carlos Contreras
UNIDAD NACIONAL CONTRA LA REACCIÓN Y EL IMPERIALISMO (INFORMACIÓN GRÁFICA DE LA GIRA DE VLT) (Pág: 30)

EL PAISAJE DE LOS LIBROS (Pág: 36)
Augusto Zalce
BULGARÍA Y RUMANÍA EN LA PAZ FUTURA (Pág: 37)
Leo Katz
LA “LEY DE COOPERACIÓN MILITAR” UNA TRAMPA DEL IMPERIALISMO YANQUI (Pág: 39)
Carlos Rojas Juanco
BRASIL: CAMPO DE PRUEBA (Pág: 44)
O.I. Roche
HOMBRES Y CIUDADANOS (Pág: 46)
Gaudencio Peraza
ESQUEMA DE LA OPOCISIÓN (Pág: 51)
Rafael López Malo
LA DERROTA DEL CONDOTTIERO (Pág: 54)

LA IRRIGACIÓN EN MÉXICO (FOTOS) (Pág: 56)

INTERVENCIÓN DEL ARTE EN LAS OBRAS DE IRRIGACIÓN (Pág: 62)
E. Puente


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Número. 107 de la Revista FUTURO

Detalle Nº107 de la Revista Futuro

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Revista. Colección: Futuro. Enero de 1946, México DF (México).
Editado por: Universidad Obrera de México

Ciencias Sociales: Historia, Ciencias Políticas.

Descripción:

Revista editada desde 1933 a 1946 por el Mtro. Vicente Lombardo Toledano y dedicada a cuestiones económicas, políticas, jurídicas, morales, religiosas y artísticas de México, principalmente, pero también del panorama internacional. La revista Futuro, es una fuente de primera mano, elaborada por la intelectualidad revolucionaria y progresista de la época, con aportaciones de ilustres tales como Xavier Icaza, Verna Carleton, Vicente Sáenz, Víctor Marx, Pablo Picasso, Rafael Alberti, Pablo Neruda, Blanca Lydia Trejo, Diego Rivera, Herminia Zur Mühlen, Luis Cardoza y Aragón, Klee, entre muchos otros y otras.

Índice y autores:

DENUNCIA SENSACIONAL (Pág: 7)
Editorial
LA MISIÓN DEL EMBAJADOR MESSERSMITH (Pág: 7)
Editorial
LA PROPAGANDA INTERVENCIONISTA (Pág: 8)
Editorial
LA MARCHA DE LA CONSPIRACIÓN (Pág: 8)
Editorial
EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN (Pág: 9)
Editorial
EL ADVERSARIO DE LA BUENA VECINDAD (Pág: 10)
Enrique Ramírez y Ramírez
LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN MÉXICO (Pág: 12)
Rafael Carrillo
EL NUEVO EZEQUIEL O EL COMPLEJO DE LA MALINCHE (Pág: 18)
Vicente Lombardo Toledano
IMPRESIONES DEL CONGRESO SINDICAL MUNDIAL (Pág: 23)
Florencio R. Maya
BALANCE DEL CONGRESO OBRERO MUNDIAL (Pág: 28)
Vicente Lombardo Toledano
RESOLUCIONES DE LA CTAL EN EL CONGRESO EXTRAORDINARIO DE PARÍS (Pág: 30)

LOS VERDADEROS CULPABLES DE LA SANGRE DERRAMADA EN LEÓN! (Pág: 34)

EL MARTIRIO DE ITALIA (Pág: 35)
Vittorio Vidali
BRASIL EN CAMINO DE LA DEMOCRACIA (Pág: 39)
María Luisa Carnelli
CHINA: CAMPO DE BATALLA (Pág: 41)
O. I. Roche
EL IMPERIALISMO Y LA ESCISIÓN (Pág: 43)
Nicolás Lenin
LOMBARDO TOLEDANO HORADO POR EL PENSAMIENTO DE MÉXICO (Pág: 46)
Juan Vargas Puebla
CHILE, UNA DEMOCRACIA EN DESARROLLO (Pág: 47)
Juan Vargas Puebla
PARA REDIMIR A LAS MASAS DE LA IGNORANCIA: UN MAGISTERIO UNIDO (Pág: 51)
Jaime Torres Bodet
NO SE CONOCE EN LA UNIÓN SOVIÉTICA EL DESEMPLEO (Pág: 55)
D. Kosov
LA HISTORIA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN NORTEAMÉRICA (Pág: 58)
Armén Ohanan y Makedonio Garza
MEMORIAL ENVIADO AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA POR EL 2o CONSEJO NACIONAL DEL SIND. NAL. DE TRABAJADORES DE IRRIGACIÓN (Pág: 59)

LA TREGUA (CUENTO) (Pág: 61)
Gonzalo Beltrán


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Número. 14. FUTURO (ABRIL)

Futuro

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“DESCARGA PDF”/ Revista. 1937 (Abril). México DF (México).

Colección: Futuro
Editado por: Universidad Obrera de México

Ciencias Sociales: Economía, Historia, Ciencias Políticas.

Descripción:

El número 14 de la revista FUTURO, publicado en abril de 1937, cuenta con artículos escritos por Víctor Manuel Villaseñor, Emilio Prados, Xavier Icaza, Narciso Bassols o Armando Blásquez. Este número trata temas como la Guerra Civil Española, el movimiento obrero en México, la C.T.M., la burguesía, la clase media en México, la legislación agraria y el imperialismo en Centroamérica.

Índice y autores:

MANUEL L. QUEZON: DICTADOR FILIPINO (Pág: 3)
James S. Allen
DOS ROMANCES DE LA GUERRA CIVIL (Pág: 6)
Emilio Prados
LAS LECCIONES DEL FRENTE POPULAR ESPAÑOL (Pág: 8)
Víctor Manuel Villaseñor
LA CARESTÍA Y EL MOVIMIENTO OBRERO (Pág: 13)
Editorial
DICCIONARIO POLÍTICO DE LA BURGUESÍA MEXICANA (Pág: 14)

EL PERFIL DEL MES (Pág: 16)

“MI CONTRIBUCIÓN AL NUEVO RÉGIMEN” (Pág: 17)
Alberto J. Pani
LA C.T.M. FRENTE AL ALZA DE LOS PRECIOS (Pág: 20)

DECÁLOGO DE LA CLASE MEDIA MEXICANA (Pág: 25)
Xavier Icaza
MÉXICO ANTE ESPAÑA (Pág: 28)
Narciso Bassols
LA LEGISLACIÓN AGRARIA Y LOS GANADEROS (Pág: 31)
Manuel Mesa A.
LA SEUDO-DEMOCRACIA CUBANA (Pág: 34)
Francisco Zamora
VASCONCELOS INJURIA A MÉXICO (Pág: 36)
Armando Blásquez
EL IMPERIALISMO EN CENTROAMÉRICA (Pág: 38)
José María Callejas
CARÁTULA de Luis Audirac. Dibujos de Carmen C. de Antúnez [y otros].

PDF DISPONIBLE

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Revista. Colección: Futuro. Abril de 1937, México DF (México). Editado por: Universidad Obrera de México

Ciencias Sociales: Economía, Historia, Ciencias Políticas.

Autores destacados:

James S. Allen
Emilio Prados
Víctor Manuel Villaseñor
Editorial


Alberto J. Pani

Xavier Icaza
Narciso Bassols
Manuel Mesa A.
Francisco Zamora
Armando Blásquez
José María Callejas

Descripción:

El número 14 de la revista FUTURO, publicado en abril de 1937, cuenta con artículos escritos por Víctor Manuel Villaseñor, Emilio Prados, Xavier Icaza, Narciso Bassols o Armando Blásquez. Este número trata temas como la Guerra Civil Española, el movimiento obrero en México, la C.T.M., la burguesía, la clase media en México, la legislación agraria y el imperialismo en Centroamérica.

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TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA CTAL

TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA CTAL[1]

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.

La CTAL, objeto de fuerte debate entre los historiadores y analistas del movimiento obrero.

2018, año de realización de este XII Taller, es también el del 80 aniversario de la fundación de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) Esto nos brinda un marco propicio para reflexionar sobre esta importante organización, que desarrolló sus actividades en una etapa singular de la historia latinoamericana y mundial y, durante los veinticinco años de su existencia, combatió, haciendo valiosos aportes a la teoría y la práctica de la lucha sindical y cosechando notables logros. En 1963 dejó de existir, al haber concluido su misión histórica.

