Libro. Obra temática. 2010. México DF (México) Editado por: Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano
ISBN: 978-607-466-025-8 Ciencias Sociales: Historia.
Descripción:
Vicente Lombardo Toledano, formula, en 1953 la siguiente declaración: “Yo soy de los que afirman que la historia de México está muy lejos, por desgracia, de haberse escrito y cualquier contribución, cualesquiera ideas que puedan servir para aumentar el acervo de los conocimientos acerca de la evolución histórica de nuestra nación, han de ser útiles para quienes algún día puedan realizar la obra de enseñar la historia de nuestro país de una manera científica”. Lombardo fue, sin duda, el pensador que más a fondo estudió la realidad nacional en todo su complejo entramado, desde la perspectiva de la filosofía que abrazó con firme decisión, la filosofía del materialismo dialéctico, cuya metodología empleó con rigor científico, convencido de que a lo largo de nuestra historia existe una estrecha relación entre las distintas etapas de la lucha revolucionaria de los mexicanos, desde la lucha por la Independencia, la Revolución de Reforma y la que estallara en 1910, la Revolución Mexicana, con la convicción de que sin conocer de manera profunda la realidad de nuestro pasado, no es posible entender el presente, ni construir el porvenir luminoso al que nuestro pueblo aspira. Esta selección de trabajos del doctor Vicente Lombardo Toledano sobre la Independencia y la Reforma, la edita este Centro de Estudios como contribución a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del sesquicentenario de la Reforma, con la certeza de que ayudará tanto a historiadores, investigadores, trabajadores de la cultura, dirigentes políticos y sociales, integrantes del propio pueblo en general, y a los jóvenes que forman las nuevas generaciones, a valorar nuestro pasado y contar con un referente histórico en la construcción del México del mañana, próspero y justo por el que Lombardo trabajó sin fatiga toda su vida.
POLÉMICA SOBRE LA ORIENTACIÓN IDEOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN MÉXICO*
Por Emilio García Bonilla
Debate entre Caso y Lombardo
La primera parte de la célebre polémica entre los doctores en filosofía Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano tuvo lugar el 14 de septiembre de 1933 en el Congreso de Universitarios Mexicanos.[1] Entre los postulados que presentó el primero estaban: que “la Universidad de México es una comunidad cultural, de investigación y enseñanza; por tanto jamás preconizará oficialmente, como persona moral, credo alguno filosófico, social, artístico o científico,” por lo que “cada catedrático expondrá libre e inviolablemente, sin más limitaciones que las que las leyes consignen, su opinión personal, filosófica, científica, artística, social o religiosa”, haciéndose cada quien responsable de las ideas que sustente.[2]
Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano
Por su parte, Lombardo Toledano contestó cada uno de los razonamientos de Caso señalando que como a cada régimen social le había correspondido entender la cultura, no había incompatibilidad “en sostener hoy una teoría y mañana cambiarla por otra”.[3] Además, Mario Souza y Luis Sánchez Pontón rebatieron a Caso señalando que el marxismo no era teoría en su parte esencial, “sino una verdad ya generalmente admitida aun por los mismos enemigos del socialismo”, considerando además que era preferible “tener una orientación, buena o mala, que no tener ninguna”.[4]
Luego de una discusión que se prolongó durante cuatro horas, se procedió a votar, siendo aprobada la orientación marxista por mayoría: 47 votos a favor y sólo 4 en contra, lo que consideró la prensa que tendría “una resonancia especial en la historia contemporánea de Hispanoamérica”.[5]
El Primer Congreso de Universitarios Mexicanos fue clausurado en una ceremonia presidida por el ingeniero Roberto Medellín, rector de la Universidad Nacional Autónoma, teniendo como invitados especiales a los miembros del Cuerpo Diplomático y personalidades del gobierno y de las sociedades culturales y científicas de la Ciudad de México.[6]
Opiniones en la prensa
Una vez conocidos los acuerdos tomados por el congreso, comenzaron a publicarse en la prensa opiniones en columnas y editoriales, la mayoría criticando la posición defendida por Lombardo.
