Meir Ya’Ari, 1897 – 1987

Por Emilio García Bonilla en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.

Nació en Kanczuga, (Austria-Hungría), el 21 de febrero de 1897, y falleció el 24 de abril de 1987. Fue un educador, activista social y político judío.

Participó en la Primera Guerra Mundial sirviendo como oficial en el ejército austriaco. Estudió en la Academia de Agricultura de la Universidad de Viena. En 1920 migró a Palestina como líder del movimiento juvenil sionista socialista, el Hashomer Hatzair, llegando a ser parte de su secretariado mundial en 1924, influyendo en su transformación en organización marxista revolucionaria.

En 1948 fundó el Partido de los Trabajadores Unidos (Mapam), organismo del que fue secretario general hasta 1973. Participó en las siete primeras legislaturas del parlamento israelí, el Knesset, (1949-1973), llegando a ser miembro del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa. También fue miembro del Comité Ejecutivo Sionista.

Entre sus obras se encuentran: Puerta de entrada a una era (1942), En un largo camino (1947), Recolección de los exiliados en el espejo de nuestros tiempos (1954), Los ensayos y tribulaciones de nuestra generación (1957), Israel 1968, en el camino al socialismo (1969), La lucha por el trabajo liberado (1972).

Compartimos la dedicatoria que escribiera Meir Ya’ari en hebreo y español al Mtro. Vicente Lombardo Toledano:

Meir Iaari. Kibutz Galuiot a la luz de nuestros días. Merjavia, Israel: Histadrut Olamit Haschomer Hatzair Hanhagá Elioná, Departamento Latinoamericano, 1954.

A Vicente Lombardo Toledano, Incansable combatiente por la paz del mundo y la liberación nacional y social de los pueblos oprimidos. Con amistad y aprecio (Firma) Meir Yaari.  Degania, Israel. 11/4/54 (1954)

 

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Efemérides con fines de difusión cultural e histórica.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO

Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Objetivos y táctica, a debate entre los marxistas mexicanos.[1]

Objetivos y táctica, a debate entre los marxistas mexicanos.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

En el fragmento anterior recordamos que, existiendo distintas opiniones entre los partidarios del socialismo en México sobre cómo y hacia dónde, con qué objetivos inmediatos y posteriores, y con qué tácticas habría que transformar la realidad de México, Vicente Lombardo Toledano los convocó a discutir colectivamente todas estas cuestiones. Así fue como se produjo la Mesa redonda de los marxistas mexicanos[3], realizada en enero de 1947, con la idea de que de esa discusión surgiera la unidad de todas las corrientes consecuentemente revolucionarias.

Los objetivos y táctica de los revolucionarios, se discutieron en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos.
Los objetivos y táctica de los revolucionarios, se discutieron en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos.

El tema que propuso Lombardo fue justamente: “Objetivos y táctica de lucha del proletariado y del sector revolucionario de México en la actual etapa de la evolución histórica del país”. La carta invitación fue enviada al Partido Comunista Mexicano, Acción Socialista Unificada, Grupo “El Insurgente” y Grupo marxista de la Universidad Obrera; también se les propuso nombraran hasta seis de sus miembros como sus representantes en la conferencia. Además, hubo otros invitados, sugeridos por los ya mencionados: Narciso Bassols, Víctor Manuel Villaseñor, José E. Iturriaga, Juan Manuel Elizondo, Agustín Guzmán, Francisco de la Garza, Gaudencio Peraza, Gontrán Nobel y Rafael Carrillo.

Finalmente, la lista de los integrantes del relevante evento quedó de esta manera: Vicente Lombardo Toledano, Enrique Ramírez y Ramírez, Miguel Mejía Fernández, Humberto Lombardo Toledano, Rodolfo Dorantes y Carmen Otero y Gama, por el Grupo marxista de la Universidad Obrera, como titulares, y Federico Silva, Estela Carrasco, Joel Marroquín y María Teresa Puente, suplentes. Por el PCM, Dionisio Encina, Jorge Fernández Anaya, Blas Manrique, Carlos Sánchez Cárdenas, Abel Cabrera L., y Prisciliano Almaguer, titulares, y como suplentes, Alberto Lumbreras y Estela Jiménez Esponda. Por el Grupo marxista “El Insurgente”, como titulares Leopoldo Méndez, José Revueltas, Luis Torres, Moisés Rogelio Díaz, Eduardo Alonso y Jesús Miranda, y como suplentes, Luz Salazar, José Alvarado y Abraham Gutiérrez. Acción Socialista Unificada designó a Alberto Bremauntz, Valentín Campa, Hernán Laborde, José María Téllez, Manuel Meza Andraca y Miguel A. Velazco, todos titulares. Además, asistieron los invitados ya antes citados, a título individual.  

Hace tiempo que se observa un abandono de la teoría por parte del movimiento obrero y campesino del país…

La intervención inicial, que además constituyó la base para la discusión, corrió a cargo del convocante. En una primera parte del documento, Lombardo, entre otras cuestiones, expresó las siguientes: A) Hace tiempo, se observa un abandono de la teoría por parte del movimiento

Vicente Lombardo Toledano, pintado por David Alfaro Siqueiros.
Vicente Lombardo Toledano, pintado por David Alfaro Siqueiros.

obrero y campesino del país, y esto ha repercutido en la aparición de múltiples problemas que afectan el desarrollo de la Revolución Mexicana. B) Se presentan divergencias de criterio sobre cuáles son las metas inmediatas y cuál es la forma de organizar las fuerzas para alcanzarlas. C) Se han observado dos desviaciones, una de izquierda y otra de derecha. D) La desviación de derecha plantea que el gobierno de México evite toda fricción con los monopolios extranjeros, y sigua una política de “interdependencia” con Estados Unidos para resolver los problemas domésticos de la nación. E) La desviación de izquierda, sin embargo, es hoy la más peligrosa: consiste en afirmar que llegó el momento de que el gobierno cumpla de manera inmediata y mecánica con los objetivos fundamentales de la Revolución Mexicana; que se vuelva un instrumento del proletariado, porque si no lo hace, se deberá considerar que se trata de un gobierno entregado a los enemigos de la nación. Esta desviación debilita la lucha e incurre en el oportunismo y en el sectarismo. Luego planteó y desarrolló los aspectos teóricos. A) La necesidad de estudiar la realidad con base en una teoría científica que no puede ser otra que la que sustenta la filosofía del proletariado. B) Explicó qué es y en qué consiste, en términos generales, la filosofía del materialismo dialéctico, como teoría y como método. C) Asimismo, qué es el materialismo histórico. D) Respecto de las maneras de negar el marxismo, señaló que unos lo hacen de manera abierta, como los idealistas filosóficos y los metafísicos. Pero otros, lo deforman, y también es una manera de negarlo. Y otros más, lo niegan convirtiéndolo en dogma. Explicó cada una de las formas de negación enunciadas. E) Desarrolló el tema de la obligatoriedad, para los marxistas, de aplicar el marxismo al análisis de la realidad, porque

