Serafín J. García, 1905 – 1985

Serafín José García nació el 5 de junio de 1905, en Cañada Grade, Treinta y Tres, y falleció el 29 de abril de 1985, en Montevideo. Fue un destacado escritor y poeta uruguayo de proyección internacional.

La única educación formal que recibió Serafín J. García fue escolar, en la localidad de Vergara, el resto de su educación fue autodidacta. Esto no le impidió formarse como tipógrafo en 1917, lo que le sirvió para publicar su primeras rimas, narraciones y composiciones literarias poco tiempo después. Además, gracias a su trabajo en la biblioteca del club social, se inspiró en autores clásicos españoles y otros autores como Leónidas Andreiev, Henri Barbusse, Romain Rolland y Máximo Gorki. Su desempeño literario, también le sirvió para trabajar como periodista local.

En 1936 publicó su primera obra poética, Tacuruses, con prólogo de Ledo Arroyo Torres. Esta obra tuvo tal éxito que Serafín J. García fue premiado por el Ministerio de Instrucción Pública. El 18 de febrero de ese mismo año, el presidente Gabriel Terra firmó un decreto presidencial por el cual se distribuyeron 300 ejemplares de la obra en distintas Jefaturas Policiales del País y se ascendió a García al grado de sub-comisario en Santa Clara de Olimar, aunque siguió trabajando en la jefatura de Treinta y Tres hasta 1940.

En 1968, Serafín J. García publicó Piquin y Chispita, obra que fue catalogada como una de las diez mejores obras nacionales de este género publicadas entre 1967 y 1968. También recibió por esta misma obra la Mención de Honor del Premio «Hans Christian Andersen» de Literatura Infantil Universal, el 4 de abril de 1970, en Bolonia (Italia).

En 1983 pasó a formar parte de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, tras ser nominado en 1974.

La proyección literaria de Serafín J. García, le valió para ser reconocido internacionalmente, con obras traducidas al inglés, al portugués, al francés, al yidis y al italiano.

Recordamos a Serafín J. García con dos de sus poesías y una de sus dedicatorias al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

ROMANCE DEL LABRADOR
SIN CANCIONES
Hala que hala la yunta.
Corta que corta la reja.
Brilla que brilla la escarcha
sobre la negra paniega.Va el ancho tajo del surco
despanzurrando la tierra,
que paga en buenos olores
al hierro que la penetra.Las palomas y los tordos
—bruma y sombra, noche y niebla—
­desanillan las lombrices
enroscadas en la gleba.Hala que hala la yunta
sobre la tierra morena.
Brilla que brilla el azúcar
de la escarcha mañanera.Y el labrador —ceño adusto,
manos rudas, tez cobreña—
crispa que crispa los puños
obre la tosca mancera.Va sin palabras ni cantos
—silencio de hierro y piedra—,
curvado el enjuto cuerpo,
cansina y gacha la testa.En tanto la aurora exprime
la pulpa de sus cerezas,
y el hornerito alfarero
su laborar recomienza.En tanto los herbazales
trascienden a primavera,
y el aire limpio se endulza
con el olor de las yemas.Se irán las blancas heladas.
Se irá la negra tristeza.
Ya está setiembre aniñando
de brotes las arboledas.

Ya se ha encendido la brasa
del churrinche en la pradera,
y anda cardando vellones
de nubes una cigüeña.

Ya el sol acuesta brazadas
de luz jugosa en la hierba,
y el día surte su alforja
con zumos de espliego y menta.

Hala que hala la yunta
sobre la negra paniega,
mientras setiembre reparte
su carga de vida nueva.

¿Nada le trae al labriego
que está binando la tierra?
¿Ni el verde de una esperanza?
¿Ni el rosa de una promesa?

¡Ay!, labrador sin canciones
—silencio de hierro y piedra—:
empozada en tus pupilas
se quedará la tristeza…

Labrador de callos duros
como raíces resecas,
como terrones sin lluvia,
como carozos sin tierra.

Oro de espigas candeales
dará otra vez la paniega,
mas no irán a tu granero
los granos de la cosecha.

Parvas de rubias gavillas
perfumarán esa tierra.
Con sus rimeros de trigo
se marcharán las carretas.

Y tú a limpiar los rastrojos
y a rejar para otra siembra,
que ofrecerá nuevos granos
para las nuevas moliendas…

Hala que hala la yunta.
Ya está setiembre en las yemas
y en el verdor del herbajo
que trasciende a primavera.

¡Ay!, labrador sin canciones
que labras la tierra ajena:
tanto trigo que has sembrado
¡y ni un pan blanco en tu mesa!