Además, a pesar de que cumple ya ochenta años de fundada y cincuenta y cinco de haber concluido sus funciones, se trata de un corpus social vigente, por cuanto aún hoy enciende pasiones entre los historiadores y analistas del movimiento obrero. Sus detractores critican a la CTAL con lenguaje ácido, atribuyéndole culpas y defectos sin fin, porque, como bien señala la admirada investigadora cubana, doctora Dulce María O’Halloran:

“contra ella se concitaron los sectores más reaccionarios y las fuerzas del capital financiero, las cuales le declararon la guerra a muerte”[2];

Pero, por otra parte, numerosos y destacados estudiosos encomian los méritos de dicha central obrera. Es decir, el debate sobre la CTAL, que empezó hace ocho décadas, llega con fuerza a nuestros días; así sucede con todo lo que, por sus ideas y sus ejemplos, pervive.

En esta exposición, abordo el análisis solamente de algunos aspectos de su teoría y su práctica. En todos ellos encuentro ricas enseñanzas, y experiencias útiles para la lucha actual de la clase trabajadora y los pueblos, los latinoamericanos, sobre todo.

La CTAL, su perfil, ideales y objetivos

La CTAL se sustentó en los principios de la unidad de los trabajadores, la lucha de clases y el internacionalismo proletario: Entre sus objetivos, se propuso buscar los medios más eficaces para la unificación de la clase trabajadora de la región porque “sólo así, unidos, los obreros podrían constituir una fuerza capaz” de llevar adelante por sí mismos la lucha por sus objetivos históricos e influir de manera poderosa en el acontecer de sus países, de la región latinoamericana y el mundo.[3]

Defender los derechos laborales, pero no sólo eso, también transformar a la región y construir una democracia de tipo nuevo

Se trataba de defender sus intereses laborales, sí, pero no sólo eso, sino también luchar por la independencia de América Latina respecto del imperialismo, por la transformación profunda de la región en lo económico, político y social para el desarrollo de sus fuerzas productivas, la elevación del nivel de vida de los pueblos y por un nuevo tipo de democracia, más avanzada que la democracia representativa burguesa.

Contexto en que existió y luchó la CTAL

La Revolución Mexicana de 1910 fue una revolución antifeudal y antimperialista, como la definió Vicente Lombardo Toledano.

El contexto en que surgió, existió y combatió la CTAL, mexicano, latinoamericano y mundial, fue de intensa agudización de las contradicciones económicas, políticas y sociales y, por lo mismo, fue muy dinámico y rico en acciones de los pueblos y reacciones de los enemigos de los pueblos. Observaremos aunque sea de manera breve algunos elementos contextuales que incidieron en sus ideales, objetivos y acciones, como la Revolución Mexicana de 1910, la lucha de los pueblos de América Latina por su liberación respecto del imperialismo estadounidense, la amenaza del fascismo y la Gran Revolución socialista de Octubre.

La Revolución Mexicana de 1910

En México donde se fundó la central, ya había ocurrido la Revolución de 1910, que fue democrático burguesa y antimperialista, y, por tanto, la primera Revolución de Liberación Nacional. Ya se había promulgado la Constitución de 1917, la más avanzada del mundo en aquél momento. Gobernaba Lázaro Cárdenas del Río, un presidente nacionalista revolucionario, progresista y antimperialista. Y por serlo, era acosado constantemente por la clase social derrotada por la Revolución, integrada por una oligarquía terrateniente y por el capital extranjero, estadounidense en su mayoría, pero también inglés y alemán; por eso, contra Cárdenas no sólo conspiraba y actuaba la derecha local, sino también el imperialismo yanqui e inglés, y el ya emergente fascismo. Por eso, el movimiento sindical de la época, defendía con enjundia al gobierno cardenista, al mismo tiempo que le exigía dar pasos hacia adelante en el proceso de radicalización de la revolución.

Lombardo y la CTAL. Libro de Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.

La liberación de América Latina respecto del imperialismo, un objetivo medular de la CTAL

América Latina en su conjunto estaba bajo el dominio casi total del imperialismo yanqui, pero luchando con energía, sus mejores fuerzas, por su emancipación. Y a esa batalla contra el imperialismo norteamaricano se habría de sumar la CTAL como una nueva y poderosa fuerza. Por eso, ya desde la convocatoria al Congreso Obrero Latinoamericano, que fundó la CTAL, se establece como objetivo de la reunión

“buscar los medios más eficaces para su unificación (se habla de la clase trabajadora de la región) con el alto propósito de defender mejor su causa y contribuir al logro de la completa independencia y progreso…”[5] de nuestras naciones.

En ese mismo sentido, el Congreso constitutivo de la CTAL se pronunció por el respeto a la autonomía económica y política de todos los países, es decir, por el respecto al derecho de nuestros países a la liberación, a la conquista de su plena independencia económica y política con respecto del imperialismo. En el Acta Constitutiva se dice que

…la tarea principal de la clase trabajadora de la América Latina consiste en conseguir la plena autonomía económica y política de [nuestras] naciones… y en liquidar las supervivencias semifeudales que caracterizan a [estos] países, con el propósito de elevar las condiciones económicas y morales en que se hallan las grandes masas de sus pueblos[6].

La CTAL y la lucha contra el fascismo

Pero también, cuando se fundó la CTAL era el momento en que surgía el fascismo en la Alemania Nazi, en la Italia de Mussolini, y en la España de Francisco Franco, apenas previo al desencadenamiento de su furia contra la humanidad entera. El fascismo era una fuerza peligrosa que hasta entonces había sido desconocida en América pero que ya empezaba a intervenir en la región. Por eso, la CTAL declaró una guerra frontal contra el fascismo.

Una democracia de trabajadores que aspira a crear un mundo nuevo, otro objetivo de la CTAL

Vicente Lombardo Toledano, en su calidad de dirigente de la CTM de México, central anfitriona del citado Congreso Obrero Latinoamericano, sintetizó los tres objetivos ya enumerados, al declarar que se trataba de luchar por la unidad de los trabajadores de América Latina que era urgente porque, sólo así, unidos, los obreros podrían constituir una fuerza capaz de enfrentar de manera victoriosa los viejos problemas derivados de las tiranías de la región y, a la vez, combatir al imperialismo –enemigo fundamental de nuestros pueblos- y combatir también con éxito a una peligrosa fuerza que hasta entonces había sido desconocida en América pero que ya empezaba a intervenir en la región: el fascismo. El dirigente sintetizó los tres objetivos señalados:

“combatir al fascismo y al imperialismo, a todas las formas de opresión”. Además, propuso luchar por la democracia; pero no la democracia liberal convencional , sino una “democracia de trabajadores que aspira a crear un mundo nuevo”..[7]

Objetivos e ideales democrática y colectivamente formulados.

Las intervenciones de los delegados al Congreso Obrero Latinoamericano aportaron, de la manera más democrática, a la elaboración conjunta de la definición definitiva de los ideales y propósitos de la nueva central unitaria. Provenían de distintos países, militaban en corrientes sindicales diversas, pertenecían a organizaciones distintas y se refirieron a las experiencias de sus respectivos lugares de origen; pero en su mayoría coincidieron a la hora de identificar los grandes problemas de la región: la dependencia neocolonial respecto del imperialismo, la explotación del pueblo y los trabajadores y la amenaza del fascismo. Por tanto, casi todos se pronunciaron por luchar por la independencia respecto del imperialismo, combatir la explotación de clase y contra el fascismo, objetivos que se fueron perfilando con nitidez.

Lázaro Peña, de Cuba, sus valiosas intervenciones

Extraordinario dirigente obrero cubano

Una intervención que refleja en buena medida las de la mayoría, fue la del dirigente obrero cubano Lázaro Peña:

“En Cuba –como en cualquier otro pueblo de Latinoamérica- el capital predominante no es precisamente el nativo. También allá la industria azucarera, que es la principal del país, se encuentra en manos de compañías extranjeras, principalmente norteamericanas. No hay banca nacional. El ferrocarril es propiedad de compañías inglesas. El 83 por ciento de las tierras laborables están en manos de grandes latifundistas y compañías extranjeras.[8]

Lázaro Peña también se refirió a la grave situación económica del proletariado y a la elevada importancia de la unidad amplia e incluyente de los trabajadores, que podría hacer cambiar las cosas a favor de la clase obrera y los pueblos, al adquirir el movimiento sindical una fuerza superior, nunca antes conocida.

La CTAL y la Revolución de Octubre

La CTAL también vivió la época en que la Gloriosa Revolución Socialista de Octubre alentaba con su ejemplo los anhelos, la imaginación y las luchas de los pueblos del mundo, al tiempo en que desarrollaba las fuerzas productivas de la Unión Soviética de manera vertiginosa, a pesar de las constantes y violentas agresiones por parte del imperialismo, y la CTAL defendió a la Unión Soviética y se solidarizó con sus luchas.