“Si queremos, pues, tener un conocimiento marxista, científico, de la realidad de hoy, para inferir de este conocimiento las deducciones que necesitamos en la acción práctica, es indispensable analizar el medio concreto de nuestro tiempo; saber en qué consiste la realidad rica y viva de un hecho nuevo, diferente a la realidad de otro tiempo, conectada con las realidades de ayer, en virtud de la conexión, de la interacción, de las relaciones sociales, de todo el proceso del desarrollo histórico que hemos analizado, pero al fin y al cabo realidad nueva, concreta, que sólo se explica con los principios del Materialismo Dialéctico, del Materialismo Histórico, de la Economía Política.”[4]

El imperialismo en escala mundial surgió de la guerra debilitado…

A continuación, el ponente caracterizó al mundo en 1947. Aquí se ofrece a los lectores una síntesis muy apretada de esa rica exposición: A)

Examinar la realidad a la luz de la teoría del proletariado, formulada por Marx y Engels y enriquecida por Lenin.
Examinar la realidad a la luz de la teoría del proletariado, formulada por Marx y Engels y enriquecida por Lenin.

Estamos en la época de la transición entre capitalismo y el socialismo. B) El mundo está dividido en dos grandes sistemas: el capitalismo y el socialismo, “que existe en la sexta parte de la Tierra”. C) El capitalismo se halla en su última etapa, la etapa del imperialismo, que es el capitalismo en proceso de descomposición. D) Dentro de esta etapa del imperialismo hay una crisis general del capitalismo. E) El imperialismo  en escala mundial surgió de la guerra debilitado, porque Alemania, Japón e Italia, fascistas, también eran potencias imperialistas y perdieron su fuerza dominante. F) Aunque, si bien el imperialismo salió debilitado en escala mundial, se concentró, en cambio, en un solo país: Estados Unidos, donde los monopolios crecieron y se fortalecieron económica, política y militarmente, convirtiéndose en una grave amenaza para todos los pueblos del mundo. E) El socialismo en la URSS también se fortaleció de manera importante. A pesar de las enormes pérdidas materiales, a pesar del enorme sacrificio de hombres que ha tenido que sufrir, la guerra consolidó el régimen socialista. F) Hoy existen dos grandes potencias con sistemas sociales distintos, cuyo poder económico, político y militar es mayor al de todos los demás países, Estados Unidos y la Unión Soviética. G) Otra característica del mundo, luego de la guerra, es la inestabilidad de la paz, seriamente amenazada.

H) La liberación de los pueblos de Europa central y sudoriental, del nazismo, por la lucha de la clase obrera y otras fuerzas progresistas –con

China vivía una lucha intensa, que culminó con la victoria del Ejército de Liberación Nacional...
China vivía una lucha intensa, que culminó con la victoria del Ejército de Liberación Nacional…

la ayuda del Ejército Rojo—tuvo el alcance de una revolución triunfante, porque el imperialismo que intervenía en su vida económica y política, en muchos casos, era sobre todo el imperialismo alemán. Con la insurrección victoriosa de los pueblos contra el invasor, se detonó un movimiento de grandes transformaciones: las tierras fueron nacionalizadas y entregadas a los campesinos; las industrias fueron nacionalizadas; la banca fue expropiada. Si bien la propiedad privada no se ha suprimido, subsiste como minoritaria frente a la propiedad estatal, ahora mayoritaria. I) En contraste, al otro extremo de Europa sobrevive el régimen fascista, rezagado y opresor, en España y Portugal. J) El imperio británico entró en crisis en su industria, en su moneda y en su dominio imperial que se desquebraja. K) En Francia se vive una intensa lucha entre las fuerzas del proletariado y otras, progresistas, contra los remanentes del fascismo que pretenden restaurar su poder. El gobierno actual es de coalición progresista[5] y está tratando de enfrentar y controlar los monopolios, rehabilitar la economía y elevar el nivel de vida del pueblo. La batalla es ardua. L) En Italia hay una crisis semejante a la de Francia, con una lucha importante entre la reacción y los monopolios, y las nuevas fuerzas organizadas del pueblo[6]. M) China vive un combate agudo que se libra, también entre fuerzas de carácter progresista y popular, por una parte, contra las de la derecha proimperialista y ligada con los señores feudales.[7] N) En América Latina renace el deseo de emancipación en cada uno de los países que la integran. La contradicción que se da entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción ha llegado al grado en que sólo hay dos soluciones posibles: o bien se destruyen las formas artesanales y feudales de la producción, o se va atrás y se consolida el carácter neocolonial de las relaciones económicas y políticas, con la predominancia del imperialismo y las fuerzas reaccionarias. El desequilibrio mencionado explica la inestabilidad política tan extendida en la región. O) En la India, Indochina y Birmania; en los países árabes y en las colonias de África, se vive en estos momentos una insurrección contra el imperialismo colonial, lucha que toma diversas formas concretas.

Hay quienes, asumiéndose revolucionarios, hacen una interpretación simplista, no marxista, de la realidad.