 ROMANCE DE LA LLUVIA TRUNCA

Alégrate, labrador,
que el cielo se está cubriendo,
y antes que cierre la noche
tendrás la lluvia en tu huerto.

Esas nubazas buchonas
traen en sus odres repletos
el cantarino y gozoso
milagro del aguacero.

Ya están las píricas ranas
sus ocarinas tañendo,
y hay una prisa de hormigas
camino del hormiguero.

Alégrate, labrador,
que el cielo se está cubriendo,
y en júbilo de cristales
vendrá la lluvia a tu huerto.

Se dará en trémolos claros
a los tallos macilentos.
Se filtrará en las raíces
y en los cogollos enfermos.

Y verdeará el alfalfar,
y el trigal se pondrá bueno,
y tendrás choclos lechosos
para dorar en el fuego…

Alégrate, labrador,
que ya redoblan los truenos
y los relámpagos rayan
de viborones el cielo.

¡Ya caen las primeras gotas!
¡Aleluya, compañero!
¡Ya repican en las hojas
del maizal amarillento!

¡Con qué avidez las absorbe
la tierra! ¡No es para menos!
¡Lo que ha sufrido la pobre
con estos soles de enero!

Alégrate, labrador,
que ya está aquí el aguacero,
y habrá pororó sabroso
para las noches de invierno.

¿Por qué esa cara de angustia?
¿Por qué esos ojos de miedo?
¿Por qué esas manos mesando
los cenicientos cabellos?

¡Ah, compañero, qué pena!
¡Se está levantando viento,
un seco viento del Norte
que viene a barrer el cielo!

Arreará todas las nubes
ese maldito tropero,
camino del mar distante
que no necesita riegos.

Volverán los soles largos
a chupar la savia al huerto,
y no habrá ni una espiguita
para el hambre del invierno…

Ya se marcharon las nubes,
ya está despejado el cielo,
y el viento perverso canta
su triunfo en los tallos secos…

¡Qué dura es tu suerte, amigo!
¡Qué dura! ¡Recién comprendo
por qué se han encanecido
tus cabellos a destiempo!

García, Serafin J. Tierra amarga: romances. Montevideo: Impresora Uruguaya, 1938.

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Para el prestigioso intelectual Vicente Lombardo Toledano, con mi admiración y mi simpatía más
cordiales. (Firmado) Serafín J. García, XI – 16 – 1935, s/c Bacaray, Montevideo, Uruguay

Catálogo bibliotecario en línea
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

OBRA

  • Tacuruses (1936)
  • En carne viva (1937)
  • Tierra amarga (1938)
  • Burbujas (1940)
  • Barro y Sol (1941)
  • Asfalto (1944)
  • Raíz y ala (1949)
  • Romance de Dionisio Díaz (1949)
  • Las Aventuras de Juan el Zorro (1950)
  • Agua Mansa (1952)
  • Flechillas (1957)
  • Los partes de Don Menchaca (1957)
  • El Totoral (Recuerdos de mi infancia) (1966)
  • Piquín y Chispita (1968)
  • Leyendas y supersticiones (1968)
  • Blanquita (Nuevos relatos de “El Totoral”) (1969)
  • La vuelta del camino (1970)
  • Estampas uruguayas (1971)
  • Romance del 25 de agosto (1977)
  • Milicos, contrabandistas y otros cuentos (1986)

Artículo escrito por el Mtro. Josep Francesc Sanmartín Cava en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos.


Emilio Frugoni Queirolo, 1880 – 1969

Retrato de Emilio Frugoni

Emilio Frugoni Queirolo nació el 30 de marzo de 1880, en la ciudad de Montevideo (Uruguay), y falleció el 28 de agosto de 1969 en esta misma ciudad. Fue un destacado abogado, escritor, poeta, docente y político uruguayo.

Como soldado, luchó bajo las órdenes del General Muniz defendiendo el gobierno de Batlle, durante la Guerra Civil de 1904 en Uruguay. Tras esto, nunca más volvería a ejercer como militar. Así expresó el mismo esta decisión:

no prestarme más a la sanguinaria rivalidad de las divisas (…) para abrir una nueva ruta al criterio político de nuestro pueblo para apartarlo de la arcaica costumbre del tradicionalismo de blancos y colorados, siempre prontos a dirimir sus rivalidades en los campos de batalla.