La CTAL, anticapitalista, partidaria del socialismo

Además, la CTAL, desde su Acta Constitutiva, se pronunció claramente por la desaparición del régimen capitalista de la faz de la Tierra y su sustitución por el sistema socialista, que expresa la aspiración del cambio revolucionario más profundo de la clase trabajadora en su conjunto: la desaparición de la burguesía como clase social dominante en el escenario del mundo, la emancipación de la clase obrera, y la trasformación de las relaciones de producción y de distribución en el seno de la sociedad, es decir, la transformación radical en las esferas de la economía, de la política y de las relaciones sociales propiamente dichas

La CTAL merece el reconocimiento de la clase obrera y los pueblos

Cuántas cosas más podrían decirse acerca de la CTAL y su gloriosa existencia; cuántos análisis, cuántos ensayos, cuántos libros están por escribirse al respecto. La CTAL, sostuvo principios avanzados y justos, y su práctica fue plenamente congruente con sus concepciones teóricas. Por eso merece el reconocimiento y el homenaje de la clase trabajadora y los pueblos.

 

[1] Tema expuesto en el XII Taller Científico Internacional Primero de Mayo celebrado del 23 al 26 de abril de 2018 en el Palacio de los Torcedores, La Habana, Cuba, bajo el auspicio del Instituto de Historia de Cuba y coorganizado por el CEFPSVLT y la Universidad Autónoma de Chapingo.

[2] O’Halloran González, Dulce María. La Confederación de Trabajadores de América Latina, 1938-1948. (Mimeo), pág. 65.
[3] Convocatoria para el Congreso Obrero Latinoamericano, en CTAL, 1938-1948. Resoluciones de sus asambleas. Ediciones de la CTAL. México, 1948.

[4] Ricardo Melgar afirma que la concepción de la CTAL sobre la democracia se limita “al ejercicio de los derechos fundamentales del hombre”, pero se equivoca. La organización se refiere al tema en numerosos documentos y en ninguno restringe su propuesta a lo que dice este autor, sino que siempre es mucho más rica, avanzada y profunda. (Ricardo Melgar, El movimiento obrero latinoamericano. Historia de una clase subalterna 1988, Alianza Editorial, Madrid, pág. 337)

[5] Convocatoria para el Congreso Obrero Latinoamericano, en CTAL, 1938-1948. Resoluciones de sus asambleas. Ediciones de la CTAL. México, 1948.

[6] Acta Constitutiva de la Confederación de Trabajadores de América Latina”, 8 de septiembre de 1938, en CTAL, 1938-1948. Resoluciones de sus asambleas. México, 1948.

[7] Obsérvese que no se refiere al concepto burgués de la democracia representativa liberal, sino a una con un contenido de clase distinto, una democracia de trabajadores que aspiran a construir un régimen de tipo nuevo; el concepto se iría enriqueciendo con el tiempo en otros documentos de la CTAL. Obsérvese también que el lenguaje que se utiliza en este caso, y en general en los documentos de la CTAL, no es uno que se limite a repetir formas anquilosadas, ni es dogmático, sino fresco y explicativo a la vez.

[8] “Sensacional discurso pronunciado por el líder Lázaro Peña”, en el periódico Hoy, La Habana, Cuba, 10 de septiembre de 1938, citado por O’Halloran, en Op. Cit. pág. 47.

 

Imperialismo, dependencia económica y clases sociales.

Dependencia económica, imperialismo y clases sociales.

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo

Dependencia económica, imperialismo y clases sociales son conceptos filosóficos, económicos y sociales, cuyas relaciones son dialécticas, y, por tanto, complejas. Su incomprensión cabal es fuente de enormes confusiones entre los estudiosos y asimismo entre los luchadores sociales y políticos. De este tema, ampliamente estudiado por Vicente Lombardo Toledano, nos ocuparemos a continuación.

El motor del tránsito de la sociedad.

"La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases", Marx, Engels, El Manifiesto comunista.
“La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases”, Marx, Engels, El Manifiesto Comunista. Mural de Diego Rivera.

Desde el punto de vista del pensamiento marxista, en el modo de producción dominante de nuestros días, el capitalismo, la principal contradicción social se da entre la clase trabajadora y su clase antagónica, la burguesía. Esta contradicción fundamental sólo cesa sino cuando ambas clases sociales desaparecen, lo que ocurre cuando desaparece asimismo este modo de producción basado en propiedad privada, y desaparece con él la explotación de unos hombres y mujeres, por parte de otros.

En toda sociedad dividida en clases, las contradicciones entre éstas, al ventilarse en la vida cotidiana, constituyen el motor del tránsito de la sociedad, o lo que es lo mismo, la fuerza impulsora de las transformaciones sociales. Pero este motor, que es la lucha de clases, sólo produce cambios profundos cuando alcanzan su máxima agudización las contradicciones que en cada modo de producción se dan en su base económica.

La dependencia económica genera mayor complejidad en las relaciones entre las clases sociales.

Ahora bien, en los países dependientes, como son la mayoría de los de Asia, África y América Latina, entre ellos el nuestro, las contradicciones de clase son más complejas por cuanto contienen más ingredientes y presentan un mayor número de contradicciones. En términos generales, la burguesía nativa o nacional, se mueve en medio de dos adversarios suyos, uno de ellos, antagónico, pero nada desdeñable el otro.

Su enemigo antagónico es la clase trabajadora, cuya fuerza de trabajo explota y que anhela emanciparse. Pero la burguesía imperialista del exterior –o simplemente imperialismo—no es su aliada, en modo alguno. Siendo más poderosa, desde los puntos de vista económico y político, explota a la nación dependiente en su conjunto, incluida la propia burguesía nacional a la que arrebata una parte substancial de la plusvalía que genera la clase trabajadora, y en muchos casos la arruina y la lleva a la quiebra de sus negocios. En su mentalidad, la burguesía nacional ambiciona para sí los recursos que la burguesía imperialista le arranca, lo que genera una contradicción inter-burguesa que no se puede desdeñar.

La burguesía pro imperialista, su “patria” es el dinero.

En medio de esas dos contradicciones, unos sectores de la burguesía nativa optan por asociarse al imperialismo, encadenando sus propios intereses a los del capital extranjero y convirtiéndose en sus socios menores, y, por tanto, subordinados. Estos sectores defienden a los intereses imperialistas con los que se han aliado, y luchan contra los de la nación de la que son oriundos, pues carecen de interés patriótico. Sus lazos económicos son los que determinan su escala de valores y su conducta.

La burguesía nacional.

Pero otros sectores de la burguesía nacional procuran resistir y enfrentar a la burguesía imperialista. Estos sectores a menudo asumen posiciones de carácter patriótico y antimperialista, aunque no por razones éticas ni de principios, sino porque buscan su mayor beneficio, es decir, el incremento de sus capitales propios y, en buena medida, su propia supervivencia como clase social. Por ello, en ciertos momentos se ven compelidos a actuar en alianza circunstancial con la clase trabajadora para enfrentar al poderoso enemigo común.

Mas no por esto desaparecen sus contradicciones de clase respecto de los trabajadores que, como ya se dijo, son fundamentales e insolubles en tanto perviva el régimen capitalista. Por esa razón, en otras batallas concretas que ventilen contra los trabajadores de su país, los sectores de la burguesía nacional citados cerrarán filas sin titubeos con la otra burguesía de intra-fronteras, la proimperialista, y con los amos de ésta, los imperialistas.

En torno de estas complejas contradicciones sociales se mueve cada clase social. Dentro de ese proceso, cada una traza su estrategia de lucha para defender sus intereses, establece su táctica, formula su programa y define sus alianzas.

El imperialismo, sus objetivos.

"Cuando las ambiciones y el expansionismo de los imperialistas topan con algún gobierno patriótico, se concentran en el objetivo de eliminar ese obstáculo sin reparar en medios" Rivera retrata la intervención yanqui en Guatemala que depuso al gobierno de Arévalo.
“Cuando las ambiciones y el expansionismo de los imperialistas topan con algún gobierno patriótico, se concentran en el objetivo de eliminar ese obstáculo sin reparar en medios” Rivera retrata la intervención yanqui en Guatemala que depuso al gobierno de Arévalo.

Los poderosos capitales imperialistas tienden a avasallar, a apropiarse de todo lo que le sea rentable e imponer su dominio total sobre el país dependiente. El imperialismo encauza todos sus actos hacia esos fines y ni siquiera acepta aliados, sólo subordinados. Dentro de esa tendencia, se obstina en tomar en sus manos la dirección de la vida pública a través de quienes se presten a ser sus instrumentos. Quienes se ponen a su servicio, políticos oportunistas y militares apátridas, son llevados a las posiciones de mando por medios que indistintamente pueden ser conspirativos, cuartelarios o formalmente “democráticos”, resultado de una votación ciudadana. Para el caso da lo mismo tanto para ellos como para los pueblos victimados.