Lombardo también se refirió a la amplia diversidad del desarrollo económico y de la vida democrática, de ese momento:

“…podría decirse que las formas del desarrollo histórico presentan hoy una variedad mucho más grande que en ninguna otra época, y que esta diversidad tan importante no es más que la confirmación del principio del desarrollo desigual en la historia, del principio del desarrollo diferente de las instituciones sociales, según el país y según el momento histórico en que se encuentren.”[8]

Enseguida, criticando el simplismo en que algunos incurrían en sus intentos de analizar la realidad, dijo:

“Una interpretación simplista del desarrollo histórico podría consistir en decir que el tránsito al través de la historia, el cambio de la sociedad humana, se ha caracterizado en pasar del régimen del comunismo primitivo al régimen de la esclavitud; de la esclavitud al feudalismo, más tarde al capitalismo y, por último al socialismo y que, en tal virtud, nuestra época de hoy es una época caracterizada por la instauración del régimen socialista…”[9]

Luego, habló sobre la existencia de grados diferentes en el desarrollo de las revoluciones, y de la variedad de objetivos inmediatos del proletariado; de cuáles son sus objetivos en el mundo colonial, y cuáles, en los países semicoloniales; de la diversidad de estrategia y táctica, y de las nuevas formas de organización del proletariado. Respecto de los propósitos de la clase proletaria en México y otros países semejantes, expresó:

“Nuestros países aún conservan, a pesar del desarrollo demográfico que en los   últimos años, en algunos de ellos, ha sido importante, a pesar de que el progreso general de la ciencia y de la tecnología ha tenido sus repercusiones en ellos también, conservan aún su fisonomía semifeudal, y la intervención de las fuerzas de los monopolios internacionales contribuye a mantener esta fisonomía en provecho no sólo de los detentadores del régimen atrasado, sino de los propios agentes del imperialismo.”[10]

¿Por qué, la Revolución Mexicana no se propuso el advenimiento inmediato del socialismo? ¿Qué objetivos y qué

los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país ...
los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país …

táctica, propuso Lombardo?

Al plantear los objetivos inmediatos de la transformación de México, Lombardo dijo que la Revolución Mexicana no se había propuesto como objetivo inmediato el advenimiento del socialismo –meta para la cual indudablemente no existían las premisas necesarias en una sociedad pre-capitalista como era la nuestra, en 1910 y ni siquiera se daban cuando se realizaba este debate, en 1947– sino que aspiraba a destruir la estructura semifeudal y esclavista y desarrollar las fuerzas productivas de la nación. También hizo notar que, al realizarse la mesa redonda, ese mismo seguía siendo un objetivo medular del proletariado y otras fuerzas progresistas.

Señaló que la Revolución además se había propuesto como objetivo medular la emancipación de la nación respecto del imperialismo, que de igual manera se mantenía vigente, y su otro propósito fue el establecimiento de un régimen democrático popular, por el que asimismo había que seguir luchando. Éstos eran los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país en la etapa previa, y los que podían sentar las bases para nuevas transformaciones revolucionarias.

Otros fines más concretos, además, serían el de industrializar al país para romper el desequilibrio existente entre el desarrollo agrícola y el industrial, y como la fórmula principal para desarrollar las fuerzas productivas, sin lo cual sería imposible. Con ese mismo fin habría que orientar el crédito público y privado a propósitos reproductivos y no a finalidades especulativas, como de manera indebida se venía haciendo hasta entonces, incluso en tiempos de gobiernos tan progresistas como el de Lázaro Cárdenas. Estableció que para el avance ulterior del proceso revolucionario hacia sus objetivos, la clase obrera debería dirigir la Revolución Mexicana, y ya no la burguesía, porque ésta es una clase social muy débil e inconsistente frente al enemigo principal, el imperialismo y, sin la dirección del proletariado, los objetivos señalados no podrían alcanzarse. Planteados los objetivos, expuso que la táctica de lucha debería ser la unidad nacional; es decir, la construcción de un frente muy amplio, de carácter nacional, contra el imperialismo, porque en nuestro caso,

“la Revolución, además de ser una Revolución que conviene al proletariado, es una Revolución que conviene al resto de la nación mexicana”.[11]

Lombardo consideró que además había otro elemento táctico imprescindible: “la creación de un gran partido popular de las masas progresistas de México, para que sirva, al lado de los demás partidos progresistas que existan y al lado de las agrupaciones de carácter social, a la consecución de los objetivos inmediatos señalados”.[12]

Así quedó planteada la propuesta que se concretaría más tarde con el surgimiento a la vida pública del Partido Popular, tema que abordaremos más adelante. Los objetivos y el programa del proletariado y las fuerzas progresistas de México, ya señalados, se podrían resumir de manera apretada en tres puntos: a) la emancipación económica del país; b) la elevación del nivel de vida del pueblo, y c) la obtención de mejores condiciones democráticas.

En sus numerosas intervenciones, los participantes en la Mesa redonda de los marxistas mexicanos analizaron el documento que presentó Lombardo; la memoria del evento registra diversas apreciaciones sobre los temas abordados y valiosas coincidencias que dieron pie a futuras acciones conjuntas. Hubo discrepancias, de igual forma, e incluso debates entre unos y otros de los asistentes. Pero no hubo expresión alguna de rechazo al documento central ni de objeción a sus aspectos fundamentales.

Los oradores fueron: Jorge Fernández Anaya, del PCM; Valentín Campa, de Acción Socialista Unificada; Jesús Miranda, del Grupo “El Insurgente”; Víctor Manuel Villaseñor, como invitado, a título personal; Rafael Carrillo, también invitado, a título personal; David Alfaro Siqueiros, de la Sociedad Francisco Javier Mina –que solicitó participar en la mesa redonda cuando se había instalado y fue aceptada–; Miguel Mejía Fernández, de la Universidad Obrera; Dionicio Encina, del PCM; Luis Torres, del Grupo “El Insurgente”; Manuel Meza Andraca, de Acción Socialista Unificada; Narciso Bassols, como invitado, a título personal; Rodolfo Dorantes, de la Universidad Obrera; Juan Manuel Elizondo, como invitado, a título personal; Blas Manrique, del PCM; José Revueltas, del Grupo “El Insurgente”; Hernán Laborde, de Acción Socialista Unificada; Narciso Bassols, por segunda vez; Enrique Ramírez y Ramírez, de la Universidad Obrera; Leopoldo Méndez, del Grupo “El Insurgente”; Vicente Lombardo Toledano, por segunda vez, para hacer una proposición procedimental; Valentín Campa, por segunda vez; Carlos Sánchez Cárdenas, del PCM; David Alfaro Siqueiros, por segunda vez; Narciso Bassols, por tercera ocasión; Luis Torres, por segunda vez; Juan Manuel Elizondo, por segunda vez, y Vicente Lombardo Toledano, en la intervención final.[13]

[1] Quinto fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida, y que próximamente será publicada por el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, CEFPSVLT, México. 1982.