Como político, inició su carrera en diciembre de 1904 cuando realizó su conferencia “Profesión de fe socialista” en el Teatro Stella d´Italia, lo que le serviría, sumado a su talento oratorio y político, para impulsar la fundación del Partido Socialista de Uruguay  en 1910, del cual sería su primer Secretario General. Como parlamentario, logró ser el primer diputado socialista de Uruguay, y destacó por su labor fuertemente combativa y en denuncia de la corrupción. Tanto es así que estuvo a punto de batirse en duelo con el diputado colorado Pelayo, cuando este le dijo: “El diputado Frugoni da más en la herradura que en el clavo”; y Frugoni le respondió: “No es mi culpa que el Señor Diputado se mueva tanto”.

Cuando el Partido Socialista se convirtió en el Partido Comunista de Uruguay, asumiendo las 21 condiciones planteadas de la Tercera Internacional, Emilio Frugoni decidió abandonar el partido, pues no estaba de acuerdo con ninguna de las condiciones. Tras refundar el Partido Socialista, volvió a ser diputado en 1929. A los pocos años, Frugoni no puede evitar enfrentarse al régimen de Terra (1933-1938), y fue detenido y desterrado. Sin embargo, volvió como diputado electo en 1934, protagonizando de nuevo un enfrentamiento con Terra en el Parlamento en el día de su juramento para asumir el gobierno. Así le replicó Frugoni a Terra cuando éste se proponía jurar:

Ese juramento no tiene valor, porque el doctor Terra ha demostrado que no cumple lo que jura.

Esto le costó a Emilio Frugoni que lo expulsaran del Parlamento y que la policía le golpeara hasta que se pudo refugiar en la Casa del Pueblo.

En 1942, el mismo año en que falleció su mujer, María Rosa Barreto, es mandado, por el gobierno del presidente Juan José de Amézaga, a la Unión Soviética como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Uruguay. Sin embargo, en 1946 volvió de la URSS desencantado y muy crítico. Tanto es así que publicó el libro La Esfinge Roja (1948), donde criticó al gobierno soviético.

En 1963 abandonó el Partido Socialista, debido, principalmente, a la oposición de Enrique Erro, quien promovió la llamada Unión Popular que contradecía los principios democráticos y marxistas de Frugoni. Es por esto que decide impulsar el Movimiento Socialista basándose en su “Declaración de fe socialista”.

Emilio Frugoni se presentó en 1966 a las elecciones, con 86 años de edad. Un año más tarde, Jorge Pacheco Areco suprimió el valor jurídico del partido Socialista, y clausuró su sede y la Casa del Pueblo. Es entonces cuando insinuó que podría entregar la sede al Movimiento Socialista de Frugoni, a lo que éste se negó respondiendo:

Tenemos clara y definida orientación política. No es esta oportunidad para ventilar discrepancias con las otras fuerzas en el campo de la izquierda ni admitiremos que de ella sea árbitro el Poder Ejecutivo ni ningún otro órgano de gobierno. No aceptaremos ventajas provenientes de medidas represivas ni toleraremos ningún atropello atentatorio contra el ejercicio de derechos esenciales. (Semanario Marcha 22-12-67)

De su labor política destaca también la defensa del voto secreto en la Asamblea Constituyente de 1916, la defensa de los derechos de la mujer, la defensa de la capacidad política de las autonomías municipales, la entrega de la carta de ciudadanía para los extranjeros y la creación del Instituto de Colonización y Reforma Agraria.

Recordamos a Emilio Frugoni con una poesía y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

LAS PLAYAS

I

Montevideo tiene un aire de pereza.
Tendida cabe el río, sobre colinas gayas,
aburrida bosteza
hacia el espacio, por sus cinco playas.

¡Oh, las graciosas playas de Montevideo!
Abren sus blancos brazos, como con el deseo
de estrechar todo el río en sus arenas,
y el río les regala el cabrilleo
de sus aguas serenas.

Ramírez y Pocitos, y Carrasco y Malvín
y Capurro, hospitales que curan el esplín.
En ellas tiende el Río de la Plata
sus sábanas de espuma para la conjunción
de sus aguas azules con la arena de plata
en que lento se acuesta el río, como un león.

Con esas cinco playas, que son bocas divinas,
sonríe en el estío a las auras marinas
que la perfuman al pasar,
dejando en esas bocas un ósculo del mar.

Montevideo tiene un aíre de pereza. . .
Al descender los días estivales
sobre sus costumbres casi coloniales,
es como una criolla joven, pero algo obesa,
que al sol se despereza
con movimientos lentos y sensuales.