La historia de México y de los demás países dependientes registra abundantes casos de todos estos tipos. Lo único que importa al imperialismo es que le sirvan con atingencia y docilidad. Mientras sea así, los aprovecha; y con igual desenfado los desecha cuando dejan de serle útiles. Por otra parte, cuando las ambiciones y el expansionismo de los imperialistas topan con algún gobierno nacionalista y patriótico, se concentran en el objetivo de eliminar ese obstáculo sin reparar en medios. Asimismo, hacen cuanto sea necesario para evitar que fuerzas patrióticas y antiimperialistas que aún no ocupan posiciones de gobierno, se desarrollen y puedan convertirse en un riesgo para sus intereses de dominio. Las combaten recurriendo a la mentira, la difamación y la calumnia. Al terrorismo, al golpe de Estado, a la privación de la vida. Aún a los procedimientos más ruines y atentatorios contra la justicia, la democracia y la ética.

El imperialismo y los Estados nacionales dependientes.

Con respecto del Estado nacional de los países dependientes, el imperialismo se dedica a arrebatarle su soberanía, atributo que, como se sabe, es el fundamental de todo Estado. Es decir, el imperialismo busca convertirse en la autoridad suprema sobre todo país en el que ha invertido capitales, la única que imponga decisiones; la que resuelva en última instancia, suplantando en esa calidad al Estado nacional y anulando el derecho que en ese sentido les compete a las diversas instituciones y fuerzas del país de que se trate.

Por tanto, tiende a diluir al Estado como entidad soberana al servicio de intereses nacionales. Procura liquidarlo, establecer como sustituto un aparato administrativo plenamente dependiente, leal a los intereses de fuera, pero eso sí, represivo, fascista, llegado el caso, que no escatime ferocidad ni medios con el objeto de impedir que prosperen las protestas y las luchas populares. Un aparato que, al quedar vacío de sobernía, sólo conserva las formalidades de un Estado, pero no su esencia ni su consistencia. Los estados económicamente dependientes, como lo analizó Vicente Lombardo Toledano, también son dependientes políticamente. Por tanto, se puede decir que más bien son seudo estados.

El imperialismo y las dos fracciones de la burguesía local.

La burguesía nativa dependiente del imperialismo supedita su conducta de modo invariable a los intereses y designios de sus socios de fuera. Su calidad de socio menor, subordinado, la obliga a actuar como un simple agente de esas fuerzas externas. Se esfuerza en cumplir con las funciones que le asignen. En términos estrictos no es una fuerza que deba considerarse aparte, sino un mero apéndice del imperialismo.

En contraparte, el otro sector de la burguesía nativa, el que opta por enfrentar al capital imperialista y trata de sobrevivir a sus embates, necesita de la existencia de un Estado nacional fuerte e independiente del exterior, que sea capaz de resistir a la poderosa ofensiva neocolonialista. Necesita que el Estado tenga un perfil nacionalista y posea las facultades económicas y políticas adecuadas para proteger los intereses de la burguesía nacional. Para que defienda sus mercados y sus bienes, y le ayude a abrirse camino hacia otros mercados. En fin, exige al Estado que cree las condiciones propicias para que esa clase social, propietaria y explotadora, prospere. Ya dijimos, es patriótica y antiimperialista, pero lo es por su interés material muy concreto.

La clase trabajadora, sus objetivos históricos.

Para avanzar hacia la conquista de sus proyectos de corto y largo plazo, la clase trabajadora requiere necesariamente conquistar la independencia de su país".
Para avanzar hacia la conquista de sus proyectos de corto y largo plazo, la clase trabajadora requiere necesariamente conquistar la independencia de su país”.

Por su parte, la clase trabajadora tiene sus propias aspiraciones. Anhela que desaparezca toda forma de explotación, lo que expresa su contradicción frente a la clase propietaria en su conjunto, extranjera y local. Ambiciona que surja una nueva sociedad en la que todos los hombres puedan convivir bajo las reglas de la más completa fraternidad. En que la igualdad no sea sólo jurídica, sino económica y social. En que el hombre deje de ser el lobo del hombre. Esa, la sociedad socialista, constituye su aspiración histórica.

Su emancipación definitiva implica imprimirle cambios profundos a la sociedad. Cambios que revolucionen la estructura y todo el entramado social. Cambios que exigen que se transforme el Estado, de uno diseñado conforme a los intereses de la burguesía, a otro, con perfil distinto y diferentes atributos y funciones, acordes a los intereses de la clase trabajadora: un Estado obrero. Y más adelante, al madurar la nueva sociedad, exige la desaparición del Estado en su calidad de aparato para el dominio de una clase social sobre otras, puesto que ambas clases se habrían extinguido. Se habría llegado entonces a la conquista de la plena igualdad y de la plena libertad para todos.

La clase trabajadora en los países dependientes.

En el camino hacia su objetivo histórico, la clase trabajadora, en lo inmediato, aspira a mejorar la forma en que se desenvuelve su vida. Quiere una retribución menos injusta, por su trabajo. Quiere que se reconozcan sus derechos y se manifiesten también en prestaciones que eleven las condiciones de su existencia. Demanda que sus gobernantes sean, como diría Morelos, siervos de la Nación, que atiendan sus necesidades y no vean sólo por los intereses de los poderosos. Anhela que la sociedad vaya avanzando hacia la equidad.

Pero todas sus aspiraciones, no sólo las históricas sino aun las de corto plazo, chocan con una realidad que en los países dependientes es brutalmente adversa. El imperialismo no está dispuesto a conceder nada, en absoluto. Nada de mejores salarios ni prestaciones adecuadas ni mejoría en las condiciones de vida. Nada que adelgace su tajada del pastel. Su interés es explotar, saquear, incrementar el lucro de manera ilimitada. Allá, en la metrópoli imperialista, acaso podrá darse el lujo de hacer algunas concesiones a la clase trabajadora, compelido por las circunstancias, pero no aquí. Allá hará las concesiones indispensables para que su mercado interno no languidezca y no se agudicen las contradicciones sociales en su propia casa, al grado de volverse peligrosas para la gobernabilidad. Prefiere que se agudicen en la periferia, en los países dependientes, cuestión que le tiene sin cuidado.

La liberación nacional, necesidad de la clase trabajadora.

Emprender el camino de las transformaciones revolucionarias con éxito exige dejar de lado toda actitud simplista y autosuficiente.
Emprender el camino de las transformaciones revolucionarias con éxito exige dejar de lado toda actitud simplista y autosuficiente.

En estas condiciones, las justas aspiraciones de la clase trabajadora no pueden avanzar en el caso de los países dependientes. Si ya es difícil que le arranque conquistas sociales a la burguesía nativa, que se las quite al imperialismo viene a ser casi imposible. Por eso, para avanzar hacia la conquista de sus proyectos de corto y largo plazo, requiere necesariamente conquistar la independencia de su país.

La necesita a plenitud, en lo económico pero también en lo político. Porque en tanto su país carezca de independencia y soberanía, no puede lograr la libertad ni la justicia; no puede aspirar a que su explotación desaparezca, pero ni siquiera que disminuya. Por eso, la clase trabajadora de los países dependientes, en la medida en que toma conciencia de esta realidad, pone en el primer lugar de su estrategia la lucha contra el imperialismo, al que identifica adecuadamente como su principal enemigo o la parte más aguda de la contradicción fundamental.

La unidad y lucha de contrarios en la lucha por la liberación nacional.

Por eso, sólo en los países dependientes, existe un espacio de coincidencias entre la clase trabajadora y la burguesía nativa no subordinada al imperialismo, a la que podría llamársele con propiedad burguesía nacionalista. Espacio de coincidencias que en modo alguno implica que cese la contradicción fundamental que enfrenta históricamente a estas dos clases sociales. Ni evita que estas contradicciones se reflejen en un conflicto cotidiano entre ambas, en las esferas de la economía, la ideología y la política. Pero a ésta se le sobrepone la otra contradicción, la que se da entre el imperialismo y la Nación dependiente en su conjunto. Este elemento, el del imperialismo como enemigo común de la clase trabajadora y la burguesía nacional, determina que la dinámica de las transformaciones sociales tenga mayor complejidad en los países dependientes, como México.

Emprender el camino de las transformaciones revolucionarias con éxito exige dejar de lado toda actitud simplista y autosuficiente.