[4] Op cit., pág. 33.

[5] Gobernaba una coalición del Partido Socialista Unificado – Sección Francesa de la Internacional Obrera, más conocido por su abreviatura en francés, SFIO, con el Partido Comunista Francés, que tuviera una fuerza política y electoral muy importante.

[6] El primer ministro Alcide de Gasperi estaba al frente del gobierno. Fue un político antifascista, vinculado con la socialdemocracia y la democracia cristiana. El Partido Comunista Italiano era vigoroso como fuerza electoral y de masas, y consecuentemente, incidía de manera significativa en la vida nacional.

[7] En 1946 se había iniciado una nueva etapa de la guerra civil, que se denominó Guerra de Liberación, entre el Ejército de Liberación Nacional, compuesto sobre todo por los combatientes del Partido Comunista Chino, guerra que culminó con la victoria total, y la proclamación, el 1 de octubre de 1949, de la República Popular China, por Mao Zedong.

[8] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, op cit., pág. 43

[9] Ibídem.

[10] Op cit., pág. 49.

[11] Op cit., pág. 58.

[12] Op cit., pág. 69.

[13] Los textos íntegros de las intervenciones se pueden consultar en la Mesa Redonda de los Marxistas, op cit.

Lombardo y el debate marxista sobre el socialismo en México[1]

Lombardo y el debate marxista sobre el socialismo en México[1]

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo[2]

Entre Vicente Lombardo Toledano y otras personas, organizaciones, corrientes y grupos de izquierda hubo discrepancias de diversas índoles. Aún se debaten hoy en día, algunas de ellas, con igual vehemencia, ya sea en los ámbitos académicos o los de la lucha política revolucionaria.

Una de las principales cuestiones de diferendo ha sido la relativa al objetivo inmediato que deberían proponerse los revolucionarios, en el caso de México en el siglo XX, y de cómo deberían realizarlo: 1) insurrección armada –a semejanza de la soviética– para que el proletariado tomara el poder, derrocara a la burguesía e instaurara el socialismo en lo inmediato, como proponían unos, o 2) desarrollo de las fuerzas productivas nacionales a cargo de un conjunto de diversas fuerzas sociales de carácter patriótico y bajo la dirección de la clase trabajadora, dentro de un sistema que por algún tiempo conservara la propiedad privada, pero cuyo fin sería independizar al país económica y políticamente respecto del imperialismo, a la brevedad, proceso durante el cual se buscaría sentar las bases materiales y subjetivas para el cambio revolucionario al socialismo, según el otro punto de vista. Esta disyuntiva, que tiene que ver con principios y categorías del marxismo, y también con lo relativo a la realidad nacional, fue largamente debatida en el siglo XX, pero es vigente hoy mismo y por esa razón continúa dándose el debate.

VLT_vol1__36
Lombardo, pensador marxista y luchador por el socialismo.

Entre los participantes de éste y otros desacuerdos respecto a qué hacer y cómo hacerlo en la lucha revolucionaria, estuvieron, por un lado, los dirigentes del Partido Comunista Mexicano, PCM, fundado en 1919, que fue parte orgánica de la Internacional Comunista, IC, y por el otro, el pensador marxista y organizador y dirigente de la clase obrera, Vicente Lombardo Toledano.

Procede precisar que la relación entre Lombardo y el PCM fue complicada, pues comprendió coincidencias, manifestaciones de unidad en la acción y alianzas, en diferentes momentos del acontecer nacional e internacional; pero de igual manera incluyó desavenencias y enfrentamientos, habiendo predominado éstos, por su frecuencia y duración,  y también por la aspereza que alcanzaron en muchas ocasiones.

La alternativa formulada líneas arriba respecto al objetivo inmediato de la lucha revolucionaria en México, es cierto que tiene como opción de respuesta rápida la de “la insurrección armada inmediata para instituir el socialismo ya”, porque suena atractiva, aunque usualmente se emite sin dar tiempo a la reflexión. Pero si se analiza el problema con apego riguroso al método y a la teoría marxista, se llega a la conclusión de que ese aserto no necesariamente es justo ni está debidamente fundamentado, porque se trata de un problema que exige se tomen en cuenta varios elementos de juicio, unos de carácter general y otros de tipo particular. Entre los de carácter general están los siguientes: a) el principio del materialismo dialéctico que postula que ni en el universo ni en la vida social existe algo que esté inmóvil; b) la inferencia de que, dado que todo se mueve de manera constante, y se transforma, los modos de producción –o sean los sistemas de organización de la sociedad– todos son perecederos, ninguno inmortal; por lo tanto, el capitalismo tampoco es eterno, y c) otro principio conectado con los anteriores: lo mismo en la naturaleza que en las sociedades humanas,luego de un proceso de cambios de cantidad, que son acumulativos, se produce un cambio súbito y profundo, un salto que cambia la calidad del fenómeno, al que en la vida social se le llama cambio revolucionario o simplemente, revolución.

La concepción marxista exige tomar en cuenta tanto lo general como lo particular.

Si consideráramos sólo los principios generales señalados, sin tomar en cuenta los concretos, la referida respuesta rápida parecería ser la correcta, sin más. Pero sería antimarxista quedarnos con ese único basamento ya que el método dialéctico no permite desentenderse de las particularidades que tienen que ver, entre otros aspectos, con un pueblo concreto y una época concreta. Conviene reiterarlo, la concepción marxista exige tomar en cuenta tanto lo general como lo particular.