Sus pupilas se encienden de un fulgor repentino,
sus labios reflorecen con dulzor de pitanga,
y su garganta arroja al aire cristalino,
como una piedra, el grito de su risa guaranga.

Hacia las cinco playas vuela el aburrimiento
de la ciudad, en automóviles y tranvías,
y allí lo contemplamos, en aquel somnoliento
desfile por las ramblas, igual todos los días.

II

¡Playas armoniosas! En su blanco seno
Yo sorbo de bruces, junto al mar sereno,
con labios voraces,
la savia esencial de la vida,
que hierve en las ondas y flota en el viento.
En ellas mis ojos audaces
gustaron visiones de carnal belleza
que me depararon un deslumbramiento,
y también un poco de vaga tristeza
como deshojarla como flor al viento…

Yo adoro esas playas,, y en ellas adoro
a las mil ondinas de cabellos de oro
o de bronceados o negros cabellos,
que muestran sus cuerpos flexibles y bellos
ante el mar sonoro.

Yo adoro
los muslos pulidos, los brazos, los cuellos
de mujer desnudos, en la arena llena
de chispazos de oro.
¡Playas! las sirenas
cantan a los ojos sobre las arenas
que el día rescalda,
ofreciendo al aíre los senos, la espalda,

las carnes morenas
que el sol les madura con su beso gualda.
Playas deliciosas que adoro y envidio;
sobre vuestro seno aventan su fastidio
voluptuosamente divinas ondinas;
¡oh, playas divinas!
Yo envidio las ondas que abrazan y tumban
los cuerpos de diosa, tal como en un lecho;
con mil dientes blancos les muerden el pecho,
y, al fin, jadeando, a sus pies se derrumban. .
¡Playas, playas, playas! bocas sonrientes.
¡Playas, playas, playas! brazos en que veo
mecerse confiadas mil formas vivientes
que admiro o deseo.
¡Playas, playas, playas de Montevideo…

Portada del libro La lección de México con una dedicatoria de Emilio Frugoni
Frugoni, Emilio. La lección de Méjico (sic.). Montevideo: Tip. Augusta, 1928.

A Vicente Lombardo Toledano, homenaje a su alta intelectualidad y valiente espíritu, en compañero de ideales. Firmado por Emilio Frugoni. Marzo de 1931

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Publicaciones de Emilio Frugoni

  • Poemas montevideanos (1923)
  • Los himnos (1927)
  • La revolución del machete: panorama político del Uruguay (1934)
  • La elegía unánime (1942)
  • Las tres dimensiones de la democracia (1944)
  • De Montevideo a Moscú: crónicas de viaje en misión diplomática (1945)
  • La esfinge roja memorial de un aprendiz de diplomático en la Unión Soviética (1948)
  • Ensayos sobre marxismo (1985)
  • Génesis, esencia y fundamentos del socialismo, Volumen 1. (1989)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Gustavo Gallinal, 1889 – 1951

GUSTAVO GALLINAL, 1889 – 1951

Por Emilio García Bonilla

Gustavo Gallinal nació en Montevideo, Uruguay, el 18 de marzo de 1889, y murió en la misma ciudad el 23 de diciembre de 1951. Fue abogado, docente, escritor, historiador, crítico literario y político.

Se graduó como abogado en la Universidad de la República. Formó parte de la Asamblea Constituyente de su país que redactó la Constitución de 1917.

Fue miembro destacado del Partido Nacional Independiente, siendo electo diputado y senador. Formó parte del Consejo Nacional de Administración. En 1945 fue designado Ministro de Ganadería y Agricultura. En 1944 fundó el Archivo Artigas que reunió la documentación de José Gervasio Artigas, máximo prócer de Uruguay.

Dedicó gran parte de su tiempo como profesor de literatura en la enseñanza secundaria y ejerció como crítico literario a través de sus intervenciones en el diario El Bien Público. Entre sus obras destacan: Crítica y Arte (1920), Letras uruguayas (1928), y El Uruguay hacia la dictadura (1938). Gallinal también colaboró en la Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay en sus primeros números.

Dedicatorias en obras de Gallinal, al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Gustavo Gallinal. Tierra española. Barcelona: Imprenta de la Viuda de Luis Tasso, 1914.

“Al doctor V. Lombardo Toledano, homenaje de Gustavo Gallinal. 1931″

Gustavo Gallinal. Hermano lobo y otras prosas. Montevideo: Arduino Hnos., 1928.

“Al doctor Lombardo Toledano en prueba de cordial aprecio y testimonio de alta estima intelectual” (rúbrica de) Gustavo Gallinal. 1931

Obras ubicadas en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO

Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

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