Las revoluciones antiimperialistas; su carácter nacional y clasista.- La Revolución Mexicana.[1]

Las revoluciones antiimperialistas; su carácter nacional y clasista.- La Revolución Mexicana.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

Como vimos en el fragmento anterior, el objetivo de destruir las relaciones de producción, esclavistas y feudales y sustituirlas por otras, superiores, venía quedando pendiente. La revolución por la independencia, encabezada por Hidalgo y Morelos, que como Lombardo lo analiza desde el punto de vista marxista, fue sobre todo, una guerra de clases antiesclavista y antifeudal, logró independizar políticamente a México, pero no alcanzó sus objetivos más trascendentes, de transformación profunda, económica y social. Por eso, porque el desarrollo de las fuerzas productivas no se correspondía con el arcaico modo de producción, estalló la lucha casi de inmediato, de nueva cuenta, y tomó la forma de un conflicto entre liberales y conservadores, y que no tuvo las causas superficiales que le han esgrimido los historiadores no marxistas. Triunfaron los liberales. Se formularon las Leyes de Reforma, que abrieron paso al posible destrabamiento de las fuerzas productiva, pero poco después, al instaurarse la dictadura de Porfirio Díaz, se truncó otra vez el proceso revolucionario que se venía desplegando. Así llegó el pueblo mexicano a los umbrales del siglo XX y a los momentos en que aparecía en el mundo el fenómeno del imperialismo, dentro de un modo de producción complejo, semiesclavista, semifeudal, con fuertes supervivencias del modo comunal de producción.

...luego del surgimiento del imperialismo de manera inevitable tendrían que aparecer las luchas antiimperialistas, de liberación nacional...
…luego del surgimiento del imperialismo de manera inevitable tendrían que aparecer las luchas antiimperialistas, de liberación nacional…

Porque, en efecto, el imperialismo, por cuanto se refiere al definitivo reemplazo del capitalismo de libre cambio en Europa, como Lenin lo escribió, ocurrió “… precisamente a principios del siglo XX”. El genio de la Revolución de Octubre citó enseguida la crisis económica de 1900-1903, como el momento en que “los cárteles se convierten en una de las bases de toda la vida económica”, con lo cual “el capitalismo se ha transformado en imperialismo.”[3] Ahora bien, recién rebasada la primera mitad del siglo XIX, y con más fuerza en su último tercio, los capitales imperialistas de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, sobre todo, ya se habían lanzado a capturar los mercados de los países cuyo rezago en el desarrollo de sus fuerzas productivas los convirtió en presas fáciles para sus propósitos de despojo.

Siendo ambos, capitalistas, es antimarxista pretender equiparar a los países imperialistas con los dependientes.

Lo cierto es que desde la aparición del fenómeno del imperialismo hasta nuestros días, el mundo capitalista se divide en dos: un conjunto de potencias capitalistas –a las que en lenguaje común, se les llama países “capitalistas desarrollados”– y otro conjunto, mucho mayor por su número y población, de países también capitalistas, pero subordinados. Aunque ambos son capitalistas, las formas en que se expresa el capitalismo en unos y otros contiene diferencias abismales que se reflejan en las relaciones de producción, en la conformación de las clases sociales y en múltiples aspectos estructurales y sobre-estructurales, por lo es criticable, por antimarxista y subjetivista, pretender equipararlos cuando se examinan los objetivos inmediatos y mediatos de la lucha revolucionaria, así como la estrategia y la táctica.

La Revolución Mexicana, la primera revolución antiimperialista, de liberación nacional en el mundo...
La Revolución Mexicana, la primera revolución antiimperialista, de liberación nacional en el mundo…

Por las contradicciones que se generan entre ambos conjuntos de países, y las relaciones clasistas que entrañan, se puede afirmar que luego del surgimiento del imperialismo de manera inevitable tendrían que aparecer las luchas de liberación nacional –luchas esencialmente antiimperialistas– por parte de los pueblos sometidos, de las cuales la Revolución Mexicana de 1910 fue la primera en el mundo.

Al momento en que Inglaterra y Estados Unidos, entre los primeros, alcanzaron la etapa de la exportación de capitales, México quedó como receptor y víctima, por tanto, del saqueo imperialista. La base económica de nuestra dependencia fue el rezago de nuestras fuerzas productivas acumulado durante los trescientos años de coloniaje, desde que la invasión española sojuzgó a los pueblos indígenas y, con ello, impidió que el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas siguiera el curso descubierto por Marx. En vez de eso, desde fuera y por la fuerza les impuso un doble modo de producción esclavista y feudal, sujeto además a múltiples trabas para su ulterior desarrollo. Luego, en los inicios del último tercio del siglo XIX, cuando los liberales, encabezados por Juárez, recién emergieron victoriosos sobre los conservadores, abrieron los cauces para el desenvolvimiento económico, con las Leyes de Reforma. Pero la irrupción de los capitales imperialistas lo impidió, como lo analiza el Maestro Lombardo:

La irrupción externa impidió que el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas siguiera el curso descubierto por Marx...
La irrupción externa impidió que el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas siguiera el curso descubierto por Marx…

“Cuando finalmente el liberalismo triunfa, se desarrollan las fuerzas productivas, aumenta la producción económica, las relaciones de producción comienzan a cambiar, los pueblos se liberan de la esclavitud, el feudalismo servil empieza a encontrar modalidades que atenúan la explotación humana, el Estado tiene más posibilidades de desarrollo. Pero aparece un personaje en nuestro drama histórico.

“Ese personaje que no nos ha soltado desde entonces, y qué daños irreparables nos ha creado, nos ha producido. Este personaje es la inversión de los capitales extranjeros y su intervención en la vida interna de nuestro país, influyendo en su vida política y también en sus vínculos internacionales”[4]

Desde el punto de vista marxista, la Revolución Mexicana no podría tener un carácter socialista.

Por el momento histórico en que se produce, por los rasgos del modo de producción que predominaba en México y por las clases sociales que conformaban su sociedad, la Revolución Mexicana no podía tener un carácter socialista...
Por el momento histórico en que se produce, por los rasgos del modo de producción que predominaba en México y por las clases sociales que conformaban su sociedad, la Revolución Mexicana no podía tener un carácter socialista…

Por el momento histórico en que se produce, y por los peculiares rasgos del modo de producción que predominaba en México y las clases sociales que conformaban su sociedad, como lo examina Lombardo, con riguroso apego al pensamiento marxista, Revolución Mexicana no podía tener un carácter socialista:

“Era evidente que la Revolución de 1910… no podía llegar al socialismo en aquél tiempo; no existía la clase obrera, no existía inclusive la burguesía nacional como una fuerza determinante; no existían las condiciones materiales objetivas ni subjetivas para un movimiento de esta trascendencia.”[5]

Pretender, a posteriori, que lo hubiese sido si tal o cual facción hubiese superado a otra, o si hubiesen sucedido tales o cuales hechos concretos u otros hubiesen dejado de ocurrir, como a veces especulan algunas personas, significa incurrir en el subjetivismo, que es absurdo por cuanto prescinde de realidad; además, implica, ignorar un principio fundamental del marxismo, según el cual

“ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua”[6]

Ya que es imposible que las fuerzas productivas del modo capitalista desarrollen todo su potencial cuando ni siquiera ha surgido este sistema como dominante respecto de otros modos de producción previos, precapitalistas, en una sociedad en concreto.

La Revolución Mexicana fue consecuencia... de la intervención del imperialismo extranjero en la vida doméstica de México ...
La Revolución Mexicana fue consecuencia… de la intervención del imperialismo extranjero en la vida doméstica de México …

En efecto, el desarrollo de las fuerzas productivas, en nuestro caso –como ya hemos visto–, no era el de una sociedad capitalista, cuyas contradicciones internas, al agudizarse, abran la puerta a la transición revolucionaria al socialismo, sino de una sociedad esclavista y simultáneamente feudal, esto es, precapitalista. Sus contradicciones internas tenían ese carácter, y lo necesario para destrabar las fuerzas productivas era demoler esas relaciones sociales, esclavistas y feudales. Consecuentemente, nuestra revolución se planteó la destrucción del latifundio, llevar adelante una profunda Reforma Agraria y lograr la industrialización del país, destrabando de esa manera las fuerzas productivas. La revolución tuvo un carácter democrático-burgués, pero en nuestro caso había contradicciones de origen externo, además de las internas, que no existieron en el caso de la Revolución Francesa, ni las otras revoluciones democrático burguesas previas, las contradicciones que se dan entre el imperialismo y el país receptor de sus capitales, es decir, el país dependiente, saqueado por aquél. Se trató de un ingrediente nuevo, distinto de los que engendraron las revoluciones burguesas clásicas.