Para examinar los elementos particulares de manera correcta, indudablemente que hace falta, entre otros requisitos, que se tenga un conocimiento suficiente de: a) la historia del pueblo de que se trate –en nuestro caso el pueblo mexicano– y del grado que ha alcanzado el desarrollo de sus fuerzas productivas, precisando con qué relaciones de producción se corresponden, las de la comunidad primitiva, las esclavistas, las feudales, las capitalistas o las socialistas, y b) se debe tener un conocimiento suficiente de la realidad económica y social de México, en nuestro caso. También es claro que se debe analizar todo el cuadro de las particularidades en su conjunto con apego riguroso al materialismo dialéctico y al materialismo histórico. De seguro Lombardo tuvo esto presente cuando, cuestionado por el intelectual norteamericano James W. Wilkie respecto a las diferencias que el PCM tuvo con el pensador y dirigente marxista, respondió:

“Las discrepancias que yo he tenido toda mi vida con el Partido Comunista Mexicano, se deben a que sus dirigentes no entienden lo que es México, no conocen su historia, no han sabido aplicar los principios, que debían conocer, a la realidad mexicana, y por eso chocamos a cada momento…”[3]

Por otra parte, retomando la importancia de lo concreto, además de lo general, podríamos plantear el asunto a discusión de esta manera:

El socialismo no… es sino el resultado final y la meta inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas… V. I. Lenin.

Puesto que de acuerdo con el materialismo dialéctico e histórico, para que se detonara la Revolución Socialista de Octubre fue necesario que antes, en la vieja Rusia se diera una acumulación paulatina de cambios cuantitativos específicos en la base económica, sobre todo, pero también en las superestructuras; y puesto que dicha acumulación de cambios deberían tener un contenido específico que permitiera a Lenin y los demás bolcheviques llamar a la insurrección como tarea inmediata, con el objetivo de establecer la dictadura del proletariado y emprender la edificación del socialismo, ¿en México, en el siglo XX, se produjeron, acaso, cambios equiparables a los que se dieron en Rusia, en los años anteriores a 1917? Es decir, ¿puede afirmarse que existían aquí premisas semejantes a las que había en la Rusia zarista y que hicieron posible aquel proceso victorioso? No hay que olvidar que, como lo dice el propio genio de la Revolución de Octubre, Vladimir Ilich Lenin, “Marx y Engels fueron los primeros en esclarecer en sus obras científicas que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea…”.[4]

En el hipotético caso de que estas preguntas tuvieran respuestas afirmativas, no habría dudas: siendo luchadores revolucionarios, los marxistas mexicanos del siglo XX, y en concreto, los partidos de la clase obrera, debieron juzgar que su tarea apremiante era organizar y dirigir la insurrección obrera que tomara el poder, desplazara a la burguesía e instaurara la sociedad sin explotadores ni explotados y sin propiedad privada de los medios de producción y cambio, la sociedad socialista, sin distraer su atención en menesteres distintos. Pero el análisis de los elementos particulares demostró que ése no era el caso; que las preguntas arriba planteadas no podían tener respuesta afirmativa, como veremos adelante.

O volviendo a la tendencia indebida a depender sólo de los elementos generales dejando de lado los particulares, podríamos preguntarnos lo siguiente: Siendo que el capitalismo era el modo de producción dominante en el mundoen el siglo XX –como lo es hoy en día– ¿se ha de entender por ese solo hecho que todos los países de la Tierra, y México en particular, habrían acumulado los cambios de cantidad específicos que sentarían las condiciones para el salto cualitativo al socialismo? Y siguiendo el mismo hilo de razonamiento, ¿se debe entender que hoy mismo procede dar saltos revolucionarios al socialismo en todos los países del planeta de manera simultánea, sin pasos intermedios?

Este problema no es menor. Téngase en cuenta que personas e instituciones relevantes dentro de la corriente marxista, en distintos momentos concibieron que sí existían las condiciones para un salto revolucionario simultáneo y general, de carácter planetario. Allá por los años de 1928 a 1934, por ejemplo, no sólo el PCM, sino la propia Internacional Comunista alentó esa idea, después que su VI Congreso, efectuado en Moscú, en 1928, aprobó una línea política basada en la consigna de que la lucha debería ser frontal “clase contra clase” en todas partes, concepción que se basó precisamente en la hipótesis de que la toma del poder por el proletariado en el mundo entero, era, en aquel momento, inminente. Con este pronóstico y con el objeto de acelerar el proceso, la IC llamó a los trabajadores del mundo a luchar contra la burguesía frontalmente hasta que se lograra la victoria final y el capitalismo se erradicara de la faz de la Tierra, llamado que mantuvo durante más de seis años.

Pero la IC cambió su opinión al respecto en 1935, en su VII Congreso, luego de someter la mencionada decisión previa a un severo análisis autocrítico, que la llevó a resolver que la línea “clase contra clase” había constituido un grave error de subjetivismo y sectarismo, y que había causado serios descalabros a las luchas del proletariado. La revolución socialista no podía ser simultánea, reconoció la IC, puesto que existe la ley del desarrollo desigual de los pueblos que demuestra que no todos marchan al mismo ritmo ni están en las mismas condiciones. Esa misma ley objetiva de la realidad es la que determina que sea indispensable que el análisis se haga tomando en consideración los elementos particulares de cada caso y no solamente los de carácter general.

Importantes contradicciones conceptuales y metodológicas entre el Internacional Comunista y el PCM sobre la táctica para marchar al socialismo.

Hernán Laborde, Secretario General del Partido Comunista Mexicano.

Por su parte, el PCM, no obstante que sus delegados asistieron al VII Congreso de la IC, participaron en la discusión y allí no sólo manifestaron que estaban de acuerdo con el nuevo enfoque, sino que criticaron duramente la posición anterior y saludaron la nueva con verdadero entusiasmo,[5] paradójicamente, como partido, se mantuvo aferrado en su vida diaria a la vieja línea “clase contra clase”. Siéndole al PCM tan difícil abandonar la concepción señalada, sus desavenencias con Lombardo se mantuvieron y alcanzaron momentos de agudo enfrentamiento[6], porque, por su parte, el fundador de sindicatos de lucha y grandes organizaciones obreras nacionales e internacionales como la CTM y la CTAL; de instituciones académicas y partidos políticos, respecto de este tema invariablemente sostuvo una concepción diferente, que no dependió de las distintas posiciones que adoptó la IC y que, bien sustentada en el marxismo, resumió con estas palabras:

“El paso brusco de un estado a otro, de un régimen social a otro distinto, es la revolución… Pero no hay saltos de carácter general, en las categorías universales… y tampoco ocurren las revoluciones abarcando a todos los estadios de la vida social, sino que surgen siempre en una sociedad determinada y en un momento concreto de su proceso histórico”.[7]

Consecuentemente, Lombardo llamaba a los revolucionarios a “seguir el desarrollo de los fenómenos sociales, investigar su contenido substancial al ritmo de sus cambios, conocer las leyes que a ellos se refieren y advertir las transformaciones que sufren, y saber aplicarlas dinámicamente a las situaciones concretas”.[8] Pues sólo de esta manera se podría fijar una política revolucionaria correcta, incluyendo la acertada solución del problema del objetivo inmediato de la lucha, así como también el de la táctica adecuada.