El Excélsior señaló que la universidad socialista sería sólo doctrinaria porque “no iría a los cuarteles ni a las fábricas, ni a las oficinas del gobierno”, y siendo el país un mosaico caótico, el hecho de imponer una universidad socialista “sería un pecado contra el orden práctico, contra la realidad de ese caos”. En cambio, defendió la postura de Caso aceptando que la universidad habría de reflejar la cultura disímbola y contradictoria, prevaleciendo en la educación superior un ambiente tolerante “de discusión, de camaradería, de estudio, de sinceridad, de desinterés, de ausencia de demagogia”, aunque no por eso el editorialista dejara de mencionar que “el socialismo es falso y por esto, y sólo por esto, no debe enseñarse”.[7]
Por su parte, El Universal publicó una editorial en la que se mofaba del Congreso de Universitarios diciendo que “la comedia, si acaso divirtió, no convenció suficientemente” y criticó como sectarias las conclusiones adoptadas porque “las universidades, en los países de más alta civilización, no son ni han sido, por así decirlo, sino crisoles ardientes de cultura”.[8]
En un diario de provincia se dijo que los rectores de las universidades de Guadalajara y Michoacán, Enrique Díaz de León y Gustavo Corona, habían influido para que el Congreso de Universitarios aceptara al socialismo como orientación de la educación superior, pues estos catedráticos eran tenidos por izquierdistas.[9] Es por esto que el periódico El Jalisciense fue uno de los pocos medios impresos que defendió las resoluciones tantas veces mencionadas, inclusive criticando a la prensa capitalina por su abierta postura conservadora, como fue el caso de Excélsior que “no pudo soportar el discurso izquierdista de Díaz de León y estalló en uno de sus artículos cargados de electricidad y bilis”, y aunque la tesis socialista había salido triunfante con el voto del congreso, estaba siendo atacada por los diarios que demostraban con eso los intereses que había detrás de ellos.[10]
El diario tapatío explicó que el motivo de la crítica en la prensa era que “la Universidad ha sido unos de los más fuertes reductos de la vieja ciencia porfiriana: cientificismo político en esencia. Y eso de que la Revolución se los quite en un salto tan singularmente pacífico y pierdan su eficacia los proyectiles de la mentira con que desde ahí nos confundían, no es para permanecer en silencio”, de ahí que los “voceros de la desigualdad, defensores del sistema económico del despojo y de las tradiciones religiosas en que aquella se sustenta” hubieran adquirido una enorme influencia en el medio universitario, y cuando se habló de “orientar la cátedra en sentido de emancipación económica de las masas y de abolición de las clases que hoy dividen a la sociedad”, consideraron socavada “la última posición burguesa en el campo tan influyente de la enseñanza”.[11]
En la Universidad Nacional Autónoma, los catedráticos contrarios a los acuerdos que tomó el Congreso presionaron al rector Medellín para que se discutiera en el Consejo Universitario si se adoptarían o no esos resolutivos en la Máxima Casa de Estudios.
Ante la inquietud de la comunidad universitaria, Medellín determinó que las vacaciones se prolongaran una semana más en toda la Universidad, ya que el lunes 18 de septiembre, fecha en que debían reanudarse las clases, la asistencia de alumnos y catedráticos había sido escasa.[12]
Rector Roberto Medellín
Así, con los estudiantes de vacaciones, se anunció que el lunes 25 de septiembre iniciarían las sesiones del Consejo para examinar y discutir las resoluciones del Congreso de Universitarios. Lejos de los puntos de carácter técnico que difícilmente suscitarían opiniones encontradas, el relativo a la orientación ideológica había dividido a los universitarios en dos bandos: “por una parte los partidarios de la doctrina marxista que hasta ahora están logrando imponer su punto de vista, encabezados por Lombardo Toledano, y por otra, los maestros que sustentan el criterio de que la Universidad debe ser ideológicamente libre y no estar sometida a ninguna de las doctrinas sociales que se han expuesto”. Se presagiaba que el primer grupo terminaría imponiéndose como lo hizo en el congreso, por lo que el debate podría provocar “la renuncia de algunos de nuestros más destacados intelectuales que cuentan con larga actuación en el campo universitario, los cuales no están dispuestos a someter sus enseñanzas a doctrinas políticas o económicas de carácter transitorio”[13].
En otros medios se esperaba que el Consejo Universitario rechazara la postura del congreso. Entre los principales opositores a la orientación marxista se encontraba Rodulfo Brito Foucher, director de la Facultad de Derecho, quien declaró que, en caso de aprobarse la enseñanza socialista, procuraría que la institución a su cargo se mantuviera como una isla donde no soplaran “los vientos radicales del marxismo”. Se decía que en el seno del Consejo se libraría “una gran batalla sin precedentes” ya que entre sus integrantes había representativos de diferentes ideologías: “desde liberales hasta espiritualistas, marxistas, positivistas, ultramontanos”, pero se pensaba que la mayoría se pronunciaría en contra de las ideas sustentadas por Lombardo Toledano y Mario Souza, votando a favor sólo “los representantes de la Confederación Nacional de Estudiantes en el Consejo Universitario y uno que otro consejero”.[14]
Se había dicho que la Constitución de 1917 no abogaba por el materialismo histórico, aunque tenía “en varios de sus artículos doctrina socialista que no deja lugar a dudas”, pero en lo referente a la Universidad, la Ley de la Autonomía decretada por Portes Gil expresamente decía que la enseñanza debía de ser laica, y “al aceptarse el marxismo se haría un llamado a la ortodoxia, de manera que el laicismo vendría a ser echado por tierra”.[15] El propio Antonio Caso declaró que aceptar una orientación ideológica para la Universidad era absurdo e inconstitucional.[16]
En el siguiente artículo me referiré a la violenta huelga con la que los elementos más conservadores de la Universidad Nacional se opusieron a la orientación educativa aprobada por el Congreso Nacional de Universitarios.
* Fragmento de la investigación “El conflicto universitario de 1933 en la prensa mexicana” presentada como ponencia en el VIII Coloquio La prensa como fuente para el análisis en las ciencias sociales realizado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en noviembre de 2013.
[1] La versión taquigráfica del debate en el Congreso de Universitarios Mexicanos fue publicada posteriormente en los números 2 y 3 de la Revista Futuro en octubre de 1934. La segunda parte de la polémica fue periodística a través de las páginas de El Universal durante los primeros cuatro meses de 1935.
[2] “Ambiente para el marxismo en la Universidad, La tesis sustentada por el Lic. Lombardo Toledano fue rebatida por el ex Rector Antonio Caso en la sesión de ayer”, Excélsior, 15 de septiembre de 1933, Archivo Histórico de la UNAM, Colección: Memoria Universitaria, Sección: Publicaciones Periódicas, Sub-sección: Noticias Universitarias, en adelante AHUNAM.
[16] “Es absurda la declaratoria universitaria”, Excélsior, 20 de septiembre de 1933, en AHUNAM.
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