El imperialismo, obstáculo gigantesco para el desarrollo de las fuerzas productivas de los países dependientes.

El despojo que se realiza por medio de las inversiones extranjeras y el envío al exterior de las utilidades, junto con muchas otras riquezas naturales de la nación, viene a ser, en los tiempos del imperialismo, un obstáculo gigantesco para el desarrollo de las fuerzas productivas propias. Por eso, hacía falta una revolución de carácter antiimperialista, de liberación nacional, como denominó Lombardo a la nuestra, estallada en 1910 y culminada jurídicamente en 1917.[7] Por eso el ideólogo marxista la definió con precisión como “una revolución democrático-burguesa y antiimperialista”. Este último rasgo la distingue de las revoluciones democrático burguesas, como la Revolución Francesa, que se produjeron antes de la aparición del imperialismo sobre la faz de la Tierra, porque la nuestra tenía que fijarse también el objetivo de liberar al país de la dependencia respecto del imperialismo, y lograr que México fuera para los mexicanos. Lombardo Toledano lo dice así:

“La Revolución Mexicana fue una revolución demo­crática, antifeudal, y antiimperialista. Técnicamente calificada, fue una revolución democrático-burguesa; pero a diferencia de las revoluciones de ese género realizadas en Europa y en la América del Norte durante los siglos XVIII y XIX, la nuestra se produjo en un país semicolonial, al lado de la potencia capitalista más grande de la historia y en el periodo del imperialismo, cuya primera gran contienda entre sus integrantes fue la guerra mundial de 1914-1918, por un nuevo reparto de los países atrasados de Asia y África, y de zonas de influencia en los diversos con­tinentes de la Tierra.”[8]

Y cuando habla de sus múltiples y complejas causas, el pensador y dirigente de la clase trabajadora y el pueblo explica:

“La Revolución iniciada en 1910 fue consecuencia del régimen económico establecido por la monarquía española desde el siglo XVI, y modificado sólo en sus aspectos secundarios, durante noventa años del México independiente. Fue consecuencia también de la supervivencia de las formas esclavistas y feudales de la vida social. Y fue consecuencia, así mismo, de la intervención del imperialismo extranjero en la vida doméstica de México a partir de la segunda mitad del siglo XIX.”[9]

...es natural que la Revolución Mexicana tuviera un carácter profundamente transformador de la realidad, tanto como podía serlo en aquel momento histórico concreto del mundo y de México y de acuerdo con el grado de desarrollo de las fuerzas productivas de nuestra sociedad...
…es natural que la Revolución Mexicana tuviera un carácter profundamente transformador de la realidad, tanto como podía serlo en aquel momento histórico concreto del mundo y de México y de acuerdo con el grado de desarrollo de las fuerzas productivas de nuestra sociedad…

Habiendo sido, como se dijo, una revolución antiesclavista y antifeudal, y al mismo tiempo una revolución antiimperialista, de liberación nacional, es natural que la Revolución Mexicana tuviera un carácter profundamente transformador de la realidad, tanto como podía serlo en aquel momento histórico concreto del mundo y de México y de acuerdo con el grado de desarrollo de las fuerzas productivas de nuestra sociedad.

Criticarla, desde una perspectiva aparentemente marxista, como hacen algunos autores desde el ámbito de la academia, o algunos actores de la lucha política, acusándola de no haber sido una verdadera revolución por no haber tenido el carácter de socialista, significa ignorar el A, B, C del materialismo histórico, es decir, las ideas básicas del marxismo sobre el desarrollo de los modos de producción y su estrecha relación con la base económica de la sociedad; de las transiciones entre unas y otras etapas de la historia y de las luchas revolucionarias de las clases oprimidas como motor de la historia.

Pensador riguroso, hizo importantes aportes a la concepción marxista del desarrollo de la historia...
Pensador riguroso, hizo importantes aportes a la concepción marxista del desarrollo de la historia…

Porque a partir de la aparición y expansión del imperialismo, la lucha de clases tuvo una forma más de expresión, antes desconocida: la lucha de la clase trabajadora de los países penetrados por el capital imperialista –lucha que en este caso no debe librar sola, sino con múltiples aliados de otras clases y capas de la sociedad– contra esos capitalistas externos, en su calidad de propietarios de medios de producción y cambio –y por tanto directamente explotadores de los trabajadores—pero también en su calidad de saqueadores de la nación en su conjunto. Por esta razón, Lombardo planteó certeramente en la Mesa Redonda de los Marxistas Mexicanos, como ya dijimos, que, en nuestro caso, “la Revolución, además de ser una Revolución que conviene al proletariado, es una Revolución que conviene al resto de la nación mexicana”.[10]

Considero pertinente enfatizar que para múltiples sectores de la población, que son víctimas del imperialismo, la lucha contra éste solamente entraña una lucha nacional por la liberación; pero para los trabajadores es eso mismo y, además, una forma muy aguda de la lucha de clases, puesto que los capitales imperialistas son doblemente explotadores de todos aquellos que viven de su trabajo personal. E implica una forma especialmente compleja de relación entre la clase trabajadora y la burguesía nacional, porque una franja de ésta tiende a aliarse con el capital imperialista y, por tanto, es enemiga frontal de la clase trabajadora, pero otra franja, victimada por el imperialismo, tiende a confrontarlo –aunque lo haga con debilidad y vacilaciones—, y no por eso deja de explotar a los trabajadores. La clase trabajadora debe combatir a esta franja de la burguesía, en tanto que es su enemiga de clase, pero al mismo tiempo, debe formar alianzas transitorias con ella para enfrentar al imperialismo que toma la calidad de enemigo común de ambas clases sociales, y a la vez, de principal enemigo de los trabajadores.

Esta complejidad de la lucha de clases en los países penetrados por los capitales imperialistas resulta de difícil comprensión para quienes apenas se asoman a los aspectos más elementales y generales de la ideología de la clase obrera; y a quienes conciben lo revolucionario con la repetición de citas, de manera suelta, fuera de contexto, y la copia al carbón de las acciones concretas que la clase trabajadora emprendió en la Rusia de los zares o en otras partes, cuya realidad era diferente. A eso obedecen muchas de las divergencias entre Lombardo y el lombardismo, por una parte, y sus críticos y fustigadores “de izquierda”, por la otra.

 

 

[1] Séptimo fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”. Próximamente aparecerá publicada por el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] V. I. Lenin. “El imperialismo, fase superior del capitalismo.” Obras Escogidas, Progreso, Moscú. 1961. Disponible en  http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe3/lenin-obras-1-3.pdf.

[4] Vicente Lombardo Toledano. “Las tesis fundamentales de las constituciones de México”. Serie de conferencias que dictó en la Universidad de Guanajuato, en el año de 1966. Disponible en Escritos acerca de las Constituciones de México Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales VLT, 2 tomos.

[5] Vicente Lombardo Toledano. “La línea estratégica del PPS: no ponerse al margen ni aislarse de la vida nacional. Discurso pronunciado en la cena de año nuevo del PPS, el 7 de enero de 1967, publicada por la revista Política fechada el 1 de enero del mismo año. Pág. XXXIII.

[6] Karl Marx, Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm

[7] Vicente Lombardo Toledano, “La Revolución Mexicana cumple su destino de liberación nacional”, El Popular, 17 de julio de 1938.  Disponible en CEFPSVLT, OHC, 1938.

[8] Vicente Lombardo Toledano,  Carta a la juventud sobre la Revolución Mexicana, su origen, desarrollo y Consecuencias, 1960, pág. 20. Disponible en CEFPSVLT, OHC, 1960.

[9] Ibidem.

[10] Vicente Lombardo Toledano. Mesa redonda de los marxistas mexicanos. CEFPSVLT, México. 1982, pág. 58.

Objetivos y táctica, a debate entre los marxistas mexicanos.[1]

Objetivos y táctica, a debate entre los marxistas mexicanos.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

En el fragmento anterior recordamos que, existiendo distintas opiniones entre los partidarios del socialismo en México sobre cómo y hacia dónde, con qué objetivos inmediatos y posteriores, y con qué tácticas habría que transformar la realidad de México, Vicente Lombardo Toledano los convocó a discutir colectivamente todas estas cuestiones. Así fue como se produjo la Mesa redonda de los marxistas mexicanos[3], realizada en enero de 1947, con la idea de que de esa discusión surgiera la unidad de todas las corrientes consecuentemente revolucionarias.

Los objetivos y táctica de los revolucionarios, se discutieron en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos.
Los objetivos y táctica de los revolucionarios, se discutieron en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos.