Los trabajadores latinoamericanos y su unidad imprescindible
Capítulo tercero: Lombardo y sus relaciones con el Partido Comunista Mexicano, la Internacional Sindical Roja y la Internacional Comunista.

Ahora bien, la validez del principio referido por Lombardo, de que no hay saltos de carácter general, sino que cada uno es concreto, razón por la que también deben tomarse en cuenta los elementos concretos de análisis; y de que las revoluciones no ocurren abarcando a todos los estadios de la vida social –que se vincula con la ley del desarrollo desigual de los pueblos– ha sido comprobado por la historia con abundancia de datos empíricos.

En efecto, no todos los pueblos del orbe vivieron de manera simultánea ni en condiciones idénticas la comunidad primitiva ni el modo esclavista de producción. Por ejemplo, entre las ciudades griegas y Roma medió una diferencia de alrededor de setecientos años entre los períodos de auge y florecimiento del esclavismo. Además, el modo esclavista establecido en Grecia coexistió con el comunismo primitivo como modo todavía dominante en la mayor parte de la Tierra, por un lapso extenso, y lo mismo sucedió en el caso de Roma, en su momento. Por cuanto al modo feudal de producción, se puede decir algo semejante; tampoco todos los pueblos del mundo entraron a él al mismo tiempo ni en iguales circunstancias. Ni al capitalismo.

Por último, en el siglo XX estalló la Revolución Socialista de Octubre, en 1917, pero no hubo otros estallidos victoriosos en ese momento, ni otros pueblos emprendieron la construcción del socialismo en sincronía con el proceso dirigido por Lenin. Hubo pueblos de Europa que iniciaron su transición al socialismo décadas después, luego de la segunda guerra mundial, al calor de la victoria de la Unión Soviética sobre el fascismo, organizando gobiernos de democracia popular. Otros iniciaron después el trascendente proceso revolucionario hacia la sociedad sin clases, como Cuba. Pero muchos, la mayoría de los pueblos del mundo, aún ahora, ya entrado el siglo XXI, aún no lo han iniciado. Y algunos que acometieron ese camino, como las democracias populares de Europa, y hasta la propia Unión Soviética, que lo hizo con enorme vigor, sin embargo tuvieron que retroceder en su marcha ascendente, regresando al capitalismo, por circunstancias que no es el momento de analizar. Así es la dialéctica de la lucha revolucionaria.

Emblema de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

En el mismo sentido, si bien hoy en día el capitalismo, visto en su conjunto,  es el sistema dominante en el planeta, no es sin embargo el modo de producción que predomina en todos y cada uno de los países de la Tierra. Algunos van adelante  y están inmersos en el esfuerzo de la transición al socialismo; además de Cuba, así lo proclaman, entre otros, China, Vietnam y la República Democrática de Corea, cada uno recorriendo sus propias vías, siguiendo sus modalidades y enfrentando sus particulares desafíos. En tanto, en otros territorios, principalmente en América Latina, África y algunos de Asia, aún prevalecen como dominantes las relaciones de producción pre-capitalistas y a ésas corresponde el desarrollo actual de sus fuerzas productivas.

La demostración que nos dan la historia y la propia realidad contemporánea, es fehaciente: no todos los pueblos comparten el mismo modo de producción de manera simultánea ni avanzan al mismo tiempo y por vías idénticas. Jamás ha sido así, puesto que su desarrollo es desigual en el tiempo, además de estar preñado de singularidades. Cada pueblo, guiado por sus partidos revolucionarios de la clase obrera y sus cuadros políticos, ha de decidir qué pasos concretos habrá de dar para avanzar hacia formas superiores de organización social; y, necesariamente, sus dirigentes deben conocer y saber aplicar la teoría y el método marxista, pues de lo contrario estarán sujetos a cometer graves y costosos errores.

En busca de la unidad de todas las corrientes revolucionarias y partidarias del socialismo por la vía de discusión franca de las discrepancias.

MesaRedonda
El más importante esfuerzo por construir la unidad de los marxistas y revolucionarios consecuentes, luchadores por el socialismo en México.

Sin embargo, habiendo distintas opiniones entre los partidarios del socialismo en México sobre cómo y hacia dónde, con qué objetivos inmediatos y posteriores, y con qué tácticas habría que transformar la realidad de México, Lombardo convocó  a discutir colectivamente estas cuestiones, tarea que fue emprendida en una reunión que la historia recogió como la Mesa redonda de los marxistas mexicanos, realizada en enero de 1947. Además de Lombardo, participaron el PCM y las otras expresiones marxistas de la época. En el texto de la invitación, el convocante dijo que “ante la evidente confusión por que atraviesa el movimiento de izquierda del país –ya que en su seno se manifiestan diversas y encontradas corrientes de opinión y en consecuencia contradictorias concepciones sobre la estrategia y la táctica que el proletariado y el movimiento revolucionario deben aplicar en la etapa presente— [es] imprescindible la… más amplia y profunda discusión de estas cuestiones.”[9] De esa discusión debería surgir la unidad consciente y sustentada de todas las corrientes consecuentemente revolucionarias.

[1] Cuarto fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida. En breve será publicada íntegramente.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”. 

[3]Ver James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, México visto en el siglo XX, entrevistas de historia oral. Instituto Mexicano de Investigaciones Económicas, México, 1969. Pág. 321.

[4] V. I. Lenin, Federico Engels. Disponible en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1890s/engels.htm

[5] Ver las intervenciones de Hernán Laborde, Secretario General del PCM, y de Miguel Ángel Velasco, en el VII Congreso de la IC, en Fascismo, democracia y frente popular, VII Congreso de la Internacional Comunista, Moscú, 25 de julio-20 de agosto de 1935.  México, Siglo XXI Editores, 1984, págs. 406-408 y 428-439, respectivamente.

[6] Para una aproximación más amplia sobre este tema, véase Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Lombardo y la CTAL. México, 2011, CEFPSVLT. Capítulo Primero. Apartado 2. “La exploración cronológica de los hechos y el supuesto de que la CTAL surgió por consigna de la Internacional Comunista”. También el Capítulo Tercero. “Lombardo y sus relaciones con el PCM, la ISR y la Internacional Comunista”.

[7] Lombardo. “La política y las leyes de la realidad”, en ¿Moscú o Pekín?, La vía mexicana al socialismo. Editorial Combatiente, México, 1975, pág. 20.

[8] Lombardo. “Cambio en las leyes del desarrollo”, en Moscú o Pekín, op cit., pág. 22.

[9] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, CEFPSVLT, México. 1982, pág. 11.

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Por Juan Campos Vega

Aunque los efectos del estudio de las obras del marxismo no se producen inmediatamente, es perceptible un cambio de actitud de Vicente Lombardo Toledano hacia Carlos Marx y sus ideas.

Para finales de 1925, escribe un artículo donde se opone a los criterios anarquistas contrarios a considerar como positivos para el proletariado los conceptos de patria, bandera y soberanía nacionales y a los hombres que las hicieron posibles. Argumenta que los individuos que pueden figurar en la lista de héroes del proletariado son los que han logrado, en parte, la manumisión de sus semejantes, que los han liberado de la opresión nacional o extranjera, por lo que en la lista de los héroes del proletariado del mundo deben estar Jesucristo, Miguel Hidalgo y Costilla, Karl Marx y Benito Juárez, porque se propusieron realizar obras de redención y las lograron, en parte, con la idea y con el amor, con la polémica que dio origen a una nueva situación en la vida y con el ejemplo que produjo nuevos horizontes en el mundo [i].

Benito Juárez
Benito Juárez

En noviembre, en el debate del dictamen de la ley relativa al trabajo y a la previsión social, responde a las posiciones que defienden los derechos individuales frente a los colectivos. Expresa que sólo hay una manera de acabar con el capitalismo o, cuando menos, defenderse de él, presentar un frente único, por eso considera una claudicación doctrinaria y en los hechos, plantear que para que el frente único del proletariado, predicado por Karl Marx, pueda llevarse a cabo, se aniquilen los grupos obreros de México, porque la única manera de garantizar el frente único es por medio de la existencia de las mayorías organizadas [ii].

En diciembre, en otro debate parlamentario, se declara partidario de Marx, aunque no totalmente; pero a diferencia de lo planteado seis años antes, ahora se opone a la dependencia del mercado externo y de los capitales extranjeros, afirma no ser partidario a pie juntillas de la teoría de Marx, pero que en un país como México no se necesita ser marxista para ver que el país no produce, que es esclavo del mercado extranjero [iii].

En junio de 1926, publica un artículo a favor de la creación del Banco Cooperativo Agrícola de la CROM; sus planteamientos reflejan una combinación de posiciones socialdemócratas y marxistas [iv]; en el mismo mes, el jefe de la división de Investigaciones de la Oficina Internacional del Trabajo, Fernand Maurette, le solicita la elaboración de un trabajo sobre la libertad sindical. En octubre, Lombardo envía a la oit su trabajo La libertad sindical en México, que aborda el desarrollo histórico del movimiento sindical y de la legislación laboral.

En enero de 1927, publica la revista Derecho Obrero, que plantea problemas jurídicos del movimiento sindical [v]. Organiza el congreso de maestros que constituye la primera organización sindical nacional de profesores: la Federación Nacional de Maestros, y elige el comité ejecutivo, que encabeza Lombardo en su carácter de secretario general [vi].

En marzo, se produce un conflicto entre los gobiernos de México y Estados Unidos, por la expedición de una ley sobre el petróleo. Lombardo dicta una conferencia: La Doctrina Monroe y el movimiento obrero. Expresa que la filosofía social actual arranca con la concepción materialista de la historia de Marx, que interpreta la evolución política e intelectual de la sociedad, como producto de cambios en las relaciones económicas, las fuerzas de productivas y el modo de producción. Considera que esa interpretación es cierta, pero, no de un modo absoluto, porque junto a las fuerzas de la producción material existen factores de orden moral que influyen en los económicos. Afirma que es marxista, pero considera que hay más cosas de las que pensó Marx; está convencido que sin trabajar por la elevación de una clase, no se puede contribuir eficazmente a la libertad mundial, que es necesario convertir en realidad la patria del proletariado mexicano, para unir a los proletarios organizados del mundo, y propone a la crom la depuración de la Confederación Obrera Panamericana, para enfrentar al imperialismo yanqui[vii].

En agosto, en la Octava Convención Nacional de la crom, sostiene que a pesar de que el artículo 123 constitucional plantea que sus leyes reglamentarias incluyan bases que amparen a toda persona que tenga un contrato de trabajo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los tribunales comunes y del trabajo, el gobierno federal y los de los estados, restringen la legislación del trabajo al aspecto obrero, no consideran trabajadores a los técnicos de las empresas privadas y a los técnicos y profesores que laboran para el Estado, y los excluyen de toda organización sindical. Argumenta que los trabajadores intelectuales tienen los mismos derechos y obligaciones que los manuales, y que el Estado, cuando utiliza sus servicios, debe considerarse como patrón respecto de ellos; plantea la necesidad de organizarlos, que la crom convoque a un congreso para constituir la Federación Nacional de Trabajadores Intelectuales [viii].

En septiembre, en el marco de la huelga de profesores del estado de Veracruz, lucha porque sean atendidas las demandas salariales de los maestros y entabla una polémica con autoridades municipales y de la entidad, acerca de la responsabilidad del Estado respecto de los maestros, sus trabajadores. Lombardo gana la polémica y se sienta el precedente de que el Estado debe ser considerado patrón. En el informe a la Federación Nacional de Maestros, explica:

Se creyó en un seguro fracaso de la huelga de maestros, en virtud de que la Constitución del estado de Veracruz desconoce los derechos de los maestros y empleados públicos como trabajadores, apartándolos del beneficio del artículo 123, y de hecho el gobierno declaró ilegal la huelga para hacerla fracasar. A pesar de todo esto, la huelga de maestros triunfó, y estableció un precedente que servirá en lo futuro para obtener el respeto hacia las organizaciones magisteriales [ix].