El tema que propuso Lombardo fue justamente: “Objetivos y táctica de lucha del proletariado y del sector revolucionario de México en la actual etapa de la evolución histórica del país”. La carta invitación fue enviada al Partido Comunista Mexicano, Acción Socialista Unificada, Grupo “El Insurgente” y Grupo marxista de la Universidad Obrera; también se les propuso nombraran hasta seis de sus miembros como sus representantes en la conferencia. Además, hubo otros invitados, sugeridos por los ya mencionados: Narciso Bassols, Víctor Manuel Villaseñor, José E. Iturriaga, Juan Manuel Elizondo, Agustín Guzmán, Francisco de la Garza, Gaudencio Peraza, Gontrán Nobel y Rafael Carrillo.

Finalmente, la lista de los integrantes del relevante evento quedó de esta manera: Vicente Lombardo Toledano, Enrique Ramírez y Ramírez, Miguel Mejía Fernández, Humberto Lombardo Toledano, Rodolfo Dorantes y Carmen Otero y Gama, por el Grupo marxista de la Universidad Obrera, como titulares, y Federico Silva, Estela Carrasco, Joel Marroquín y María Teresa Puente, suplentes. Por el PCM, Dionisio Encina, Jorge Fernández Anaya, Blas Manrique, Carlos Sánchez Cárdenas, Abel Cabrera L., y Prisciliano Almaguer, titulares, y como suplentes, Alberto Lumbreras y Estela Jiménez Esponda. Por el Grupo marxista “El Insurgente”, como titulares Leopoldo Méndez, José Revueltas, Luis Torres, Moisés Rogelio Díaz, Eduardo Alonso y Jesús Miranda, y como suplentes, Luz Salazar, José Alvarado y Abraham Gutiérrez. Acción Socialista Unificada designó a Alberto Bremauntz, Valentín Campa, Hernán Laborde, José María Téllez, Manuel Meza Andraca y Miguel A. Velazco, todos titulares. Además, asistieron los invitados ya antes citados, a título individual.  

Hace tiempo que se observa un abandono de la teoría por parte del movimiento obrero y campesino del país…

La intervención inicial, que además constituyó la base para la discusión, corrió a cargo del convocante. En una primera parte del documento, Lombardo, entre otras cuestiones, expresó las siguientes: A) Hace tiempo, se observa un abandono de la teoría por parte del movimiento

Vicente Lombardo Toledano, pintado por David Alfaro Siqueiros.
Vicente Lombardo Toledano, pintado por David Alfaro Siqueiros.

obrero y campesino del país, y esto ha repercutido en la aparición de múltiples problemas que afectan el desarrollo de la Revolución Mexicana. B) Se presentan divergencias de criterio sobre cuáles son las metas inmediatas y cuál es la forma de organizar las fuerzas para alcanzarlas. C) Se han observado dos desviaciones, una de izquierda y otra de derecha. D) La desviación de derecha plantea que el gobierno de México evite toda fricción con los monopolios extranjeros, y sigua una política de “interdependencia” con Estados Unidos para resolver los problemas domésticos de la nación. E) La desviación de izquierda, sin embargo, es hoy la más peligrosa: consiste en afirmar que llegó el momento de que el gobierno cumpla de manera inmediata y mecánica con los objetivos fundamentales de la Revolución Mexicana; que se vuelva un instrumento del proletariado, porque si no lo hace, se deberá considerar que se trata de un gobierno entregado a los enemigos de la nación. Esta desviación debilita la lucha e incurre en el oportunismo y en el sectarismo. Luego planteó y desarrolló los aspectos teóricos. A) La necesidad de estudiar la realidad con base en una teoría científica que no puede ser otra que la que sustenta la filosofía del proletariado. B) Explicó qué es y en qué consiste, en términos generales, la filosofía del materialismo dialéctico, como teoría y como método. C) Asimismo, qué es el materialismo histórico. D) Respecto de las maneras de negar el marxismo, señaló que unos lo hacen de manera abierta, como los idealistas filosóficos y los metafísicos. Pero otros, lo deforman, y también es una manera de negarlo. Y otros más, lo niegan convirtiéndolo en dogma. Explicó cada una de las formas de negación enunciadas. E) Desarrolló el tema de la obligatoriedad, para los marxistas, de aplicar el marxismo al análisis de la realidad, porque

“Si queremos, pues, tener un conocimiento marxista, científico, de la realidad de hoy, para inferir de este conocimiento las deducciones que necesitamos en la acción práctica, es indispensable analizar el medio concreto de nuestro tiempo; saber en qué consiste la realidad rica y viva de un hecho nuevo, diferente a la realidad de otro tiempo, conectada con las realidades de ayer, en virtud de la conexión, de la interacción, de las relaciones sociales, de todo el proceso del desarrollo histórico que hemos analizado, pero al fin y al cabo realidad nueva, concreta, que sólo se explica con los principios del Materialismo Dialéctico, del Materialismo Histórico, de la Economía Política.”[4]

El imperialismo en escala mundial surgió de la guerra debilitado…

A continuación, el ponente caracterizó al mundo en 1947. Aquí se ofrece a los lectores una síntesis muy apretada de esa rica exposición: A)

Examinar la realidad a la luz de la teoría del proletariado, formulada por Marx y Engels y enriquecida por Lenin.
Examinar la realidad a la luz de la teoría del proletariado, formulada por Marx y Engels y enriquecida por Lenin.

Estamos en la época de la transición entre capitalismo y el socialismo. B) El mundo está dividido en dos grandes sistemas: el capitalismo y el socialismo, “que existe en la sexta parte de la Tierra”. C) El capitalismo se halla en su última etapa, la etapa del imperialismo, que es el capitalismo en proceso de descomposición. D) Dentro de esta etapa del imperialismo hay una crisis general del capitalismo. E) El imperialismo  en escala mundial surgió de la guerra debilitado, porque Alemania, Japón e Italia, fascistas, también eran potencias imperialistas y perdieron su fuerza dominante. F) Aunque, si bien el imperialismo salió debilitado en escala mundial, se concentró, en cambio, en un solo país: Estados Unidos, donde los monopolios crecieron y se fortalecieron económica, política y militarmente, convirtiéndose en una grave amenaza para todos los pueblos del mundo. E) El socialismo en la URSS también se fortaleció de manera importante. A pesar de las enormes pérdidas materiales, a pesar del enorme sacrificio de hombres que ha tenido que sufrir, la guerra consolidó el régimen socialista. F) Hoy existen dos grandes potencias con sistemas sociales distintos, cuyo poder económico, político y militar es mayor al de todos los demás países, Estados Unidos y la Unión Soviética. G) Otra característica del mundo, luego de la guerra, es la inestabilidad de la paz, seriamente amenazada.

H) La liberación de los pueblos de Europa central y sudoriental, del nazismo, por la lucha de la clase obrera y otras fuerzas progresistas –con

China vivía una lucha intensa, que culminó con la victoria del Ejército de Liberación Nacional...
China vivía una lucha intensa, que culminó con la victoria del Ejército de Liberación Nacional…

la ayuda del Ejército Rojo—tuvo el alcance de una revolución triunfante, porque el imperialismo que intervenía en su vida económica y política, en muchos casos, era sobre todo el imperialismo alemán. Con la insurrección victoriosa de los pueblos contra el invasor, se detonó un movimiento de grandes transformaciones: las tierras fueron nacionalizadas y entregadas a los campesinos; las industrias fueron nacionalizadas; la banca fue expropiada. Si bien la propiedad privada no se ha suprimido, subsiste como minoritaria frente a la propiedad estatal, ahora mayoritaria. I) En contraste, al otro extremo de Europa sobrevive el régimen fascista, rezagado y opresor, en España y Portugal. J) El imperio británico entró en crisis en su industria, en su moneda y en su dominio imperial que se desquebraja. K) En Francia se vive una intensa lucha entre las fuerzas del proletariado y otras, progresistas, contra los remanentes del fascismo que pretenden restaurar su poder. El gobierno actual es de coalición progresista[5] y está tratando de enfrentar y controlar los monopolios, rehabilitar la economía y elevar el nivel de vida del pueblo. La batalla es ardua. L) En Italia hay una crisis semejante a la de Francia, con una lucha importante entre la reacción y los monopolios, y las nuevas fuerzas organizadas del pueblo[6]. M) China vive un combate agudo que se libra, también entre fuerzas de carácter progresista y popular, por una parte, contra las de la derecha proimperialista y ligada con los señores feudales.[7] N) En América Latina renace el deseo de emancipación en cada uno de los países que la integran. La contradicción que se da entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción ha llegado al grado en que sólo hay dos soluciones posibles: o bien se destruyen las formas artesanales y feudales de la producción, o se va atrás y se consolida el carácter neocolonial de las relaciones económicas y políticas, con la predominancia del imperialismo y las fuerzas reaccionarias. El desequilibrio mencionado explica la inestabilidad política tan extendida en la región. O) En la India, Indochina y Birmania; en los países árabes y en las colonias de África, se vive en estos momentos una insurrección contra el imperialismo colonial, lucha que toma diversas formas concretas.