En noviembre, al intervenir en un debate parlamentario, afirma haber corregido un poco a Marx, porque dice que la experiencia siempre resuelve los problemas que desconciertan a la inteligencia pura, que los que sostienen la idea socialista, han encontrado que no todo está contenido en los libros de El capital, que además del aspecto económico, hay un fondo espiritual que no es producto de la economía [x]; criterio que refleja que Lombardo aún no abandona del todo las enseñanzas recibidas en la Universidad.

MPC

En agosto de 1928, elabora una “Bibliografía del trabajo y de la previsión social en México”; en octubre dicta la conferencia “El contrato sindical de trabajo”; de octubre a diciembre imparte un ciclo de conferencias organizado por la Universidad Nacional de México, denominado “La organización científica del trabajo”, donde opina que el socialismo de Marx es el primero que en forma metódica, sistemática, científica, tratar de explicar las razones de ser entre la economía política y las actividades de origen político, que hasta entonces eran consideradas del ámbito espiritual, y explica aspectos de la economía marxista: al referirse al valor de la mercancía, dice que su utilidad es una condición, una cualidad, pero que no indica que da el valor real de las cosas, que el único medio de establecerlo es mediante el trabajo humano. Limitando el tema a reivindicaciones inmediatas, explica lo que representa la lucha de clases planteada en el Manifiesto del Partido Comunista: ha tenido tres etapas: la primera origina la formación del sindicato como liga de resistencia; la segunda produce el contrato colectivo del trabajo, y la tercera, la participación o intervención obrera en la dirección de las empresas [xi].

La Novena Convención de la crom, de diciembre, elige a Lombardo como secretario general; aunque interviene en dos ocasiones para retirar su candidatura, se insiste en elegirlo, por lo que los miembros del Grupo Acción, de Luis N. Morones, meten “credenciales falsas en las ánforas de los votos [xii]” para elegir a uno de sus integrantes.

En junio de 1929, en el diario Excélsior, señala que la teoría de la plusvalía de Marx, es el origen del reparto de utilidades, “de hacer partícipes a los obreros en los beneficios de las empresas [xiii]”; enarbola la crítica a los empresarios por haber “convertido el trabajo humano en una mercancía, según la elocuente frase histórica de Marx [xiv]”; plantea como solución transitoria el contrato colectivo de trabajo, pero destaca que éste “no ha logrado extirpar totalmente de las relaciones obrero-patronales el germen de la lucha [xv]”; y al referirse a la educación, afirma que “los religiosos creen, incidiendo en el error de Karl Marx, que la vida tiene una sola explicación: divina para ellos, materialista para el teórico del socialismo [xvi]”.

Carlos Marx
Carlos Marx

En octubre, en el diario El Universal se publica un artículo donde critica la conducta de los patrones del país, y amplía su oposición al papel determinante de la economía, considera que esa es una explicación simplista, porque además del aspecto económico, en la sociedad influyen factores de conciencia y psicológicos. Pone como ejemplo que el materialismo histórico afirma que el derecho no puede modificar la estructura de la sociedad porque la evolución del derecho depende de la transformación económica, y que paradójicamente los patrones asumen ese planteamiento, al señalar que el Estado, cuando legisla, tiene límites más importantes que la Constitución: la ciencia económica y la realidad, por lo que “son más marxistas que la clase obrera [xvii]”.

En enero de 1929 elabora programas, para las cátedras de Legislación del Trabajo y de la Previsión Social, y para la de Derecho Industrial; escribe artículos y dicta conferencias referentes a temas laborales y sindicales. En diciembre, intenta convertir al Partido Laborista Mexicano en un partido de clase, revolucionario, por lo que elabora un documento sobre la acción política del proletariado, en el que indica la diferencia entre sindicatos y partidos políticos.

De 1925 a 1929, cita repetidamente a Marx, aunque aún no asimila totalmente sus tesis; en algunos casos, mantiene su oposición a ciertos postulados del marxismo, “puede todavía ser considerado un socialista evolutivo, en la tradición de la Segunda Internacional [xviii]”. Es evidente que en esos años, una transformación profunda ocurre en su forma de entender el mundo y la realidad de México.

A partir de 1930 —cuando su formación marxista ya se ha consolidado—, es cuando realiza sus mayores aportes a la organización de los trabajadores y a las luchas del proletariado mexicano; es la etapa en la que crea las herramientas educativas, y participa en la constitución de las organizaciones sindicales que influyen de manera decidida en la conciencia de los trabajadores y en los acontecimientos de la época.

[i] VLT, “La crom y el culto a los héroes”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México CEFPSVLT, p. 228.

[ii] VLT, “La mayoría obrera es la única que tiene derecho de contratar”, op. cit., pp. 245-246.

[iii] VLT, “Golpe de gracia al individualismo y a la vieja Constitución liberal”, op. cit., p. 262.

[iv] VLT, “El primer banco de la crom”, op. cit., pp. 309-310.

[v] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos Biográficos, México, UOM, pp. 11-21.

[vi] VLT, “Primer Congreso Nacional de Maestros”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 255.

[vii] VLT, “La Doctrina Monroe y el movimiento obrero”, op. cit., p. 283 y 337.

[viii] VLT, “Los derechos sindicales de los trabajadores intelectuales”, op. cit., pp. 349-360.

[ix] VLT “La huelga de maestros en Veracruz”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 41.

[x] VLT, “Es necesario incorporar a los técnicos a las funciones del Estado”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 390.

[xi] VLT, “La organización científica del trabajo. Cuarta conferencia”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, pp. 197-198 y 200.

[xii] VLT, “Discurso pronunciado ante la Convención Extraordinaria de la crom”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 56.

[xiii] VLT, “La participación en las utilidades y el proyecto de Código del Trabajo”, Obra histórico- cronológica, t. II, vol. 1, México CEFPSVLT, p. 61.

[xiv] VLT, “Un acierto del código: el consejo nacional del trabajo”, op. cit., p. 69.

[xv] Idem.

[xvi] VLT, “Católicos y jacobinos vs. la escuela de la Revolución Mexicana”, op. cit., p. 104.

[xvii], Obra histórico-cronológica, op. cit., p. 133.

[xviii] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., pp. 23-24.

X