Hay quienes, asumiéndose revolucionarios, hacen una interpretación simplista, no marxista, de la realidad.

Lombardo también se refirió a la amplia diversidad del desarrollo económico y de la vida democrática, de ese momento:

“…podría decirse que las formas del desarrollo histórico presentan hoy una variedad mucho más grande que en ninguna otra época, y que esta diversidad tan importante no es más que la confirmación del principio del desarrollo desigual en la historia, del principio del desarrollo diferente de las instituciones sociales, según el país y según el momento histórico en que se encuentren.”[8]

Enseguida, criticando el simplismo en que algunos incurrían en sus intentos de analizar la realidad, dijo:

“Una interpretación simplista del desarrollo histórico podría consistir en decir que el tránsito al través de la historia, el cambio de la sociedad humana, se ha caracterizado en pasar del régimen del comunismo primitivo al régimen de la esclavitud; de la esclavitud al feudalismo, más tarde al capitalismo y, por último al socialismo y que, en tal virtud, nuestra época de hoy es una época caracterizada por la instauración del régimen socialista…”[9]

Luego, habló sobre la existencia de grados diferentes en el desarrollo de las revoluciones, y de la variedad de objetivos inmediatos del proletariado; de cuáles son sus objetivos en el mundo colonial, y cuáles, en los países semicoloniales; de la diversidad de estrategia y táctica, y de las nuevas formas de organización del proletariado. Respecto de los propósitos de la clase proletaria en México y otros países semejantes, expresó:

“Nuestros países aún conservan, a pesar del desarrollo demográfico que en los   últimos años, en algunos de ellos, ha sido importante, a pesar de que el progreso general de la ciencia y de la tecnología ha tenido sus repercusiones en ellos también, conservan aún su fisonomía semifeudal, y la intervención de las fuerzas de los monopolios internacionales contribuye a mantener esta fisonomía en provecho no sólo de los detentadores del régimen atrasado, sino de los propios agentes del imperialismo.”[10]

¿Por qué, la Revolución Mexicana no se propuso el advenimiento inmediato del socialismo? ¿Qué objetivos y qué

los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país ...
los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país …

táctica, propuso Lombardo?

Al plantear los objetivos inmediatos de la transformación de México, Lombardo dijo que la Revolución Mexicana no se había propuesto como objetivo inmediato el advenimiento del socialismo –meta para la cual indudablemente no existían las premisas necesarias en una sociedad pre-capitalista como era la nuestra, en 1910 y ni siquiera se daban cuando se realizaba este debate, en 1947– sino que aspiraba a destruir la estructura semifeudal y esclavista y desarrollar las fuerzas productivas de la nación. También hizo notar que, al realizarse la mesa redonda, ese mismo seguía siendo un objetivo medular del proletariado y otras fuerzas progresistas.

Señaló que la Revolución además se había propuesto como objetivo medular la emancipación de la nación respecto del imperialismo, que de igual manera se mantenía vigente, y su otro propósito fue el establecimiento de un régimen democrático popular, por el que asimismo había que seguir luchando. Éstos eran los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país en la etapa previa, y los que podían sentar las bases para nuevas transformaciones revolucionarias.

Otros fines más concretos, además, serían el de industrializar al país para romper el desequilibrio existente entre el desarrollo agrícola y el industrial, y como la fórmula principal para desarrollar las fuerzas productivas, sin lo cual sería imposible. Con ese mismo fin habría que orientar el crédito público y privado a propósitos reproductivos y no a finalidades especulativas, como de manera indebida se venía haciendo hasta entonces, incluso en tiempos de gobiernos tan progresistas como el de Lázaro Cárdenas. Estableció que para el avance ulterior del proceso revolucionario hacia sus objetivos, la clase obrera debería dirigir la Revolución Mexicana, y ya no la burguesía, porque ésta es una clase social muy débil e inconsistente frente al enemigo principal, el imperialismo y, sin la dirección del proletariado, los objetivos señalados no podrían alcanzarse. Planteados los objetivos, expuso que la táctica de lucha debería ser la unidad nacional; es decir, la construcción de un frente muy amplio, de carácter nacional, contra el imperialismo, porque en nuestro caso,

“la Revolución, además de ser una Revolución que conviene al proletariado, es una Revolución que conviene al resto de la nación mexicana”.[11]

Lombardo consideró que además había otro elemento táctico imprescindible: “la creación de un gran partido popular de las masas progresistas de México, para que sirva, al lado de los demás partidos progresistas que existan y al lado de las agrupaciones de carácter social, a la consecución de los objetivos inmediatos señalados”.[12]

Así quedó planteada la propuesta que se concretaría más tarde con el surgimiento a la vida pública del Partido Popular, tema que abordaremos más adelante. Los objetivos y el programa del proletariado y las fuerzas progresistas de México, ya señalados, se podrían resumir de manera apretada en tres puntos: a) la emancipación económica del país; b) la elevación del nivel de vida del pueblo, y c) la obtención de mejores condiciones democráticas.

En sus numerosas intervenciones, los participantes en la Mesa redonda de los marxistas mexicanos analizaron el documento que presentó Lombardo; la memoria del evento registra diversas apreciaciones sobre los temas abordados y valiosas coincidencias que dieron pie a futuras acciones conjuntas. Hubo discrepancias, de igual forma, e incluso debates entre unos y otros de los asistentes. Pero no hubo expresión alguna de rechazo al documento central ni de objeción a sus aspectos fundamentales.

Los oradores fueron: Jorge Fernández Anaya, del PCM; Valentín Campa, de Acción Socialista Unificada; Jesús Miranda, del Grupo “El Insurgente”; Víctor Manuel Villaseñor, como invitado, a título personal; Rafael Carrillo, también invitado, a título personal; David Alfaro Siqueiros, de la Sociedad Francisco Javier Mina –que solicitó participar en la mesa redonda cuando se había instalado y fue aceptada–; Miguel Mejía Fernández, de la Universidad Obrera; Dionicio Encina, del PCM; Luis Torres, del Grupo “El Insurgente”; Manuel Meza Andraca, de Acción Socialista Unificada; Narciso Bassols, como invitado, a título personal; Rodolfo Dorantes, de la Universidad Obrera; Juan Manuel Elizondo, como invitado, a título personal; Blas Manrique, del PCM; José Revueltas, del Grupo “El Insurgente”; Hernán Laborde, de Acción Socialista Unificada; Narciso Bassols, por segunda vez; Enrique Ramírez y Ramírez, de la Universidad Obrera; Leopoldo Méndez, del Grupo “El Insurgente”; Vicente Lombardo Toledano, por segunda vez, para hacer una proposición procedimental; Valentín Campa, por segunda vez; Carlos Sánchez Cárdenas, del PCM; David Alfaro Siqueiros, por segunda vez; Narciso Bassols, por tercera ocasión; Luis Torres, por segunda vez; Juan Manuel Elizondo, por segunda vez, y Vicente Lombardo Toledano, en la intervención final.[13]

[1] Quinto fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida, y que próximamente será publicada por el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, CEFPSVLT, México. 1982.

[4] Op cit., pág. 33.

[5] Gobernaba una coalición del Partido Socialista Unificado – Sección Francesa de la Internacional Obrera, más conocido por su abreviatura en francés, SFIO, con el Partido Comunista Francés, que tuviera una fuerza política y electoral muy importante.

[6] El primer ministro Alcide de Gasperi estaba al frente del gobierno. Fue un político antifascista, vinculado con la socialdemocracia y la democracia cristiana. El Partido Comunista Italiano era vigoroso como fuerza electoral y de masas, y consecuentemente, incidía de manera significativa en la vida nacional.

[7] En 1946 se había iniciado una nueva etapa de la guerra civil, que se denominó Guerra de Liberación, entre el Ejército de Liberación Nacional, compuesto sobre todo por los combatientes del Partido Comunista Chino, guerra que culminó con la victoria total, y la proclamación, el 1 de octubre de 1949, de la República Popular China, por Mao Zedong.

[8] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, op cit., pág. 43

[9] Ibídem.

[10] Op cit., pág. 49.

[11] Op cit., pág. 58.

[12] Op cit., pág. 69.

[13] Los textos íntegros de las intervenciones se pueden consultar en la Mesa Redonda de los Marxistas, op cit.

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